En todas laselecciones hay de despensas a despensas. Unas son para comprar conciencias yotras para otorgar impunidad; unas son para manipular votos y otras lograrcomplicidad. De estas quiso tener la suya, su despensa de impunidad, AntonioPouchoulén Cárdenas.

 

Me da que no lologró. Y no lo logró porque el resultado de la elección federal del domingo 1de julio, puso en claro que los seguidores de Toño Pouchoulén tuvieron lasensatez y el tino de no acompañarlo en su locura de acercarse al PRI.

 

Las cifras de laelección me dicen mucho, y como dicen los que saben, las cifras cuentan. Elvoto de los priístas puso en ridículo el control que presume tener elpresidente municipal Renato Tronco, sobre todo en las zonas rurales. El votodel PRI, ahí donde Renato Transa se siente Juan Camaney, fue apenas del mismotamaño que el que se les dio al PRD y al PAN.

 

Me viene a lamemoria cuando Toño Pouchoulén salió de la cárcel, acusado de un peculado queno cometió, y su inmediata incorporación al PRI, despotricando contra el partidoal que le dio todo y el que le prestó las siglas para ser presidente municipalde Las Choapas.

 

Para entonces,Toño Pouchoulén ya tenía encima la cuenta pública del 2010, donde el ORFIS leachacaba irregularidades por 57 millones de pesos. Toño se apresuró a solventarlas inconsistencias, pero finalmente el daño patrimonial es de 21 millones depesos, solidario con el tesorero municipal, al que se le hace responsable detodo, lo que lo pone a las puertas de la cárcel de nuevo.

 

Toño Pouchoulénse ha pasado de vivo. Se tiró a los pies del PRI y echó la mente a volar,imaginando que el sacrificio suyo implicaba también a sus seguidores, y susvotos, para salir de sus broncas, es decir, ofertando su capital político paralo que el PRI requiriera.

 

La elección leha dejado una lección: el panismo que siguió a Pouchoulén en sus aventuraspolíticas del pasado, ahora lo dejó solo.

 

Toño Pouchoulén,creo yo, quiso venderse ante el PRI y ante el gobierno de Veracruz, donde estánsus verdugos a los que ahora ama y sirve, como un factor electoral capaz dedecidir una elección, o en su defecto, como una fuerza electoral que pudieraaplastar a la oposición.

 

Sin embargo, loshechos demostraron que no es así. El voto del PAN, en gran parte integrado aúnpor los seguidores de Pouchoulén, fue equiparable al número de votos priístas.Pero hay algo más significativo: esos miles de votos panistas se emitieron sinuna figura local con la que se identificaran plenamente, pues la candidata adiputada no es originaria o avecindada en Las Choapas.

 

En todo esteembrollo, Toño Pouchoulén quiso sacar de esta elección una tajada aparte: sudespensa de impunidad, la protección del gobierno veracruzano ante el dictamendel Órgano de Fiscalización Superior que condena a su administración municipalpor irregularidades del orden de 21 millones de pesos

 

Sin serpesimista, ahora que se ha demostrado que política, pero sobre todoelectoralmente, Pouchoulén no vale nada, y que sus anteriores seguidorespanistas siguen fieles al PAN, difícilmente llegará esa despensa de impunidad.

 

Evidentemente,los choapenses votaron contra las arbitrariedades y las complicidades delgobierno estatal con el caciquito local. Es decir que entre el panismo, entrelos seguidores del ex edil, no hubo voto de "solidaridad" con quiense convirtió en su propio Judas. (Comentarios y tips a [email protected])