Conozco simuladores, pero pocos como Renato Tronco, el alcalde de Las Choapas. Eso de llamarle a la nueva oficina de su constructora, mal llamada Unión de Ejidos 25 de Abril, “La Casa del Pueblo”, es una soberana vacilada, una mamila atómica.

La Casa del Pueblo es el palacio municipal, el recinto que debemos respetar todos, más aún los políticos, porque ahí se toman las decisiones que en teoría permitirían que el desarrollo llegue; donde se manejan los dineros municipales y que debiera ser con honestidad; donde está la autoridad, donde se reúne el cabildo y donde se ejerce el mando, aunque hay ratones que confunden la autoridad con autoritarismo.
 
La Casa del Pueblo es, ha sido y seguirá siendo el palacio municipal, y en él tienen sus oficinas ciudadanos que debieran ser electos por el pueblo, no aquellos que despachan ahí porque un fraude los llevó al poder.
 
La Casa del Pueblo, que es el palacio municipal, es propiedad absoluta del pueblo. No es prestada ni alquilada, ni muchos menos es para que políticos ególatras con sueños de cacique de Disneylandia, instalen “sus oficinas personales”.
 
Muchos, entre ellos yo, sabíamos de los excesos del alcalde Renato, pero el viernes pasado se voló la barda. Llevó a su borregada, armó el circo y salió con la mafufada de que las oficinas de su negocio, la Unión de Transas 25 de Abril, son La Casa del Pueblo, allá en la Colina del Ratón, junto a su millonaria mansión, en terrenos que le compró o le regaló la familia del extinto político Vicente Moure Linares.
 
Aquello parecía de locos bien locos. Al auditorio le puso Río Playas; al comedor, Cerro de Nanchital. Ahí están las oficinas de la “Unión Ganadera Regional Independiente”. ¡Saco! Ahora sí que cualquier güey con iniciativa crea su unión ganadera “regional”.
 
Y dice que le va a dar agua al sediento y un pan al hambriento, y que habrá desayuno pa’ todos, aunque sean frijolitos, y hasta un cafecito. Qué soberbio discurso. También que tienen un cíber-café gratuito para los estudiantes. Y ahí está la oficina del grupo Suma, o sea otro de sus parapetos para seguir haciendo de las suyas. Y también el despacho del magnate Renato Tronco.
 
Yo no sé de cuál fuman, pero mejor que cambien de distribuidor. La Casa del Pueblo es otra cosa, no las oficinas de un ratón vaquero que ahora pretende que Mickey Mouse, o sea su hermano Miguel, el Ratón Miguelito, sea su sucesor.
 
Le echó tanta crema a sus tacos que ni siquiera se supo dónde quedaron los tacos. Lo que no dijo Renato es que lo desairó el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, y sus amigos políticos, a los que dice que trae comiendo en su mano.
 
Al ratón vaquero le hicieron el feo todos. El gobernador Javier Duarte no vino, ni el senador Héctor Yunes, ni los alcaldes de la región, ni los líderes estatales del PRI, del Partido Verde y del AVE, la Alternativa Veracruzana de Alfredo Tress, con el que dicen que se la mienta y se la remienta. Ni el dirigente petrolero de Nanchital, Ramón Hernández Toledo. Todos mandaron representantes porque a fin de cuentas, lo menospreciaron y nadie, ni el mismo gobernador le quisieron hacer el caldo gordo.
 
Cuando el gober no va a un evento, envía un representante de nivel. Como diciendo no puedo pero ahí te va lo mejor que tengo. Manda a Buganza; al subsecretario Ampudia; al de Comunicaciones, Zarrabal, que está medio enano pero lo consiente Duarte; a Mota, el de Educación; a Tomasito Ruiz, el estirado de Finanzas que ya hizo sus maletas porque no le cuadraron las cifras ni le salieron las cuentas, o a Marcelo Montiel, el de Desarrollo Social, por tratarse del sur.
 
¿Pues saben qué? El representante del gober Duarte no tenía nivel. Emilio Rojas Zavala anda por el quinto o sexto escalón de una escalera muy grande. Es delegado de la Dirección de Política Regional ¡EN COATZACOALCOS! No envió a nadie de Xalapa. Déjenme explicarles: el primer nivel es del gober Duarte; segundo, Buganza; tercero, Ampudia; cuarto, el director de Política Regional, Luis Sardiñas; quinto, el coordinador de esa Subsecretaría en la región sur, José Luis Utrera Alcázar, y allá en el sótano Emilio Rojas. Qué detallazo de Duarte para Renato.
 
La Casa del Pueblo se respeta. La Casa del Pueblo es el palacio municipal, le guste o no a Renato Tronco reconocerlo, quien ha de suponer que cuando deje la alcaldía va a seguir gobernando desde sus nuevas oficinas, las de la Unión de Transas 25 de Abril, que le ha servido para acaparar contratos de obra y para amasar una fortuna. Eso es lo que Renato cree.
 
¿La Casa del Pueblo? Yo diría que es, en todo caso, la Cueva de Alí Babá.
 
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