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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Policías malos y policías peores

29/01/2013 08:14 a.m.
Contados, contadísimos, son los policías buenos, honestos, capaces, ejemplares. Algunos son malos y otros, muchos, muchísmos, son peores, la piel de Judas.
 
Se los digo porque hay una repulsa social, un rechazo ciudadano a ellos, a esos policías que debieran ser un modelo a seguir y que a todos nos dan mala espina por su mal proceder.
 
Pensemos: Dody Vicente Sierra, ese jovencito del que todos hablamos y al que algunos lloramos, murió porque un grupo de gorilitas llamados policías estatales lo amedrentaron. Iba junto con tres amigos. La policía se les fue encima y los correteó quizá pensando que eran delincuentes, imaginándoselo porque no tenían nada, absolutamente nada para sospechar de ellos.
 
Dody se lanzó al río Tancochapa. Pedía auxilio porque no sabía nadar. Y se ahogó. Se ahogó ahí, a la vista de todos. Los policías lo ignoraron, faltaron a su deber de ayudarlo y abusaron de su autoridad. Por eso están denunciados y por eso la Secretaría de Seguridad Pública los está encubriendo.
 
A mí se me revuelve el hígado sólo de pensar que un pequeño de 15 años haya muerto por semejante abuso y que pudiendo ayudarlo, lo dejaron morir. A muchos les ocurre igual. Y unos y otros andamos encrespados, recordándoles su mamuchi y queriendo quemarlos en leña verde, aunque no hay que descartar que en las protestas ha habido mano negra, o mano sucia, o mano puerca.
 
Es tanto el odio que nos ha provocado como sociedad, que no han faltado los que insultan a los policías, sean de donde sean. De eso se quejan los policías municipales que, dicen, nada tuvieron que ver.
 
Pues no tuvieron que ver ahora, pero los municipales son peores que los estatales. De hecho, los de Seguridad Pública han sido más confiables y rara vez se metían en problemas.
 
Los arbitrarios son los municipales, los de Renato Tronco, el alcalde de Las Choapas. Son los campeones en represión. Les encanta piñatear damas, niños y ancianos. Macanean a los de la Resistencia Civil, aunque esa vez les fue como en feria porque las huestes de la francesa Verónica Mounier no están mancas y les dieron una madrina para el recuerdo.
 
Como ya vienen las campañas, ahora los trogloditas del ratón vaquero se han disfrazado de ovejitas bondadosas. Esos son cuentos. La policía municipal es el terror de los choapenses, pues apalean a quien pueden y le rompen la madre a los ciudadanos.
 
Y díganme si no: la policía de Wilfrido López Vicente levanta personas sin motivo alguno; les inventa delitos, los tortura, y luego los tiene que dejar en libertad. Cuando les caen las denuncias, tienen que indemnizar a los agraviados o suplicarles que les den el perdón judicial.
 
Hace un año, se llevaron a dos jóvenes porque habían filmado un abuso policíaco afuera del bar La Rumba y ese video sirvió de prueba para incriminar a estos bandoleros con uniforme. Al ex dirigente campesino, Marcos Carrillo Coll, lo detuvieron, le rompieron el brazo derecho, le robaron 52 mil pesos y terminaron siendo denunciados ante Derechos Humanos.
 
A la señora Manuela Hernández Balcázar le allanaron su domicilio porque su hijo se refugió ahí luego de una pelea con su pareja. Y le robaron y hasta dispararon. Días antes ya la habían interceptado en una tienda y le abrieron la camioneta a la fuerza, robándole más de 7 mil pesos. O sea, la querían agarrar de su puerquito.
 
A dos campesinos, Humberto y Domingo Sánchez Gómez, los detuvieron porque traían en su auto unas caguamas. Los acusaron de conducir en estado de ebriedad. O sea estos bichos se sienten agentes de Tránsito.
 
Recuerdo cómo golpearon al profesor Miguel Angel Castillo Duque y a su esposa, Rosario Rojas Aragón por interceder por un menor que no quería estar en su casa. Ellos vieron que era inapropiado que estuviera en una cárcel. Eso bastó para que les dieran una golpiza. De inmediato se desató la protesta y le exigieron a Renato que amarrara a sus gorilas. ¿Y qué hizo? Simular que corría a los malos elementos y solaparles sus pilladas.
 
La policía municipal de Las Choapas, la policía de Renato Tronco, es la peor de todo el sur de Veracruz. A cada rato la denuncian en Derechos Humanos y está considerada un cáncer social. Son los represores de Renato y los peores enemigos de la sociedad choapenses.
 
Que no salgan ahora con que ellos son unas blancas palomas; que no los comparen con los policías estatales que provocaron la muerte de Dody Vicente Sierra; que ellos pagan por las culpas de otros.
 
Ni mais. Ellos, los gorilas de Renato son peores. Que no se pongan piel de oveja. Son lobos hambrientos, carniceros descarados, que no tienen disculpa.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])

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