No sé tú, pero yo a los políticos no les creo ni el saludo. Son rolleros, habladores, mareadores, que si te construyen una calle, que si te hacen un puente, que si te sacan de la pobreza, que te bajan el cielo y las estrellas, que si te regalan un elefante rosa o un león azul. Y al final, ni mais, te dejan sin nada.

 

Rodrigo Medina, el gobernador de Nuevo León, acaba de anunciar que se baja el salario. Lo mismo hizo Javier Duarte cuando llegó y tomó las riendas de Veracruz. Encontraron estados en crisis, estancados, empobrecidos, jodidos, pero sobre todo, endeudados. Y entonces se dieron cuenta que para robar hay que tener colmillo.

 

No se puede enriquecer a la vista de todos cuando los de abajo están en la miseria. Y así está Veracruz. En Soteapan, en Chicontepec, en Zongolica, en la cuenca del Papaloapan, la pobreza es terrible. En Veracruz no hay inversión y el gobierno no tiene dinero porque hay que pagar bursatilizaciones y créditos bancarios.

 

El gobierno del estado está en ruinas y lo único que se le ocurrió a Javier Duarte fue despedir personal, forzar el retiro voluntario, recorte de gastos, congelamiento de salarios y reducción de algunos de ellos.

 

Eso no lo hace más honesto. Los políticos que se bajan el salario se me hacen populistas, marrulleros y mentirosos. Nos quieren dar atole con el dedo, engañarnos. Y lo hacen porque nos creen tontos. Y eso, claro, calienta.

 

Con todo y su salario recortado, al gobernador Duarte le sacaron lo de la casita de millón de dólares en Maricopa, en Arizona. Seguido se nos pierde, se va de paseo al extranjero, a Miami, a San Antonio, a España, a los Olímpicos en Londres. Y eso que gana menos.

 

Así son los políticos. De pronto nos dicen que son raza, que son prole, y se disfrazan de payasos sin dinero. Y al mismo tiempo se la pasan metiéndole el cuchillo al presupuesto.

 

Cuando los oigo presumir que se bajan el salario para ser solidarios con el pueblo, me dan risa, un ataque de risa, porque ellos saben que engañan y a ver quién se las compra.

 

Los políticos no necesitan el salario. Pueden ocupar el cargo sin sueldo, como si fueran honorarios. Sus fortunas crecen por lo que les llega por fuera: los diezmos por obras públicas o por proveeduría o por sevicios; el entre policíaco; los giros negros; el cambio de uso de suelo; la venta de áreas verdes; la aprobación de grandes proyectos. Los miles o cientos de miles les llegan a diario.

 

Me dan risa también los alcaldes del sur, Marcos Theurel o Renato Tronco, que exhiben lo que se están llevando. Y lo hacen con el mayor descaro, cínicos y conchudos.

 

Renato Tronco presume la mansión de la colina del ratón, que viene construyendo en Las Choapas con millones que saca de quién sabe dónde diablos, a la vista de todos, sin cuidar las formas.

 

Marcos Theurel no sólo se construye una casa cerca del río Coatzacoalcos, en la que primero adquirió una vivienda y luego la de al lado para hacer de aquello su refugio para cuando se le bote la canica y comience a agredir a todos.

 

Ahí va a tener una alberca, salón de juegos y áreas para descanso. Pagó una millonada por la casa, y luego la mandó derruir. En la reconstrucción ha pagado un mundo de dinero. ¿De dónde, compadre?

 

Ahora, acaba de saberse que Theurel adquirió un avión. Es una aeronave vieja, que le costó un millón de pesos, pero con la que anda como loco de contento con su cargamento.

 

Esos derroches contrastan con el rollo de los salarios bajos o del recorte de gastos en el gobierno o en los ayuntamientos veracruzanos. Theurel y Tronco son favoritos de Javier Duarte y antes lo fueron del ex gobernador Fidel Herrera, el que endeudó a Veracruz y gran parte de lo desviado fue a parar a las campañas del PRI para que pudieran imponerse en las alcaldías.

 

Por eso no les creo a los políticos cuando se visten de prole. Puras habas y a otro perro con ese hueso. La robadera está en su mayor nivel y muchos alcaldes, a dos años de gestión, ya iniciaron el Año de Hidalgo, en el que chingue a su madre el que deje algo.

 

Y ellos, Theurel y el ratón vaquero, pa´pronto, ya construyen mansiones, se compran aviones, derrochan millones y les importa un pito que les digan ladrones.

 

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Atentamente Roberto Morales Ayala