La nota grande la dio
candidata a diputada,
con sus fotos encuerada
que a internet alguien subió.
Claramente se le vio
a simpática muchacha,
en muy atractiva facha
no sé a cuál hora del día,
con muy buena compañía
dándole vuelo a la hilacha.

No es de asombrar que ésta viuda
tenga amores por ahí,
ni que el novio  sea del PRI
debe de mover a duda.
Su defensa ya se escuda
en misoginia ancestral,
pero si hubiera algo mal
no es cosa de aprovecharse
más bien debe analizarse,
su cordura y su moral.

Le dio estatal proyección
la muerte de su marido,
otra de tantas que ha habido
sin ninguna solución.
Aunque en aquella ocasión
a la alcaldesa, en su agobio,
la señaló del oprobio
de tal crimen cometer;
la alcaldesa  es la mujer
del que hoy resulta su novio.

 

Partido conservador
por el que ha de competir,
se dice le va a impedir
enfrentarse al elector.
Que su rival en amor
le hizo pública denuncia,
por eso es que ya se anuncia
que tras esa chamusquina,
hasta doña Josefina
le pedirá la renuncia.

El político no entiende
que al ser pública persona,
con una  actitud ramplona
al electorado ofende.
Poco a poco se pretende
que al menos los aspirantes,
si no pueden ser brillantes
para ocupar ésos puestos,
siendo discretos  y honestos
sean dignos representantes.

Del caso en particular
según mi modo de ver,
tan solo por ser mujer
tiene exclusivo  lugar.
Cada quien ha de juzgar
según lo tenga entendido,
mas no hay que echar al olvido
cuando  integridad tú  pides,
que con la vara que mides
con ésa serás medido.