Son jóvenes que ante la falta de oportunidades buscan el sustento a través de las melodías.
Son jóvenes que ante la falta de oportunidades buscan el sustento a través de las melodías.
Con una pianola, un timbal, un güiro y un pandero, tres jóvenes provenientes del ejido El Túnel, del municipio de Moloacán, llegaron a Agua Dulce para obtener algunos ingresos por medio de las canciones que interpretan con sus instrumentos.
Se trata de Juan A., de apenas 14 años de edad, así como de Luis Ángel, Macario B. y su hermano Nazario, ellos de 16 años, quienes juntos atraviesan las calles más concurridas de este municipio hidrómilo para cambiar canciones por monedas como una forma de apoyar la economía de sus hogares.
El joven cuarteto proveniente de Moloacán, que se autodenomina “Las Ardillas del Túnel”, narra que desde pequeños aprendieron a tocar dichos instrumentos, por lo que ahora interpretan canciones conocidas de géneros como la salsa, cumbia, bachata o banda.
A pesar de su corta edad, los adolescentes ya han trabajado en compañías que hacen labores para Petróleos Mexicanos (Pemex), debido a la gran necesidad que hay en sus casas, sin embargo, por cuestiones de su misma edad y falta de empleo en la región, no han podido ser contratados en los últimos meses.
Ante la desesperación de no tener un ingreso estable, decidieron salir a las calles de las ciudades vecinas para hacer una de las mejores cosas que saben hacer: música. En el mercado campesino de “Agua Dulce”, por ejemplo, van recorriendo las áreas más populares llenando los espacios con la alegría de sus melodías y agradeciendo con un gesto cada moneda que llega a sus manos.
Si bien “Las Ardillas del Túnel” se dedican a la música como una actividad emergente y esperan conseguir un contrato estable en las compañías petroleras, en el fondo, con cada nota de sus rústicos instrumentos, existe una esperanza de hacer de la música su forma de vida y llegar a más personas a través de ella, no sólo como una vía para paliar el hambre.