Ya se cansaron, sehartaron, del Pemex negligente, del Pemex que no sólo produce petróleo, gas,petroquímicos, sino también contaminación, corrupción, negligencia y despreciopor los demás.

Por eso, porque todos,absolutamente todos, queremos un ambiente noble, aire limpio, ríos y maressanos, un-lugar-dónde-vivir. No veo mal que un grupo de choapenses, gente delcampo, se haya fajado los pantalones y le haya bloqueado la dizque remediacióndel arroyo “El Chapo”, aquí en Las Choapas, por una fuga de hidrocarburos queles afectó sus terrenos.

Echaban chispas porque elcrudo derramado inundó el arroyo “El Chapo”, el abrevadero de su ganado. Ahoratienen que desplazarse a otros terrenos para tomar agua y para pastar, y esodesgasta a los animales. Lo que se comen lo pierden en el trayecto; les haceperder energía y si no están bien alimentados, después no valen nada. Y a vecescuesta porque los dueños de otros predios le ponen cuota al agua de sus arroyoso lagunas.

Pemex sólo les quierepagar cien pesos por animal, una bicoca, y la remediación es como una curita paraun asunto que requiere cirugía mayor. El crudo que recolectan lo colocan enbolsas de plástico, que luego se rasgan y vuelven a contaminar. Algo así comoel perro que se la pasa dando vueltas tratando de morderse la cola.

Creo yo que Pemex se estápasando de lanza, como siempre. El superintendente del Activo Cinco Presidenteses un rejego de marca, terco como la mula más mula de la comarca. En otroderrame, en el Puente Cuatro, quiso ocultar la información y envió a susobreros a arreglar el problema. Cuando se les preguntó qué labores realizaban,dijeron que recogían residuos de crudo de líneas muertas.

Muerta tiene la concienciael superintendente Gilberto Peñaloza Duarte. La patraña no convence a nadie. Elfuncionario de Pemex pretendía que nadie dijera nada y, según la versión de lostrabajadores, se negaba a que el siniestro se atendiera el domingo para nopagar tiempo extra.

La perversidad de Pemex notiene límite. Quiso silenciar el asunto, pero como se filtró y Presencia lo dioa conocer, ahora los que están a punto de perder su empleo es la veintena detrabajadores que realizaban la remediación, a quienes ordenó investigar.

Todo el tiempo estánocurriendo derrames en la colonia J. Mario Rosado y Pemex lo niega o losatiende cuando la población reclama que viven en una bomba de tiempo. Tambiénse han registrado fugas de gas por el mal estado de los ductos subterráneos.

Ser negligente es malo;ser malintencionado, también. Pero ser negligente y malintencionado, no tienenombre.

Así son los funcionariosde Petróleos. En la colonia J. Mario Rosado se viene incubando una tragedia,pues sus habitantes viven en la zozobra, con el miedo adentro, porque de unmomento a otro, en cualquier instante, puede estallar un ducto porque su estadoes deplorable.

Yo no sé qué piensen allá,en las altura, en la torre de Pemex, en el DF. Pero cuando les llegue lanoticia de que por negligencia o por complicidad de los funcionarios del ActivoCinco Presidentes ocurrió un accidente mayor, y que hay víctimas mortales, oque la gente les hizo el gran mitote, entonces no van a tener disculpa.

(Comentarios y tips a: [email protected]).