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Mussio Cárdenas Arellano

Informe Rojo

Obrador: cómo aterrizar la derrota

17/07/2012 05:06 p.m.
* Otra vez, impedir la toma deposesión  * El fraude existió, pero ¿cómoprobarlo?  * Siete hectáreas para PanchoColorado  * Theurel ningunea algobernador y al Papa  * La mano deBenítez Lucho, Ranulfo y Noemí en Cosoleacaque
 
Actorespolíticos, analistas y observadores, opositores y hasta priístas, tuvieron,todos, los hilos del fraude en la elección federal a la vista, pero lo extremadamentecomplicado es cómo podrá demostrarlo Andrés Manuel López Obrador, el candidatode las izquierdas.
 
Jurídicamente,parece imposible. Nada conmueve y menos motiva a los magistrados que dirigen alTribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, a partir de supuestos oconjeturas. Son tajantes para desestimar evidencias, incluidas aquellas cuyacontundencia pudiera suponerse definitiva. Son hombres de hielo, tolerantes ycómplices del PRI, de sus tretas y trampas en todo proceso electoral.
 
LópezObrador camina en dirección contraria al viento. Rema a contracorriente en unaempresa imposible, el sueño intangible de tumbar una elección presidencial,sembrando la idea de la conspiración de los demonios de la antidemocracia paradespojarlo de la Presidencia de México y alentando a un sector de la sociedad asuponer que se puede revertir el resultado de la contienda.
 
Cuajadoen las penumbras del poder, irreverente hasta con los suyos, el candidatopresidencial de la coalición Movimiento Progresista sabe que lidiar con elTRIFE es perder el tiempo. Si lo hace es para cubrir las formas, no salvaraduanas, y evitar que lo acusen de mandar al diablo a las instituciones.
 
Que hubofraude, nadie lo duda. Meses, semanas, días antes de la elección por voz detestigos, de los mismos priístas se conoció la compra del voto. El PRI, losgobiernos estatales y municipales, sindicatos, agrupaciones campesinas,promotoras y líderes seccionales del tricolor, realizaban una intensa labor decolecta de credenciales elector; otros entregaban despensas; unos más destinabancamionadas de arena para cubrir baches; algunos tramitaban la regularización depredios irregulares; otros ofrecían becas escolares, atención médica, consultasdentales, anteojos, prótesis. Así se comprometió el voto de los priístas y se diluyóel de la oposición.
 
Impugnarel recuento de voto sirve de poco o nada. Es, en dado caso, un requisito inútil.Sabedor que el fraude no estaba ahí, AMLO usó ese recurso de ley para no darpauta a que se le linchara mediáticamente con el argumento de que teniendoinstrumentos para demostrar el fraude, no los empleara. Nada modificó elrecuento. López Obrador ganó votos, pero Peña Nieto también. Al final, elporcentaje de votación entre uno y otro no varió.
 
Rejego, necioentre necios, en campaña se le escuchaba decir que los electores podían tomarlas dádivas del PRI, las despensas, las láminas, el dinero y que votaranlibremente, o que votaran por el candidato de la izquierda. Ahora acusa quehubo compra de votos y que ahí está ese cúmulo de sufragios chuecos.
 
Suargumento es falaz, tramposo, maniqueo. López Obrador estimuló a un sector delelectorado, al sector corrupto, a vender su conciencia, su voluntad y sudignidad; 5 millones de votos comprados, dice el candidato de la izquierda,enredado en su propia trampa.
 
Otrosdestinatarios de sus dardos son los medios de comunicación y las encuestadoras.Todos, acusa el impoluto y cristalino líder de la izquierda, se vendieron yvendieron sus espacios y tiempos a favor del priísta Peña Nieto. No todos.Televisa sí y otros consorcios, pero la prensa crítica, la que señala lo mismoal PRI que al PAN o que al PRD, es echada en el mismo saco, etiquetada por ElPeje de corrupta, intolerante López Obrador con aquellos que le publicaban sustorpezas.
 
Lo mismoocurre con las encuestadoras. Todas, según AMLO, bailaron al son que les tocóel PRI. ¿También las que patrocinó el periódico Reforma, que colocó a LópezObrador a cuatro puntos de Peña Nieto, una medición tramposa y falsa pero algusto del candidato de las izquierdas?
LópezObrador, El Peje, tiene en sus manos evidencias frágiles.
 
 
El financiamiento ilegal de Peña Nieto es real, pero jurídicamente es improbable, indemostrable,a menos que por las manos de López Obrador hubieran pasado recibos, facturas,testimonios de quienes participaron en la fechoría priísta.
 
Con lohasta ahora exhibido, difícilmente convencerá a los magistrados del TRIFE, dosde ellos ya denostados por el candidato de la izquierda por sus presuntosvínculos con el PRI o con grupos priístas. Ese fue otro error.
 
Acribillarpúblicamente, primero a los consejeros “deshonestos” del IFE, y ahora a lostitulares del tribunal electoral, hace predecible que AMLO volverá a pagar caroel desenfreno de su lengua.
 
Alinterior, en las entrañas del PRD, hay quienes ya le aplican los santos óleosal Peje. Dos gobernadores electos, Graco Ramírez Garrido Abreu, de Morelos, yArturo Núñez, de Tabasco, han expresado que no se puede demostrar la compra de votos.Otra figura de la izquierda, Marcelo Ebrard Cassaubón, jefe de gobierno delDistrito Federal, anunció que en diciembre iniciará su campaña hacia laelección presidencial de 2018.
 
Le queda,pues, al Peje reeditar el conflicto poselectoral para vender cara la derrota.Anunció un plan para salvaguardar la democracia y simultáneamente, en SanSalvador Atenco, inició el operativo para impedir que Peña Nieto tome posesiónde la Presidencia, y que se impida la integración del Congreso Federal.
 
Son losestertores de un líder que ya no da más. Aterrizar la derrota siempre ha sidoun dilema para López Obrador. En Tabasco, en 1994, en la elección presidencialde 2006 y ahora, apela a la movilización de masas, al argumento del fraude, aldaño a la nación, al atentado a la democracia. Es la coartada para no reconoceruna votación adversa y su incapacidad para demostrar un fraude que él, a travésdel “tomen lo que les den, pero voten por el PRD”, consintió.
Lejosquedan sus palabras cuando, segurísimo, decía que no habría conflicto poselectoralporque López Obrador ganaría la elección.
 
Probar,demostrar, jurídicamente el fraude, revitalizaría su lucha. Evitaría laimposición de Peña Nieto por parte de los poderes fácticos a los que definiócomo la mafia en el poder. Limpiaría la elección y le daría mejores aires a lademocracia.
 
En loshechos, sin embargo, su apuesta es otra. Es cubrir los requisitos de ley yluego, vía terceros, dimensionar un conflicto poselectoral, protestas en lascalles, reclamos en las plazas, toma del Congreso y el mayor reto: impedir queel PRI regrese a Los Pinos.
 
Con esesueño imposible, encubre López Obrador su incapacidad para aterrizar laderrota.
 
Archivo muerto
 
Suertudo,consentidazo, Francisco Antonio Colorado Cessa, alias Pancho Colorado, el mismoal que se le sigue juicio en Estados Unidos por supuesto lavado de dinero delos zetas, no sólo fue un contratista bien avenido en el sexenio de lafidelidad, que displicente le soltó obras por varios millones de pesos enVeracruz. Lucró en otro rubro: la compra de predios en zonas de desarrollo.Adquirió, por ejemplo, casi 7 hectáreas —68 mil 543.59 metros cuadrados— en lareserva territorial de Coatzacoalcos, por los que pagó únicamente 10 millones236 mil 301 pesos. El precio por metro cuadrado fue de 149.34 pesos, menos dela mitad de lo que tienen que pagar por otro predio los integrantes de laAsociación de Periodistas de Coatzacoalcos al gobierno de Veracruz, del que sonfieles escuderos, por no llamarles mandaderos. Pancho Colorado concretó laoperación el 10 de julio de 2007, a través de su empresa, ADT Petroservicios,S.A. de C.V., la misma que fue sancionada por la Secretaría de la FunciónPública por incurrir en un fraude con la remediación del río Coatzacoalcos,tras el derrame de petróleo crudo, en diciembre de 2004. Por aquella operacióncon el régimen fidelista, supuestamente para que ADT realizara un desarrollohabitacional, Pancho Colorado pagó sólo el 10 por ciento, en términos delfideicomiso F-50101-3 de Bancomer, acto legalizado mediante la escriturapública 5,766, levantada ante la fe del notario 16 de Xalapa, y con el aval dela Secretaría  de Finanzas de Veracruz,entonces a cargo del hoy gobernador Javier Duarte de Ochoa. Incierto, no sesabe cuál será el destino final de esas 7 hectáreas, sobre todo ahora quePancho Colorado, amigo por cierto del alcalde Tuxpan, Alberto Silva Ramos, otrofidelizta, es juzgado en Estados Unidos por vínculos con el crimen organizado,con los zetas, a quienes, según la justicia norteamericana, les lavaba dineroilegal vía la compra de caballos de carreras…
 
Ningunear no es bueno y menos alos jefes, a los de arriba. Marcos Theurel lo sabe pero le vale. “Así lo digael gobernador (Javier Duarte), el Presidente (Peña Nieto) o el Papa (BenedictoXVI), no les hago caso”, sentencia el alcalde de Coatzacoalcos con gesto yaires de perdonavidas. Irrespetuoso, Theurel Cotero tuvo ese exabrupto en plenopalacio de gobierno, a unos metros del privado del secretario de Gobierno,Gerardo Buganza Salmerón. ¿Qué dirá el obispo de Coatzacoalcos, Rutilo Muñoz,de semejante hablada contra Su Santidad de labios de un flamante Caballero deColón? ¿Y qué dirá el gobernador Javier Duarte de cómo se expresa de él, MarcosTheurel? Del nuevo sainete hay video, el de las cámaras de seguridad delsecretario Buganza. Y un audio…
 
Tres artífices del fraude tiene la victoria delPRI en Cosoleacaque: Antonio Benítez Lucho, Ranulfo Márquez Hernández y NoemíGuzmán Rivera. Cargados de recursos, movieron el voto priísta y compraron lasvoluntades que hicieran falta para ganar la diputación federal. Los tres,fidelistas, retuvieron el distrito de Cosoleacaque para la causa del PRI.Benítez Lucho es el actual diputado federal; Ranulfo Márquez, ex líder del PRIestatal, es el coordinador del Programa de Gobierno y hay voces que lo ubicanen la Subsecretaría de Gobierno, actualmente acéfala, y Noemí Guzmán, compañerade Fidel Herrera en el Senado, de 2000 a 2004, es la secretaria de ProtecciónCivil del régimen duartista. Nunca está de más tener a tres alegres compadres,de mañas grandes y prestigio corto, para el fraude que el destino les depare…
 
twitter: @mussiocardenas

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