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Salvador Muñoz

Los Políticos

Herramientas para enamorar...

06/11/2012 03:17 p.m.
Algo tengo de argentino, es innegable... no tanto por haber nacido en un pueblito entre Córdoba y Mendoza... Orizaba.
Mucho menos por ser sencillito y carismático... tampoco porque soy capaz de soportar los tangos que me hace la mujer por las cosas más insignificantes que pueda haber en nuestra cotidianidad...

Quizás ese toque argentino se lo deba a Leonardo Favio, a quien conocí a medias... digo a medias porque el lado de cineasta hasta el momento, lo desconozco pero sí disfruté (o sufrí) muchas de sus canciones que bien merecieron mis tardes pegado a la radio, esperando oír una canción que mi infancia no entendía de dolor o amor, pero sí del sentimiento con que la cantaba...

No tardé mucho para entender su letra con mi primer desengaño sentimental llorando con “La Cita” que años después, la escucharía con un ritmo más tropicalón pero sin el alma desgarrada como a veces escuchaba a Leonardo Favio...
Acordes de guitarra... la menor, re menor, un mi7 y ya tenía dos canciones de Leonardo: Fuiste mía un verano y Ella, ella ya me olvidó... a la fecha, todavía Leonardo logra el milagro para que pueda enamorar a la mujer con alguna de esas dos canciones.

Había unos versos... unos versos que acompañaron los decesos de mi abuelita, de mi abuelito y de mi padre... “Hoy no quiero cantar”... los escuchaba y escucho, y Leonardo sigue agitando en mi, con sus palabras, los recuerdos de estos seres que hicieron mucho de lo que soy ahora...

La silueta de mi abue Lala la retrata tal cual como si tuviéramos la misma abuela, que en estos tiempos son tan socorridas ante su ausencia y de madre en muchos de nuestros políticos:
“Mi abuelita, si me parece verte chaca que chaca y chaca con tus pantunflas viejas ordenando la casa... abuelita milagro que hace pan de la nada...”

Y para mi abuelo y padre:
“La forma de mi padre se ha borrosa en la foto... yo no sé, yo no sé si mi padre tan niño muerto lo que me aprieta la garganta y me ablanda los hombros, o esta dulce melodía que me viene de lejos y me quita las ganas de hacer cosas... Pobrecito, pobrecito mi padre tan niño muerto... no sé, yo lo hubiera criado de otra manera pienso”.

No sé usted, lector... pero espero que al igual que yo, tenga ese aire de argentino pero no, por lo que más quiera, no lo asuma como en las siguientes situaciones que a continuación expongo:
* Muchos de nuestros funcionarios rinden culto a la Mano de Dios, que es lo mismo que robar... ¡un gol!

* Boca Juniors no se refiere a Pepín Ruiz, Raúl Díaz Diez, Oliver Aguilar Yunes, Jorge Reyes de Leo y Jorge Cobos, entre otros niños que pretenden la política como un asunto de herencia y no de trabajo...

* “Buenos Aires” no es de ninguna manera el optimismo que pretenden inyectarnos los gobiernos priistas ante el próximo arribo a la presidencia de Enrique Peña Nieto...
* Argentina ya tuvo a su Evita y tiene a su Cristina... México ya tuvo a su Martitha y tendrá a su Gaviota...

* Dios dio a la Argentina a Jorge Luis Borges; Fox le dio en la madre a México con su “José Luis Borgues”...
* No es lo mismo el padre de Mafalda es Quino, que nuestros políticos prefieran el Vega Sicilia que un Padre Kino...

* Mientras los argentinos tienen en un francés a su máximo representante musical, como lo es Carlos Gardel, los veracruzanos seguimos haciendo tango y medio creyendo que Agustín Lara nació en Tlacotalpan...

Y para acabar esta suerte: Los argentinos le dicen “Che” a sus políticos... nosotros les decimos “dejos”...

Parafraseando a Leonardo Favio, diría: “Son tantas las verdades y tan pocos los milagros”... por lo mientras, cada vez que pueda, tomaré la guitarra, empezando con un acorde arpegiado en La menor, para cantar a la mujer a la voz de “Hoy la vi / fue casualidad / yo estaba en el bar...” Gracias Leonardo por darme herramientas para enamorar...

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