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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Se la cobraron a Renato

08/10/2012 08:02 a.m.

De que los pueblos se cansan, se cansan. Vea usted si no. Le dieron duro ayer a la policía represora de Renato Tronco. Los enfrentaron, los apedrearon y los hicieron correr. Digo pues, que el pueblo de que se cansa, se cansa, y de que se las cobra, se las cobra.

Refiero y paso a la historia y sus lecciones. Caminaban los de la Resistencia Civil contra las altas tarifas de la Comisión Federal de Electricidad, ejerciendo su derecho a la protesta y cerrando así su encuentro de dos días, con representantes de varios estados del país, venidos todos a Las Choapas. Condenaban los cobros excesivos y las acciones judiciales que han llevado a varios de sus integrantes a la cárcel y a enfrentar juicios que de entrada son injustos.
 

Tuvieron cuatro enfrentamientos, uno en el parque Juárez y los otros durante la marcha. Uno fue por la negativa de los policías municipales a que subiera al parque la camioneta que transportaba el equipo de sonido. Se engallaron y los de la Resistencia reaccionaron. La policía se vio rodeada, superada en número, y ahí se le aflojó el calzón. Mejor dejaron que siguiera la protesta. 

Otro de los choques ocurrió frente a Tránsito; uno más a la altura del campo deportivo 18 de Marzo, y el último frente al Club de Leones. La policía, esta vez fue pateada, insultada, como ya hacía tiempo se lo merecían por gandallas. 

Fue de diez el borlote. Al conductor de la patrulla 04 le abrieron la unidad y casi lo bajan del auto, sin poder meter reversa y alejarse, mientras a sus compañeros los jaloneaban y se las mentaban. Sólo faltó que los pellizcaran y los escupieran.
 

Cuando el patrullero pudo reaccionar, aceleró y estuvo a un paso de atropellar a integrantes de la Resistencia Civil. Chinga que le iban a dar si hubiera matado a alguien. Lo despellejan vivo, mínimo. Ya se iba cuando volaron piedras y escombro, que dieron en los cristales de la patrulla 04 y en la lámina del vehículo. 

Qué esplendor de escena. La policía represora del ratón vaquero, superada en número pero sobre todo en valor, por gente que no necesitó traer un arma en la mano sino agallas y sobre todo porque esta vez ya no se dejaron apalear. 

Ahí estaba, a cierta distancia, con la mirada firme, sin meterse en la bronca, la francesa Verónica Mounier, lideresa de los de Tatahuicapan. Sólo veía, observaba, rodeada de su gente, los que siempre la cuidan. 

Recuerdo lo que ocurrió en febrero. Los de la Resistencia se acercaron al palacio municipal. Buscaban que Renato Transa, el flamante alcalde, fuera intermediario y solicitaban la intervención del gobernador Javier Duarte ante la CFE. 

Les dieron otra cosa. La policía se les fue encima. Los rociaron con gas. Los atacaron con sus escudos, con la macana, con el tolete, sin importar que hubiera gente de la tercera edad, mujeres y miños. Decenas de ellos pararon en los hospitales, golpeados en el rostro, en los brazos, en las piernas, algunos descalabrados, otros con crisis nerviosa. 

Garrapatas del asfalto, bribones abusivos, machitos con armas, pirujitos sin ella, los policías gritaban que su espíritu violento, que ciertamente es mucho, no les daba para golpear gente indefensa, sino que obedecían las órdenes del pillo mayor, el ratón vaquero, insignificante descerebrado que no sabe identificar qué es ser intermediario y quiso dar un escarmiento, que se supiera quién es el gorila número uno del municipio, y por ello los mandó golpear. 

Lo de ayer fue el desquite. Le cobraron a la ratita del palacio los golpes de febrero y le hicieron saber que para enanos —físico, mental y moral—, sólo Renato; que ni con su policía vale un peso; que el derecho a la protesta se respeta, y que la Ley de Herodes se la aplique a sus reses, a sus mulas y a quien se deje, pero no a una sociedad con dignidad. 

Cuando la policía pierde el respeto, es el principio del fin. Cuando la policía aniquila la paciencia de los pueblos, se rompe el estado de derecho y viene el caos. La historia lo dice. Tres veces han incendiado el palacio municipal de Las Choapas, por el repudio a los tiranos, a los caciques, cuando los pueblos se sienten sojuzgados y se les agrede. 

Lo de ayer fue el primer ajuste de cuentas y lo que le espera a Renato Disney.
 

(Comentarios y tips a: [email protected])

 


 


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