Se calcula que entre 5 mil y 15 mil osamentas fueron sepultadas en Siria e Irak luego del retiro de los yihadistas, de acuerdo con una investigación de AP.
Se calcula que entre 5 mil y 15 mil osamentas fueron sepultadas en Siria e Irak luego del retiro de los yihadistas, de acuerdo con una investigación de AP.
El Estado Islámico (EI) sepultó miles de cadáveres en al menos 72 fosas comunes en territorios de Siria e Irak, de acuerdo con una investigación realizada por la agencia de noticias Associated Press.
En Siria, los corresponsales documentaron unas 17 fosas comunes, incluyendo una con cientos de cuerpos de una única tribu que fueron exterminados cuando los radicales tomaron la región.
De la misma forma, fueron descubiertas al menos 16 fosas en Irak, todas ubicadas en territorios considerados como “peligrosos”, sin que las autoridades puedan calcular el número de víctimas.
Con todo, la cifra de víctimas son abrumadoras: entre 5 mil 200 y hasta más de 15 mil personas.
Entre ellos se encuentran el padre, los tíos y los primos de Talal Murat, cuyos cadáveres yacen bajo los escombros de la granja familiar.
Otro caso es el de Rasho Qassim cuyos hijos fueron ultimados por los yihadistas. Él estima que se encuentran en cinco fosas que están al lado de una carretera y que hasta el momento no se han tocado, están valladas y a la espera de dinero o de órdenes políticas para ser excavadas.
“Queremos sacarlos de ahí. Sólo quedan los huesos. Pero dicen ‘no, tienen que estar ahí, un comité vendrá y los exhumará más tarde'”, dijo Qassim. “Han pasado dos años pero no ha venido nadie“.
El Estado Islámico no ha intentado esconder sus atrocidades; es más, alardea de ellas. “Vemos pruebas claras del intento de destruir al pueblo yazidí -señaló Naomi Kikoler-, no se ha hecho casi ningún esfuerzo para documentar sistemáticamente los delitos perpetrados, para preservar las pruebas, para asegurar que las fosas comunes son identificadas y protegidas”.
Imágenes tomadas por satélites ofrecen el panorama más claro de las masacres. Una de ellas fue en la prisión de Badoush, en junio de 2014, que dejó 600 reos muertos.
En al menos una ocasión, los autores de estos crímenes rindieron cuentas ante la justicia por las muertes de unos mil 700 soldados iraquíes ametrallados en Camp Speicher. El 21 de agosto pasado, 36 hombres fueron ahorcados por estos asesinatos.