En Agua Dulce, quieren reubicarlos 15 años después… hasta Chinameca

Un total de 27 ciudadanos de Agua Dulce recibieron una notificación para ser reubicados luego de la gran inundación ocurrida en el año 2000, quince años después y con destino fuera de esta localidad.

Miguel Díaz Romero, de 77 años de edad, es uno de los 27 ciudadanos locales que forman parte del programa de reubicación total del Instituto de Vivienda (INVIVIENDA), quien se llevó una gran sorpresa durante una junta el pasado martes.

"Vinieron a vernos, una muchacha y un señor, para ver si estábamos de acuerdo y pensamos que sería aquí en Agua Dulce y resultó que es en Chinameca”, compartió el entrevistado, habitante de la colonia Kilómetro 2.5.

Díaz Romero explicó que su casa se tapó totalmente durante la creciente ocurrida en el año 2000, debido a que vive cerca de un brazo del arroyo ‘Agua Dulce’. Debido a que se ubicaba en una zona de riesgo, accedió formar parte de este programa para ser reubicado.

Aunque Miguel Díaz no volvió a inundarse en los siguientes 15 años, estaba dispuesto a encontrar un nuevo hogar en la ciudad, con la consigna de que estaría más seguro durante las inundaciones.

Ese día llegó 15 años después. “Es una burla; ya hasta se me había olvidado”. Pero lo más sorprendente del caso fue que cuando se reunieron en la oficina de Presidencia, junto con el alcalde y el resto de los ediles, así como personal de INVIVIENDA, y les comunicaron que su nueva casa estaría ubicada a más de 70 kilómetros de su actual hogar.

"Yo no puedo. Mis hijas están aquí”, explicó el interlocutor, quien actualmente apenas se mantiene de las ayudas gubernamentales y las pocas cosas que él mismo puede vender, debido a limitaciones por una enfermedad que le afecta los huesos.

El septuagenario comentó que estaba en la disposición de dejar su casa y cambiarse, situación a la que que muy pocos habitantes de Agua Dulce en zona de riesgo acceden, a pesar de encontrarse muy cerca del arroyo o en zonas pantanosas.

Él y otros 26 habitantes esperaron por década y media para una solución y ahora, finalmente, el resultado no fue el esperado, puesto que para muchos significa dejar a su familia, su empleo y su vida en esta ciudad.

Además de la lejanía de su nuevo emplazamiento, los hidrómilos que esperaban una reubicación señalaron que las casas ofrecidas son de apenas 28 metros cuadrados, cuando en Agua Dulce cuentan con terrenos más amplios.

"¿Voy a dejar mi terreno por irme a uno chiquito y lejos?”, cuestiona Miguel Díaz, quien explicó que la nueva vivienda se trataba de un espacio en un conjunto habitacional hecho en Chinameca, Veracruz, en donde además también vivirían habitantes afectados por inundaciones de Las Choapas y Coatzacoalcos. La condición para obtener la nueva casa era que el terreno actual no fuera ocupado para vivienda, aunque sí para otros fines como talleres comerciales.

Según el padrón de INVIVIENDA, los ciudadanos de Agua Dulce que estaban en el programa de reubicación son: Marlín Pérez Suárez, Lucila Martínez Vázquez, Lili Hernández Hernández, Miguel Díaz Romero, Remigio Alejandro Caballero, Gerardo Alberto Ovando Frías, Manuela Alejandro, María de la Cruz Mazariegos Baeza, Porfirio Pérez Ocampo, Felipe Reyes Santo, Juan de la Cruz Valencia, Jesús del Carmen Cruz Valencia, Raúl Aquiles Cruz López, Guadalupe Pérez Arévalo, María Elena Mayo González, Lili del Carmen Castillo Morales, Luz del Alba Morales, Feliciano Luis García, Roberto Aguilar Ebiza, Catalina Hernández Gutiérrez, Francisco Javier Contreras Montejo, Lucinda González Reyes, Concepción Domínguez Sarabia, Juan Luis Alvarado Carrillo, Libertad Sánchez Javier, Juana Lázaro Magaña y Teófilo González Cruz.

No obstante, debido a las pésimas condiciones ofrecidas, apenas 3 personas aceptaron dejar sus hogares para evitar las inundaciones en Agua Dulce, mientras que el resto se negó a hacerlo. Sin embargo, ante la negativa, los pobladores en riesgo se enfrentan a que en el futuro, sin son víctimas de inundaciones, no puedan acceder a apoyos por haber rechazado la reubicación, pues estarían aceptando los riesgos de permanecer en estos sitios, concluyó el entrevistado.