Todos, o casi todos, reprueban la golpiza que le dio la policía municipal al maestro Duque —Miguel Angel Castillo Duque, como le pusieron en la pila bautismal—, pero todos, o casi todos, recuerdan, recordamos, cuando el profe era amigo y defensor de Renato Tronco, el hoy alcalde de Las Choapas.

 

Duque es polémico. Siempre lo ha sido. Hay de los que lo respetan y hay de los que lo odian. Cuando se supo la noticia —yo la leí en PRESENCIA con todo detalle—, se generó un sentimiento de ira, coraje puro porque a cualquier ciudadano, los maestros incluidos, la policía les debe respeto.

 

Vi las fotos. Leí el relato. Seguí la crónica de un caso de abuso policíaco y como dicen los defensores de los derechos humanos, de una transgresión a la dignidad. Duque en manos de los muchachitos de Renato, a su merced, agredido, torturado, siendo su burla. Y luego su esposa, la maestra Rosario Rosas Aragón, también golpeada.

 

Los dos encarcelados. Y todo por intentar evitar que a un pequeño lo tuvieran tras las rejas, sólo porque escapó de casa por violencia intrafamiliar y no quería volver, sin que nadie se hiciera cargo de él. Decía: vi las fotos. Ahí las huellas de los golpes en la espalda de Duque, mostradas ante el agente del Ministerio Público, en la denuncia que presentaba el profe por el abuso de autoridad.

 

Uno o dos días después, no faltó quien me sacudiera con un comentario hiriente, no descabellado, sí realista. Duque recibió una prueba de los abusos de su amigo Renato Transa, el alcalde de Las Choapas, al que apoyaba en pasadas campañas por la presidencia municipal o por la diputación local. Me dijo, me recordó, cuando el maestro Duque andaba medio fanatizado con Renato Transa y se indignaba y lanzaba ataques verbales, furibundo el teacher, si algún crítico le sacaba los trapos sucios al caciquito en potencia, o exhibía sus tan habituales corruptelas, o simplemente usaba la fuerza bruta para mostrar que el que manda manda.

 

Y sí, es cierto, el profe Duque se encabritaba, subía el tono, atacaba, daba la vida, sacaba la casta por el honorable Renato Transa, pues al fin que alcalde y magisterio iban a hacer buena mancuerna para lo que fuera, para lo que sociedad les encomendara.

 

Duque y Tronco, si no me falla la memoria, comían en el mismo plato y, como diría mi asesor de cabecera, se bañaban en el mismo pozo. Hoy a él y a su esposa, a Duque y a la profe Rosario, los golpearon, y dice, tras la sopapiza, que ya comprobó que Tronco "no es como creía".... No pos sí. Se tardó harto don Miguel Angel Castillo Duque en saber que su amigo, el alcalde de Las Choapas, es un abusivo y prepotente; que usa la policía para sembrar terror, y que su caso es uno entre cientos de ciudadanos que han sufrido la violencia policíaca.

 

Dice Duque que Renato “no es como creía”, mientras el pueblo, desprotegido, sufre la violencia de los policías municipales, que actúan como bandoleros con permiso para golpear y permiso para matar.

 

Duque es hoy una víctima del atropello de los policías de Renato Tronco, pero antes fue un flamante defensor del alcalde y un personaje que airado reclamaba a quienes osaran señalar los defectos de su amigo alcalde.

 

Nada, absolutamente nada, justifica la violencia, pero de algo debe servirle al maestro Duque la terrible experiencia por la que ha pasado. Quizá ser encarcelado injustamente, ser agredido, torturado, vejado, humillado, le permita saber que cuando defendía a Renato Transa estaba equivocado. (Comentarios y tips a [email protected])