Eres lo que comes, dicen los vigoréxicos. Tus acciones son el reflejo de alma, refieren los terapeutas. Por tu boca salen los pecados que traes dentro, dice Fray Genaro, un franciscano de Acámbaro.
 
Me vienen a la mente esas y otras reflexiones cuando veo el espectáculo que dan Renato Tronco y sus ratoncitos para denostar a sus adversarios; sus exabruptos que descalifican sin nada de razón porque pedirles argumentos es como exigirle finura a quien no tiene educación.
 
Leía la carta del regidor Roldán Vargas. En ella, planteaba que el desarrollo va aparejado con el cuidado del medio ambiente; que en Las Choapas “no ha habido un equilibrio entre el emplazamiento de las actividades propias de una sociedad en desarrollo y los recursos naturales”; que en aras de lograr ese desarrollo no se deben agredir al medio ambiente, sino mejorar el entorno en que vivimos; que hay que regionalizar las actividades de acuerdo a las aptitudes territoriales, siguiendo estrategias ecológicas para lograr una armonía entre medio ambiente y desarrollo; tener los esquemas para enfrentar los conflictos y problemas ambientales; que todos los sectores de la sociedad participen y se den a la tarea de participar, y la necesaria creación de una Carta Urbana que permita establecer los parámetros de control de desarrollo y una guía para la definición de políticas públicas.
 
Roldán Vargas tocó el dilema crucial: participar o ser indiferente al desequilibrio que provoca el desordenado crecimiento y su impacto en lo que la naturaleza le dio a Las Choapas.
 
Llamó a los actores políticos, a quienes quieren ser factores de cambio o voz de mando, a los ambientalistas, pero que con su indiferencia caen en la complicidad. Y les propuso participar, opinar y asumir compromisos por Las Choapas.
 
¡Ah jijo!. Roldán Vargas me dejó con el ojo cuadrado. Su tesis es de altura, de visionario, de quien no deja un cabo suelto en la tarea de mantener el medio ambiente en equilibrio. El regidor municipal hace un planteamiento sensato: lograr desarrollo sin acabarnos la naturaleza.
 
Pero lo que dijo el regidor Roldán le caló al ex alcalde Renato Tronco, como si le hubiera dicho que es tarugo y que no sabe ni mothers de ecología. Y que le manda a uno de sus ratones, Leonel Sánchez Hernández, el presidente de la Unión de Ejidos 25 de Abril, y que le contesta como si en algún momento Roldán hubiera dicho que el depredador es su patrón.
 
Lo llenan de injurias. Lo apodan “Camarón”. Le dicen incongruente y le sacan fotografías de calles deterioradas, hechas cuando Roldán Vargas era director de Obras Públicas. Pero lo peor, y lo más asqueroso, es que hayan aludido a que el cerebro del edil está lleno de estiércol.
 
Eso es difamatorio, una injuria y un daño moral, por el que el firmante del desplegado podría ser enjuiciado. No hay argumento ni razonamiento a algo que Roldán Vargas planteó como la toma de conciencia para crear una Carta Urbana que sirva de instrumento para lograr desarrollo con respeto al medio ambiente.
 
La respuesta del esbirro tronquista es desproporcionada porque el regidor no mencionó ni atacó al ratón vaquero ni a sus ratoncitos. La respuesta es, como decía al inicio de esta columna, el reflejo de lo que es Renato, lo que trae dentro, el lenguaje de su alma. El estiércol del que hablan no está en el destinatario de sus diatribas sino en quien lo lanza.
 
Craso error de Renato y sus ratoncitos al exhibir los temores que los dominan, justo ahora en que el Partido Verde tiene que postularlo como su candidato a la alcaldía; justo cuando su ayuntamiento contamina el arroyo El Control por la reconstrucción del puente; justo cuando es sabida la constante agresión del ecoloco Tronco al medio ambiente, rellenando humedales, convertida la ciudad en un basurero gigante porque al mediocre alcalde no le pasó por la mente adquirir nuevas unidades recolectoras y reparar las que operan con múltiples deficiencias; justo cuando se da vuelo instalando basureros al margen de la ley.
 
La basura a la basura. Renato y su basura mental denostando a sus enemigos porque piden que haya desarrollo sustentable, y para eso usa la puerqueza.
 
Que le hayan replicado a Roldán Vargas me pone a pensar. Así le hicieron al regidor Alfredo Pérez Juárez, quien criticaba los excesos de Renato Tronco en su primera administración, y después de descalificarlo, lo mataron. Menudo escándalo y una diputación perdida para el PRI, si algo le pasa a Roldán.
 
¿Quién realmente tiene estiércol en el cerebro?, me pregunto yo. ¿El que lo lanza o el que lo recibe?
 
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