La mafia del sindicalismo opera con total impunidad, no hay autoridad que los vigile, mucho menos quien les pida cuenta si actúan dentro del marco legal, lo cierto es que durante los últimos dos años, han surgido diversos “sindicatos de obreros” cuyos dirigentes no hacen más que explotar a los trabajadores con sus cuotas semanales, pero jamás se preocupan que las compañías que los contrata les brinde el seguro médico y sobre todo si les otorgan el equipo de seguridad industrial para desempeñar las labores que realizan en las construcciones.

La semana pasada un joven de 23 años de edad, oriundo del ejido Nacimiento Arroyo Grande, de familia humilde, cuyos padres no tuvieron la oportunidad de mandarlo a estudiar ante la falta de recursos, tuvo que salir hacia la cabecera municipal en busca de empleo al igual que su hermana mayor, quien logró acomodarse en el Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial, él lo hizo en una construcción de edificios como ayudante, pero quien lo condujo ahí fueron directivos del Sindicato Astrac que dirige Filadelfo Espinosa Hernández y Fermín Alejandro Correa, quienes sólo se preocuparon porque el joven cumpliera semanalmente con su cuota, pero nunca vigilaron bajo qué condiciones trabajaría y si contaba con equipo de seguridad industrial.

Lo mismo pasa con los demás obreros que laboran en esa construcción donde se levantan enormes edificios cuyo fraccionamiento llevará por nombre La Hacienda y se encuentra ubicado en carretera Las Choapas-Cuichapa, a un costado del motel San José.

El joven Franklin Lepayat Alegría, sufrió un accidente cuando cavaba un canal para la introducción de la red de drenaje cuya profundidad era de dos metros y medio, lamentablemente un alud de tierra le cayó encima sepultándolo durante más de media hora, tiempo que se llevaron los demás compañeros en rescatarlo, pues las cuadrillas de obreros están separadas y en lo que se organizaban y pedían auxilio, se empeoró la situación, al grado de que cuando lo sacaron ya se encontraba inconsciente.

Cuando llegó al hospital había muerto. La constructora Roma presuntamente se haría cargo de todos los gastos funerarios y de indemnizar a la familia, al menos eso fue lo que dijo el dirigente sindical, Filadelfo Espinosa Hernández, quien ironizó al decir “Esa compañía le va a pagar todo a la familia, hasta la risa le va a pagar” y sonrió, más no abundó sobre la parte que le corresponde al sindicato y mucho menos quiso hablar sobre las condiciones en que laboran los demás obreros, quienes se encuentran a una altura de por lo menos 12 y 15 metros en los edificios que están construyendo, pero no cuentan con arnés y una caída podría ser mortal.

Los obreros son vistos por este tipo de dirigentes corruptos, como una minita de oro, porque ya se acostumbraron a vivir de las cuotas de estas personas que, necesitados por llevar el sustento a su hogar, arriesgan su vida por no contar con los equipos de seguridad, lamentablemente, a nivel local no hay dependencia alguna que investigue y sancione esa situación, o al menos que obligue a las constructoras a proteger a sus trabajadores y a los sindicatos, exigirles que peleen por ese beneficio, no sólo por las cuotas, con las que se engordan sus bolsillos semanalmente. (Comentarios y tips a [email protected])