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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El jalón de orejas

04/09/2012 07:39 a.m.
Hay cosas que no debieran ocurrir. Suceden por tozudez, por necedad o simplemente por falta de sensibilidad. La estulticia, le dicen los cultos; la terquedad, le dicen otros; la tontería, le decimos nosotros. Por eso ocurren pero no debieran.
 
Viene al caso porque apenas ayer la secundaria federal “General Lázaro Cárdenas del Río” fue zona de guerra. Se enfrascaron en una disputa el director, José Luis Aguilar Domínguez, y los padres de familia. Hablaron, se agitaron, discutieron y finalmente se apaciguaron.
 
Tengo una fuente que todo me dice. Me cuenta detalles, lo que otros callan. Es la conciencia del plantel, el que todo lo sabe y lo que no, lo inventa.
 
Les comparto: andaban irritados los padres de familia porque a dos semanas de haber iniciado el ciclo lectivo, el director Aguilar Domínguez, sin decir agua va, les salió con que debía realizarse un cambio en el uniforme escolar. La tipografía, la letra, que portan los alumnos en la camisa o en la blusa, ya no sería la misma. Descontinuaban la que traía la efigie de Lázaro Cárdenas, presidentazo, nada de pequeñeces.
 
Obvio era que los padres de familia sufrieran un ataque de histeria agravada. Habían gastado en los uniformes y ahora, al verse obligados a modificar la letra, la tipografía, tenían que desembolsar de nuevo. Se sentían burlados, mancillados y hasta con jaqueca en el bolsillo.
 
Aquello no era un “éntrale si quieres”. La semana pasada, la orden de que no ingresara al plantel quien no trajera el uniforme nuevo, se hizo efectiva. Y ardió Troya. Muchos jóvenes, frenados por los maestros y prefectos a las puertas del plantel, regresaron a sus hogares con la amenaza de que cumplían o cumplían. Así de democrático el asunto.
 
Y sácate que no. Que se organizan, que convocan a sus pares, a los otros padres de familia, y que encaran al director Aguilar Domínguez. Hablaron, discutieron, forzaron un diálogo. Se les escuchó y al final se les dio la razón, porque lo que ellos planteaban era irrebatible. Si se les hubiera avisado con tiempo, hubieran adquirido los uniformes nuevos y san-se-acabó, todos felices y contentos.
 
Pero a estas alturas, dos semanas después de iniciado el ciclo escolar, era un golpe a su economía, un infarto a la billetera, que nadie estaba dispuesto a consentir. Y se impuso la razón: continuarán con el uniforme anterior.
 
Mi oreja en la secundaria dice que en la discusión se cuestionó quién manda en la secundaria Lázaro Cárdenas, un instante lamentable porque vulneró la jerarquía del director, que no está demás decirlo, ha sido un buen director, ejemplar, choapense, alumno de esa alma mater de muchos oriundos de aquí.
 
Justo es decir que la secundaria Lázaro Cárdenas tiene un prestigio académico ganado a pulso. Es obra del profesor Aguilar Domínguez y de su personal docente, que en cuestión de estudios se ponen las pilas y han egresado jóvenes con ganas de ser alguien, con la mira afinada, con deseos de estudiar, de prepararse y formarse para concretar una carrera.
 
Creo también que alguien debe estar llorando por los daños colaterales: el que maquiló los nuevos uniformes y que se va a quedar con toda su producción para el próximo ciclo escolar, porque en esta, nomás ya no hubo negocio.
 
Yo lo veo como algo anecdótico. Y de las experiencias se aprende. Aguilar Domínguez es el director pero algunas decisiones las debe consensar con maestros y padres de familia. No todas. Algunas son de su muy particular incumbencia: el plan de estudios, el desempeño escolar, la disciplina, el nivel de los docentes.
 
Errar es de humanos, corregir es de sabios.  Una buena lección. O mejor: un jalón de orejas.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])

 

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