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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Mélida se siente Santa Clós

18/12/2012 09:20 a.m.
Ora sí que no sé —y les juro que soy perspicaz e intuitivo— si en la delegación de Tránsito despacha doña Mélida Campos Martínez o Santa Clós.
 
Díganme si no, queridos tres lectores asiduos a esta columna: la doñita “recomienda” a los automovilistas que no tomen si manejan. Sí, como si fuera señalamiento de carretera, sólo le falta decir: VIVA, NO BEBA.
 
Me hace recordar a un delegado de Tránsito en Coatzacoalcos que un día, entrevistado por la televisión local, usó sus cinco minutos de fama para compartirnos las galanterías de esa dependencia del gobierno de Veracruz con los conductores ebrios.
 
Ese delegado contó que cuando sus agentes detectaban a un menor de edad, con sus copas bien atravesadas en el alma, lo detenían; le preguntaban sus generales; llamaban a su domicilio, y una vez confirmado que dijera la verdad, lo llevaban a su hogar. Ahí le entregaban las llaves del auto a sus padres y le recomendaban que lo reprendieran para que no repitiera la puntada de manejar borracho.
 
O sea, el Reglamento de Tránsito se lo pasaban el joven ebrio, los agentes y el mismo delegado por donde huele a panteón.
 
Así anda nuestra flamante Mélida Campos, hechura del malogrado Fidel Herrera Beltrán, que más que delegada de Tránsito tiene todas las trazas de ser la gerente de un productivo negocio de extorsión con patente del gobierno de Veracruz.
 
Doña Mélida, lejos de aplicar el Reglamento de Tránsito, invita a los conductores a no tomar bebidas embriagantes, como si su función fuera, como buena samaritana, lanzar recomendaciones, y no cumplir con su responsabilidad.
 
Mélida Campos no es ninguna ingenua. Tiene colmillo retorcido y horas de vuelo, que le permiten saber que lo que está planteando es una trampa. Se muestra blandengue, suavesona y conciliadora, porque sutilmente se va asegurando que muchos conductores piensen que el Reglamento de Tránsito es vulnerable y que en este diciembre habrá ternura y tersura.
 
Sobre Tránsito hay quejas y maldiciones. Los agentes de Mélida Campos tienen fama de extorsionadores. Ahí los ve uno, todas las noches, acechando a sus víctimas. Los detienen, los revisan y si les hallan aliento alcohólico, “les corren las atenciones”. O sea, los invitan a que con una corta feria eviten remitirlo a la cárcel y pasar ahí sus reglamentarias 36 horas.
 
El vecino, el amigo, incluso un familiar, cuentan lo que es caer en las garras de los agentes de Mélida. No sólo se les teme por lo que implica ser detenidos con aliento alcohólico, sino lo que les pueden inventar, hasta posesión de alguna droga o armas. Así de jijos son estos rufianes con licencia para extorsionar.
 
A mí, y a muchos también, nos asombra que la delegada Mélida Campos nos dé cátedra de los efectos que el alcohol produce en el individuo; que disminuyen los reflejos, y que en caso de ir al chupe en grupo, se cuente con un conductor designado. Falta que nos diga que es psicóloga o terapeuta.
 
Cuánta insensatez dice la delegada Mélida Campos, cuando que su obligación es aplicar sin miramientos el Reglamento de Tránsito, que para eso se le paga.
 
Los buenos deseos, los grandes recomendaciones, las pistas para llevar una vida mejor, que se las deje a los santos profetas de los últimos días o a la monja del convento.
 
La delegación de Tránsito es para normar la vialidad, la observancia del Reglamento, pues es obligacion de los conductores conocer su contenido y las sanciones que conlleva su transgresión.
 
Pero cuando leo lo que dice Mélida, lo único que me pasa por la mente es preguntarme si es Santa Clós quien está al frente de la delegación de Tránsito, poseído por el espíritu navideño, pródigo en buenos deseos y, sobre todo, ávido de recomendar que si toma, no maneje, y si maneja, no tome.
 
Qué pellizcada se dio.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])

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