Muy socarronamente, como aquellos que le echan la culpa al primero que encuentran, Renato Tronco no niega que es rico y dice que parte de la lana que tiene la heredó.

 

Yo hace tiempo que dejé de chuparme el dedo y no hay quien me dé atole con el dedo. Renato no me duerme.

 

Lo que sí me dio risa fue leer que el presi de Las Choapas le dijo a los periodistas que él no se roba nada, que lo que tiene es producto de su espíritu ahorrativo, de su salario y, claro, del sudor de su frente.

 

Dice también que otra parte de sus bienes son producto de una herencia. Sólo le faltó decir que su abuelita se lo dejó todo, hasta los ladrillos y las varillas de su nueva mansión, la que está ahí, en la Colina del Ratón, con vista panorámica, la que enseña a todos para que vean que sabiéndose administrar y echándole ganas, diosito le multiplica lo que los talentos de la parábola bíblica.

 

Ah qué Renatito tan vacilador. Echarle la culpa a la abuelita con el rollo de la herencia, es de esos que tienen el drenaje en la azotea.

 

Yo soy fantasioso, pero no tanto. Me gusta relatar historias, pero no tengo la imaginación de un loco ni tengo habilidad para el cuento. Eso se lo dejo a Octavio Paz, a Carlos Fuentes, a García Márquez y a Renato Tronco. Esos sí son chingones.

 

Pues el ratón fue a Coatza y que les cuenta una de vaqueros a los periodistas de allá. Les dice que no obliga a nadie a votar él, que no le pone a nadie una pistola en el pecho. Pues no. Si tonto no es. Los que andan armados son sus guaruras y los gorilitas de la policía municipal, que todos los días acumulan quejas en las comisiones de derechos humanos. Con ellos a su lado, Renato va creando el clima de terror. El no muestra las pistolas, pero sus guarros las exhiben por él.

 

Renato se dice honesto, pero no dijo que Pemex lo denunció por desvío de recursos. Usó las aportaciones de combustibles para obras que no corresponden a lo que se le solicitó a la paraestatal, obras que le benefician a él y a su gente. Y son 4.6 millones de pesos más lo que se acumule. Y el muy rufián quiso chantajear a Pemex, queriendo aplicarles cobros por permisos de construcción por 4 millones, como si la empresa petrolera no supiera que existe un Código Hacendario, que Renato debe respetar. Renato está denunciado por un delito federal y se la van a aplicar ahora que quiere ser diputado.

 

Esa reunión con los periodistas también lo exhibió como un títere. Mire que decir que es posible que su hermano Miguel no sea candidato del PRI y que él va a apoyar a quien designe su partido (¿su partido?). Miguel Tronco necesita que Renato hable por él: que él es el bueno; que es su proyecto para la alcaldía; que siempre no; que lo manda por la oposición, por el partido AVE o por el partido Verde, con tal de llevarse algunas regidurías y controlar al próximo alcalde en el cabildo; que mejor lo deja en la casa; que mejor se quede a cuidar los caballos o a bañar los perros.

 

De veras Renato se cree muy popular y dice que por eso él no va a ser candidato plurinominal; que él va a la elección de mayoría, voto por voto y casilla por casilla. Ha de creer que los campesinos no se dan cuenta que es un farsante, que se enriquece a la vista de todos y manda a sus gorilas policíacos a macanear al pueblo.

 

Lo de la herencia fue sublime. Nada más le faltó decir que una abuelita desconocida le dejó lana, terrenos y hasta sus caballitos, y que gracias a la bondadosa adulta mayor se pudo construir la mansión en la Colina del Ratón.

 

Cuando menos no dijo que se sacó la lotería en un sorteo del 30 de febrero.

 

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