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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El sindicato de Renato

11/12/2012 08:46 a.m.
¡Qué ilusos son los charros! No los charros del jaripeo ni los del rancho. Los charros del sindicato de empleados municipales de Las Choapas. Ellos tan creídos en la buena fe de su alcalde, su ilustrísima don Renato Tronco y Gómez, y él que ya les anda formando otro sindicato.
 
Déjemne que les cuento. Entre el Ratón Vaquero —así, con mayúsculas, pues luego dicen que le falto al respeto— y la broza de Félix Hernández Matián, hay un falso romance. Renacuajo los corteja, les baja el sol y las estrellas, los mima y ellos, brutos como son, se la creen y hasta le dan su prueba de amor.
 
Renato no los quiere, pero les hace creer que lo tienen encantado. Les ha hecho sentir que son necesarios, indispensables, únicos e insustituibles. Los ve atropellar los derechos de sus agremiados, y los deja. Les embarra las manos con migajas, y se ríe de ellos. Les permite que vendan turnos de trabajo, y los solapa. Los ve güevoneando y cobrando cada quincena, y hasta les da para sus chicles. ¡Ese es Renato, chingao!
 
El Ratón Vaquero sabe pa’ donde va. Ahí, adormecidos, auténticamente en la luna y realmente creyendo que son útiles para el alcalde, se la pasan haciendo negocitos con sus atribuciones como sindicato, rasurando a los trabajadores que se mueren por un contrato o vendiendo las plazas, pues para eso sí son buenos.
 
Yo eso lo veo del nabo. Bien perro. El charro Félix no defiende a los trabajadores porque no se debe a ellos. Se debe a su patrón, Renato Transa, que es el que lo ha engatusado con muchos beneficios que sólo disfrutan él y los miembros de su directiva sindical.
 
Félix cree que Renato le tiene miedo. Y así lo ha dicho: que él paraliza el ayuntamiento cuando quiera y que el alcalde, llámese Renato o quien venga, se va a tener que poner con él.
 
Ahí es donde le encuentro la lógica a tanto desprecio del charro Félix a los trabajadores. Se cree un dios. No se ha preocupado porque los empleados de Limpia Pública tengan ropa de trabajo. Ahí los ve bajo la lluvia, sin impermeable, sin botas, sin guantes. Se han cansado de pedir uniformes y mejor optaron por comprar de su bolsillo su ropa de trabajo.
 
Los charritos de Félix, los de su directiva, son otro número. Todos hacen negocio y todos se realizan cobrando sin trabajar, encerrados en una oficina, oyendo música y contando cuentos colorados, algunos pornográficos.
 
Son unos parásitos, que lo mismo dan coraje que provocan risa. Lo de la atención médica a los trabajadores es como para que los investiguen, pues esa garantía constitucional, el servicio médico, simplemente no existe. A los enfermos les dan genéricos y hasta los diabéticos se andan muriendo por falta de atención adecuada, así como los cardíacos, las que traen problemas de matriz, los que sufren colitis y gastritis y hasta los del colesterol elevado.
 
Les recuerdo aquella vez que su ilustrísima Don Ratón Vaquero, cerró el basurero municipal y abrió uno clandestino, sin permisos de SEMARNAT, cerca de una escuela y de un centro poblacional. El charro Matián y sus charritos montaperros se prestaron a esa jugarreta del alcalde, dizque porque a ellos les iba a tocar sacarle provecho a la basura, reciclando desechos, vendiendo cartón, vidrio, fierro, plásticos. Se prestaron a un delito.
 
Cuando un trabajador replica y les grita sus verdades, lo expulsan o lo congelan. Y cuando quiere volver al sindicato, le dicen que sí pero a cambio de que pague la plaza y renuncie a su antigüedad. Son traficantes de trabajo, no defensores de los derechos sindicales.
 
En cambio, a los incondicionales los tratan con mano de cómplice. Ahí está Pepe Banderas. El muy mequetrefe no da golpe, pero es vendeplazas. Es prepotente y grosero y se escuda en las faldas de su mamá. Es mandilón y sufre mamitis. Siempre ha pertenecido al sindicato, para hacer y deshacer. Tiene mil reportes y no le hacen nada. Es un badulaque útil para el charro Félix.
 
Lo que ocurre en el SUEM de Las Choapas es para espantarse y para indignarse. Es un sindicato que solapa güevones, que digo güevones, güevonazos. Una vez uno nuevo, que entró a Obras Públicas, compró la plaza sin tener antigüedad. Un día llegó ebrio, se meó, defecó y se quedó dormido en la taza de un baño. De ahí lo bajaron escondido los dirigentes de esa finísima mafia llamada dirigencia sindical. Qué asco.
 
Son miserables hasta en lo mínimo. Noé Azuara Leal, el flamante presidente de la Comisión de Honor y Justicia, además de enfrentar denuncias penales, se la pasa pidiendo tintas y papel, que luego revende al precio que sea. Hace puros negocios chuecos. Es un lagarto, pero es compadre del síndico Sergio Guzmán. Renato lo odia. Traen un pleito añejo y por eso lo tiene en la banca, pero no lo puede correr.
 
Es un sindicato que no sirve para un carajo. No resuelve lo de las prestaciones de los trabajadores, el servicio médico, que prácticamente no existe, violando con ello la Ley Federal del Trabajo, pero eso sí, les encanta desatar cacería de brujas, buscando quién se las pague. Se ensañan con su propia gente.
 
Así sancionaron a la señora Guillermina Hernández Valenzuela, dizque por desprestigiar a la honorable mafia. Le suspendieron sus derechos sindicales durante seis meses, pero con la obligación de seguir pagando sus cuotas sindicales. No explican en la resolución en qué consiste el supuesto desprestigio. Tampoco le respetaron su derecho de audiencia, que es garantía constitucional. La decisión fue tomada en una asamblea, el 27 de noviembre, de la que nadie sabe nada. O sea, es una farsa. Ah, el resolutivo está firmado por el Comité de Honor y Justicia y suscrito por el desprestigiado vendetintas, Noé Fernando Azuara Leal, y la secretaria Antolina Riquer Rasgado. Desde luego, les viene una demanda sindical que le va a costar una fortuna al sindicato.
 
El charro Félix Hernández Matián y sus pegostes se sienten eternos en el sindicato. Pero son tan repugnantes que ni el mismo Renato Transa los soporta. Les envía una sonrisa pero con la misma les está tendiendo la trampa.
 
A mí me contaron los tronquistas que los días de gloria del charro Félix están por terminar. El Ratón Vaquero encargó al director de Limpia Pública, Manuel Chávez Luría, formar otro sindicato. Va a ser un sindicato donde irán a parar todos los que están hartos de la mafia sindical. Va a ser el sindicato blanco de Renato.
 
Habrá dos sindicatos, como en Agua Dulce, pero a medida que el nuevo tenga más agremiados, irá reclamando la titularidad del contrato colectivo de trabajo. Así se irá extinguiendo la mafia del charro Félix Hernández Matián, que creyó que iba a ser eterna.
 
Ese sindicato le va a servir a Renato incluso cuando ya no esté en la presidencia municipal de Las Choapas, porque le permitirá controlar al alcalde en turno.
 
Su Majestad Renato Transa con nuevo sindicato y el charro Félix en la basura sindical.
 
(Comentarios y tips a: [email protected]

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