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Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

La nueva familia mexicana

08/03/2013 10:52 a.m.
“En algunos casos, la familia mexicana, tal como la conocíamos, ha cambiado… Desde el DIF, atenderemos estas nuevas realidades, porque sabemos que no importa la forma de la familia sino la calidad de la misma”.

Esto lo dijo la señora Angélica Rivera Hurtado, esposa del presidente Enrique Peña Nieto, al asumir el cargo de presidenta del Consejo Ciudadano  Consultivo para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) el miércoles pasado.

Cuántas cosas encierran sus palabras. Indudablemente, la familia mexicana, como la conocíamos, cambió. Quién lo duda. La misma familia Peña Nieto-Rivera es ilustrativa de ello.

No es ningún secreto para ningún mexicano, porque como aspirante a la Presidencia él mismo reveló a la periodista Katia d´ Artigues (El Universal, 23/01/12) su situación personal matrimonial, que el hoy presidente del país estuvo casado antes, es viudo, de su primer matrimonio tuvo tres hijos y fuera de él tuvo otros dos, uno de los cuales murió al año, y que el actual es su segundo matrimonio.

Tampoco es un secreto que su hoy esposa, ex modelo, conductora, actriz y cantante también, es divorciada y madre de tres hijas de su primer matrimonio.

Hoy, son una familia integrada, ciertamente diferente a la familia tradicional por su conformación, y seguramente la señora supo bien lo que dijo cuando se refirió a que no importa la forma sino la calidad de la familia. Sin duda, vive de cara a la realidad y no se anda con hipocresías, lo cual es bueno.

Pero no obstante el pasado de cada uno y su relación después, también cuánta diferencia entre este matrimonio y el de Vicente Fox y Martha Sahagún, que siempre navegó en el escándalo público.

Aún se recuerda cuando el 18 de octubre de 2001 el Papa Juan Pablo II se negó a recibirlos juntos porque no estaban casados, y cómo el mentor espiritual de ella, el pederasta Marcial Maciel fracasó en su intento de anular el matrimonio religioso entre Fox y su esposa Lilian de la Cocha y de conseguir el matrimonio eclesiástico entre la célebre pareja.

En cambio, de la forma más discreta, en su momento, la señora Rivera de Peña, luego de divorciarse por lo civil de su primer matrimonio en 2008 solicitó la anulación de su matrimonio ante la Iglesia Católica, que se lo concedió en 2009. Y sólo entonces se casó con su hoy esposo.

El poder, al fin y al cabo, está formado por seres humanos, hombres y mujeres como todos, aunque, claro, con sus asegunes en su forma de conducirse, de actuar. Es de desearle al matrimonio Peña Nieto su estabilidad familiar y emocional por la estabilidad del país. Desde el poder, sobre todo desde la grave responsabilidad que tienen ambos, cuánto es necesario.


Cuando el gobernador Javier Duarte de Ochoa nombró al doctor Pablo Anaya Rivera como secretario de Salud Pública, el compromiso fue que lo sería sólo por un año. El año pasado, durante una comida, el ex alcalde de Poza Rica al platicarme no dejaba lugar a dudas de que estaba consciente de ello, “pero ya voy para dos”, decía.

Me comentó entonces cómo el gobernante lo apoyó cuando le informó de varias anomalías que detectó en diversos nosocomios, especialmente en el puerto de Veracruz, y le dio luz verde para que actuara, lo que le generó una campaña de declaraciones y acusaciones en su contra por parte de quienes vieron afectados sus intereses, que eran muy millonarios.

El ahora de nuevo diputado local se veía tranquilo entonces ante los señalamientos por el manejo administrativo interno. La tranquilidad se la daba el hecho de que él no había nombrado al administrativo, sino que se lo habían enviado, me dijo.

El 15 de noviembre pasado, antes de que empezara el acto del segundo informe de gobierno en Boca del Río, le pregunté al entonces director general del DIF, Juan Antonio Nemi Dib, si ya lo podía empezar a manejar como aspirante a la alcaldía de Xalapa o a la diputación local por el distrito. Me agradeció pero me confió que ya el gobernador le tenía otra encomienda.

Desde entonces, internamente, en la Secretaría de Salud ya se manejaba que el doctor Anaya se regresaría en marzo a su curul en el Congreso local.

Desde entonces también ya estaba listo un nuevo organigrama de la Secretaría, como si hubiera sido hecho a la medida de Nemi, incluso destacaba la dependencia del DIF Estatal de la citada Secretaría.

En enero, durante una comida, le pregunté a Nemi por qué había aceptado ir a la Secretaría Particular dada las características de dicha oficina, por lo absorbente, y me dijo que se lo había pedido el titular del Ejecutivo.
 
¿Y después qué?, le insistí. Me dijo que nada. Insistí. Me respondió que su gran aspiración era retirarse siendo secretario de Salud y me empezó a dar una radiografía completa, a diseccionar toda el área de Salud en todo el estado, como si especialmente se hubiera preparado para ello, lo que no dejó de sorprendernos a mí y al maestro Guillermo Zúñiga Martínez, que era testigo del diálogo.

Su aspiración se le cumplió. La pregunta ahora es, después del doctor Anaya Rivera, ¿quién sigue?

Radio Televisión de Veracruz (RTV) y todos los sistemas de televisión públicos del país (incluyendo el mexiquense y el de la UNAM) son víctimas de la voracidad de las grandes empresas de televisión privada y de los sistemas de cable también privados, que se pelean las ganancias.

Ante la inminencia de que se presente la iniciativa de reforma en telecomunicaciones por parte del Gobierno Federal, empresas como Megacable, en forma arbitraria y unilateral sacaron de sus barras a todos los sistemas de televisión públicos como una medida de presión para que se elimine el cobro que tienen que hacer a Televisa y a Televisión Azteca por incluir sus canales, que son abiertos.

Megacable tiene 465 mil suscriptores en 55 plazas del estado y por cada uno tiene que pagar poco más de un dólar y medio tanto a una televisora como a la otra. En realidad, quienes lo pagamos somos los suscriptores, pues a partir de este año nos incrementaron el pago mensual.

El director de RTV, Juan Antonio Pavón, hace desesperados esfuerzos por remediar el problema en Veracruz, pero la voracidad de las empresas no tiene límites. Ojalá y también el gobierno de Peña Nieto ponga un hasta aquí a esta situación.

El sábado, con una conferencia de prensa y desayuno a las 9:30 en La Parroquia de la calle Zaragoza, arranca su precampaña la precandidata a la alcaldía de Xalapa, Dulce María Dauzón Márquez, de Movimiento Ciudadano. Sin duda, será una competidora de altura de Américo Zúñiga Martínez, del PRI. Mujer y joven. Qué lástima que no van juntos. Son buenos elementos. Buenos xalapeños.
 

 

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