No estará usted para creerlo, ni estaríayo para contárselo, pero corren fuerte los rumores que fueron 2 millones depesos los que les fueron entregados a Amado Guzmán Alemán para hacerle al tíoLolo en su campaña para diputado federal del distrito XIV —Las Choapas,Minatitlán, Uxpanapa, Jesús Carranza, Hidalgotitlán, Ixhuatlán y Moloacan— ydejarse ganar.

 

Poca cosa es lo que puede haber en elcerebrito de un junior incapaz de valorar el prestigio de su padre, muchísimomenos el suyo propio, el cual ya mandó a la basura y nunca debería volver a sertomado en cuenta como aspirante a un cargo popular.

 

Metafóricamente, Guzmán Alemán, como enel corrido del hijo ingrato, atravesó el corazón del prestigio de su padreAmado Guzmán García, al engañar que con el buen ejemplo de aquel fortaleceríala confianza de miles de sureños en el proyecto de Andrés Manuel López Obrador.

 

Amadito no tiene perdón de Dios. Primeroque nada, hizo una campaña infame, o mejor dicho, hizo una campañatransparente: nadie la vio.

 

Con cara de cuate, con sonrisa de falso,saludaba a uno, dos, tres y media vuelta, y cada quien a lo suyo. Amadito seiba, presuroso, con ganas de desinfectarse la mano, pasarse alcohol por elcuello y el cachete, por aquello de que el sudor también contagia.

 

Esa actitud repulsiva, me parece, es lomenos lesivo. Me bulle en el cerebro algo que pasa de boca en boca, que corre ycorre en los comederos políticos, en el café, en los partidos, entre la gentede carne hueso, los simples mortales: la untada de mano al tremendo Amadito.

 

Ya Fernando Alvarez Yamada, cariñosocomo suele hablar, ha planteado que no es de dudar que a Amado Guzmán le puso dineroel PRD para hacer campaña y no lo utilizó. Y dijo, por si no fuera de por sígrave la sospecha de que se agenció una buena lana, que además traicionó aAndrés López Obrador.

 

Alvarez Yamada, que pudo ser candidatosuplente a la diputación federal, suplente de Amado Guzmán, sugirió que hubouna actitud complaciente, negligente y apática. Y digo yo que deshonesta,porque es deshonesto que alguien haya pretendido la candidatura, le hayacerrado el paso a muchos, se haya apropiado de la principal pista del circo, ydespués, casi, casi, de inmediato, se haya tirado a contar borreguitos mientrasel PRI se ponía las pilas y comenzaba a puntear la carrera por la diputaciónfederal.

 

No me ha decepcionado Amadito. Hizo loque esperaba de él. O sea, nada.

 

Ahora se sabe que los petroleros lepusieron a su disposición 2 millones de pesos para dejar caer la candidatura,no hacer campaña, hacerse el muerto, romper con todos, decepcionar a muchos y rechazarapoyos.

 

Dos millones de pesos no son nada paralos líderes petroleros, el gremio del cual surge Noé Hernández González. No essu dinero y a fin de cuentas 2 millones de pesos resulta una buena inversión sia cambio se obtiene una posición política de privilegio como es la diputación,que permitiría reclamar en 2013 la candidatura a la alcaldía de Minatitlán,máxime que las próximas presidencias municipales en Veracruz serán de 4 años.Ahí está el negocio.

 

Amadito no le falló a quienes creen enla izquierda. Le falló a su padre, don Amado Guzmán García, él sí respetado,porque en su prestigio se trepó para ser visto como una opción de triunfo, y alfinal terminó siendo un fiasco. (Comentarios y tips a [email protected])