Si el asesinato por la espalda de un chatarrero por agentes de seguridad de la paraestatal, dentro de la factoría de Petróleos Mexicanos es reprobable, igual es que trabajadores de la propia empresa se encuentren involucrados el robo de hidrocarburo en gran escala, tal y como sucedió con el choapense, José Luis Suárez Barahona, quien ahora se encuentra en manos de la Procuraduría General de la República en Cárdenas, Tabasco, por su presunta implicación en el delito de daños a la nación. Dicen que el que más tiene más quiere y ciertamente, este petrolero que pertenecía a un departamento de los mejores pagados por Pemex, lamentablemente está  involucrado en tal delito, aunque se habla del pago de entre 80 a 90 mil pesos por cada auto-tanque de hidrocarburo que se entrega en el mercado negro, donde obviamente le sacan miles y miles de pesos a dicho material que es procesado también de manera clandestina.

 

Las investigaciones comenzaron y coincidentemente, tanto en el caso ocurrido en la factoría de Pemex de la colonia Huapacalito como en el de la batería La Central, de Huimanguillo, Tabasco, los petroleros involucrados son pertenecientes al sindicato petrolero de la Sección 26.

 

El dirigente de ese gremio, Carlos Jiménez Hernández, admite que en el caso del petrolero “chupa-ducto”, se trata de un caso grave, en el que se mantendrán al margen y el cuerpo jurídico sólo estará como vigilante del proceso, pero serán las autoridades federales quienes determinen su situación legal en base a las investigaciones.

 

Es lógico que algunos malos empleados de  Pemex estén involucrados, pues ellos son los que saben perfectamente donde se encuentran los sitios de las bombas, los cortes, las válvulas, la presión y las vías de acceso y escape.

 

Además de ser los que tienen acceso sin ningún obstáculo a los predios por donde pasan las tuberías o a las baterías, como en este caso del petrolero José Luis Suárez, que fue sorprendido ordeñando dentro de las mismas instalaciones petroleras. Fuentes conocedoras del tema, explican que las ganancias por una toma clandestina puede redituar más de 500 mil pesos al mes, sin embargo podría ser mucho más, según el número de veces que se conecten.

 

Es un secreto a voces que quien tiene el control en ese tipo de ilícito, es la delincuencia organizada, cuyos miembros actúan en complicidad, y bajo amenaza, con altos funcionarios de Pemex.

 

Tan solo en el robo de chatarra que se realiza en el interior de la factoría de Pemex en la colonia Huapacalito, las autoridades ministeriales han encontrado indicios que vinculan a algunos trabajadores con los delincuentes. (Comentarios y tips a [email protected])