El hombre empezó a toser... “toma agua” le dijeron... su mano acudió al vaso pero sus incesantes tosidos le hicieron tirar el agua sobre la mesa con lo que empezó a llamar la atención de los demás comensales...

Su cara entonces, ya estaba roja y trataba de jalar aire sin resultado alguno... ¡se estaba ahogando!
—¡Un Doctor! ¡Un Doctor! ¡rápido! ¡Un Doctor!
Un hombre, elegantemente vestido, se paró al fondo y gritó: ¡Aquí estoy! ¿en qué puedo servirles?
—Se está ahogando, se está ahogando ese hombre...
El Doctor se quedó frío, titubeó, y dijo: “Pero no sé qué hacer...”

En ese momento, sale el cocinero, hombre regordete, con algunas manchas de comida sobre su delantal, abraza por atrás al comensal en apuros y comprimiendo con fuerza una, dos, tres veces sobre el estómago, hace que expulse el objeto que le obstruía la vida...

Todo el mundo aplaudió al cocinero, quien sin hacer caso a la ovación, se retiró a sus deberes... aún tenía muchas “comandas” pendientes... La normalidad volvió al restaurante... el comensal, que minutos antes sufría, en esos momentos degustaba un rico “Prime Rib” con papas al horno... ¿y el Doctor? Bueno, él disfrutaba un rico vino Vega Sicilia... sí, era Doctor en Economía e Instituciones.

II
Américo Zúñiga, quien anda muy activo con sus relojes de arena, comiendo tacos (¿de lengua? ¿o de chapulín?) y en su labor legislativa, entregó una interesante iniciativa de Ley en la que propone, en pocas palabras, que los Tesoreros, Contralores y Directores de Obras municipales, tengan títulos profesionales afines al cargo que ostentan... es decir, que el Contralor y el Tesorero sean contadores públicos o licenciados en administración de empresas. En el caso de Obras Públicas, debo entender que allí podría funcionar un ingeniero civil.

Vamos, la apuesta que hace el diputado local es que a mayor profesionalización de los cargos citados, mayor será el cuidado de los recursos municipales y por ende, los resultados en favor de los ciudadanos...

Claro... siempre y cuando viviéramos en el “Planeta Américo” imbuido en ese ideal de la administración municipal, porque hemos de recordar que al final, las figuras aquí citadas no son más que la decisión unilateral de un presidente municipal que escoge a las personas de su confianza para tales cargos... así que, por más títulos que tengan, jamás dejarán de ser “empleados” del alcalde a quien de cierto modo, habrán de guardar servil gratitud.

En aras de violentar a la autoridad municipal, bueno sería que su designación partiera de una terna, donde hubiera participación de Colegios de Contadores, Arquitectos y hasta ciudadanos, que, junto con el cabildo, se eligiera a la mejor propuesta... aunque... eso sería bueno si viviéramos en el “Planeta Salvador”, imbuido en ese ideal de lo que uno cree que debería ser bueno sin haber estado en sus entrañas al menos...

III
El tema de los títulos es algo fascinante en nuestra sociedad... mi madre aún me “reclama” tener un espacio en blanco en sus paredes entre los títulos de mis hermanas... me recuerda a esas familias que vieron en el ascenso de Miguel Alemán Valdés como presidente de México, la esperanza de un futuro mejor si tenían a un hijo “Licenciado en Derecho”... ¡Ah! Cómo se vino abajo entonces el respeto y la honorabilidad concentrada en el “Don” antecediendo al nombre, para dar espacio al estatus y poder en “Licenciado” previo al apellido.

De esto, creo, lo entiende mejor Manuel Rosendo Pelayo... si no mal recuerdo, lo conocí siendo licenciado y me dijo que estaba además estudiando algo sobre Ingeniería. Por eso, cuando lo nombran director de Auditoría Técnica a la Obra Pública en el Orfis, no me sorprendió... sin embargo, ahora que descubro que se ostentaba como “Ingeniero Industrial con especialidad en Electrónica”, me saca más de onda ¿o debo entender que todo aquél bajo el título de “Ingeniero” ha de saber el teje y maneje de la Obra Pública?
Dicen que sacaron a “Chendo” porque no cuenta con título como tal... ¿si hubiera presentado su título como Ingeniero Industrial estaría en condiciones de seguir trabajando en el Orfis aun cuando lo más lógico es que sea un “Ingeniero Civil” el que deba estar ocupando su chamba?

Hay otra versión... dicen que “Chendo” renunció para ir a buscar la candidatura a la alcaldía de San Andrés Tuxtla... bueno, si es así, hay la seguridad de que en ese cargo, aún no te piden que seas licenciado y muchos menos título... no sé si requieran que nomás sepas leer y escribir... ¡suerte Chendo!

IV
Hace unos días, ADNPolitico.com saca un trabajo interesante sobre los estudios de nuestros representantes en la cámara alta y baja...

Este es el link:

(http://www.adnpolitico.com/congreso/2013/01/09/los-legisladores-que-no-cuentan-con-un-titulo-universitario)
¿Debe sorprendernos encontrar a diputados federales con estudios de primaria y secundaria? Yo creo que no más cuando entre los requisitos para ser Senador o diputado federal no se contempla conocimiento técnico o grado académico alguno...

Lo que sorprende es que aparezca entre los legisladores que carecen de título académico y con estudios hasta secundaria, el veracruzano José Alejandro Montano Guzmán, porque hasta donde sabíamos, ¡era licenciado!
Una de dos... o el trabajo de ADN de los reporteros Juan González Anaya y Miguel Ángel Vargas incurrió en un grave error... o alguien nos viene mintiendo desde hace años...
Descarto el segundo punto por una razón: al checar la página de internet “Alejandro Montano diputado federal 2012” (http://alejandromontanog.com.mx/wordpress/), me encuentro con los siguientes párrafos:

“He tratado de formarme como persona, de acarcarme (sic) al conocimiento que nos permite lograr mayores logros. Fui instruido en la academia militar, en donde aprendí los grandes principios que rigen a los mexicanos como son el amor a la patria, el defender la soberanía nacional y ayudar siempre a los más necesitados. Ahí pude alcanzar el grado de Capitán de cuya responsabilidad me encuentro retirado.

“Posteriormente, ingresé a la educación formal para obtener un grado académico, por ello, centré mis esfuerzos para lograr ser licenciado en administración pública (las negritas son mías), título que me extendió la Universidad Abierta de San Luís Potosí (las negritas son mías), el 25 de noviembre del año 2005.

“Pude aportar mis esfuerzos al frente del Instituto de Administración Pública de Veracruz (las negritas son mías), en donde aprendí que la educación es el pilar que toda persona debe tener para que con su propio esfuerzo pueda salir adelante y ser productivo para su patria”. Hasta aquí.

Digo... si Montano realmente no tuviera título universitario ¿habría repercusiones en su trabajo como diputado? No creo, porque si no mal recuerdo, está en comisiones de las que él tiene experiencia, como es Seguridad Nacional y Seguridad Pública, por citar las que recuerdo... y la experiencia ningún título, sea de licenciado, de maestro o de doctor, te la dan...

Lo que no sé es si tuviera repercusiones al haber estado al frente del Instituto de Administración Pública de Veracruz y si cubría el perfil para ser Secretario de Seguridad Pública... ¡ups! Esa misma duda la proyecto al Orfis... ¿qué validez habrá tenido el trabajo (si hizo alguno) “Chendo” Pelayo ahora que estuvo como director de Auditoría a la Obra Pública?

¿Alguien sabe la respuesta? ¿O seguimos disfrutando nuestra comida como aquel doctor acompañado de un buen Vega Sicilia?