Millones de mexicanos se preparan para recibir a sus difuntos

Con la llegada del penúltimo mes del año, millones de mexicanos se preparan para recibir a sus difuntos. La tradición que nació en la época prehispánica menciona que los espíritus regresan del mundo de los muertos para convivir con sus familiares durante un día.

Millones de mexicanos esperan la llegada de las almas de sus seres queridos los días 1 y 2 de noviembre. Los honran con una ofrenda en la que aparecen los platillos y las bebidas que fueron las favoritas de la persona a lo largo de su vida.

De acuerdo con una publicación de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, la ofrenda del Día de Muertos es una mezcla cultural donde los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras; mientras que los indígenas agregaron el sahumerio con su copal, la comida y la tradicional flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl).

Los elementos esenciales en la ofrenda de muertos son el agua, la sal, velas, veladoras, copal, incienso, flores, retratos del difunto, calaveras de azúcar, comida, bebida y hasta dulces.

Para continuar con esta tradición mexicana, presentamos una 'ofrenda' de cinco canciones que con sus letras nos llevan a ese encuentro fugaz con nuestros muertos.

EL DÍA DE LOS MUERTOS – LA PULQUERÍA (ESPAÑA)

La banda española La Pulquería demuestra que la tradición mexicana, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2003, rompe fronteras y alcanza al continente europeo.

Yo soy la muerte que baila contigo hasta el anochecer y tu alumbraste mi camino”, detalla la letra de la canción.

LA MUERTE CHIQUITA – CAFÉ TACVBA (MÉXICO)

La celebración del Día de Muertos en México tuvo su origen antes de la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha, nahua y totonaca.

De acuerdo con la Secretaría de Cultura, los rituales con los que los ancestros celebraban la muerte se realizaban en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil años.

Por lo que en la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizan la muerte y el renacimiento.

SANTA MUERTE – CARTEL DE SANTA (MÉXICO)

El festival para honrrar a los difuntos, que después se convirtió en el Día de Muertos, era conmemorado el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y duraba un mes.

Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la ‘Dama de la Muerte’ (actualmente relacionada con ‘La Catrina’ de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli, ‘Señor de la Tierra de los Muertos’”, detalla un texto de la Secretaría de Cultura.

A DÓNDE VAN LOS MUERTOS – KINKY (MÉXICO)

De acuerdo con la Secretaría de Cultura, los antiguos mexicanos creían que el destino de las almas estaba determinado por el tipo de muerte que sufrían las personas y no por su comportamiento en vida.

Al morir, las direcciones que podían tomar las almas eran:

El Tlalocan:

Lugar al que se dirigían las almas de las personas que morían en una circunstancia relacionada con el agua.

El Omeyocan:

A este lugar, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra, sólo llegaban almas de personas fallecidas en combate, sacrificados y también las mujeres que morían en parto.

De acuerdo con la creencia, después de cuatro años en el Omeyocán, las almas volvían al mundo, convertidas en aves de plumas multicolores y hermosas.

El Mictlán:

En este sitio se encontraban las almas de las personas que morían por muerte natural. El sitio era el hogar de Mictlantecuhtli y Mictacacíhuatl, señor y señora de la muerte.

Para llegar al Mictlán, las almas debían transitar durante cuatro años por caminos tortuosos. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que no se podía escapar.

Chichihuacuauhco:

Era un lugar especial para las almas de los niños, donde había un árbol de cuyas ramas goteaba leche para que se alimentaran.

Se creía que los niños que llegaban a ese lugar volvería  a la tierra cuando se extinguiera la raza que habitaba.

De esta forma, de la muerte renacería la vida”.

CALAVERAS Y DIABLITOS

En la época prehispánica se acostumbraba incluir en las ofrendas de muertos los objetos que habían sido utilizados por el difunto como vasijas, caracoles o adornos de obsidiana.

Eran comunes los Tzompantli: hileras de cráneos ensartados mediante perforaciones en los parietales. Los restos pertenecían a los sacrificados en honor a los dioses.

Con la llegada de los españoles a México, la celebración pasó de ser de carácter ritual y solemne de culto a los muertos y fue adquiriendo un tono festivo e incluso burlesco, en el que se agregaron elementos como las calaveritas de azúcar, el papel picado, el pan de muerto y dulces típicos.

Además, inició la costumbre de escribir ingeniosos versos alusivos a la muerte de personajes conocidos: las llamadas calaveritas literarias.

Sólo venimos a dormir, sólo venimos a soñar:

¡No es verdad, no es verdad que venimos a vivir en la Tierra:

cual cada primavera de la hierba, así es nuestra hechura:

viene y brota, viene y abre corolas nuestro corazón:

algunas flores echa nuestro cuerpo: se marchita!

 Poema indígena de Tochihuitzin Coyolchiuhqui

​