El “Veneno” no es como lo pintan. En eso se parece al león, que de rey de la selva tiene muy poco, y que vive de la fama. El veneno, el de la serpiente, ese sí es letal, pero hay otros venenos que son inofensivos.

Yo hablo del “Veneno” de Las Choapas, de Benito García Montejo, el constructor, dos veces agraviado por las fuerzas oscuras de Renato Tronco, la policía municipal y los grupos de choque, los golpeadores y represores que así, con la violencia en la sangre y con la miseria en el alma, sostienen a un grupo de terror.

“Veneno” fue hace unos ayeres guarura del ratón vaquero, ligado a él en aquel supuesto atentado en el que nadie creyó.

 

Era de sus guardias y le era fiel. Aquel grupo lo comandaba Miguel Tronco, el ratón Miguelito, o sea Mickey Mouse, y creo que fue cuando a los tronconautas les dio por resolver sus asuntos a punta de madrazos, tirando bala, desapareciendo al que les estorba y burlándose de la ley.

No sé qué paso, pero Benito “Veneno” rompió con ellos. Los mandó al carajo y siguió su camino. Ya para entonces se había convertido en un luchador social, en el que unos creen y otros no. Así es esto. “Naiden es monedita de oro”, dice mi compadre Fulgencio. El “Veneno”, menos. Pero aún así, Benito tiene su público.

Les decía que dos veces lo han chingado los gorilas de Renato. Recuerdan cuando lo fueron a buscar a su casa sólo porque se había reunido con Carolina López, la esposa del ex alcalde Toño Pouchoulén, y con otros simpatizantes de la señora. Lo fueron a provocar. Que quitara la camioneta de dónde la tenía. Y de ahí le allanaron la casa. Se metieron, lo golpearon, aterrorizaron a la familia, a las hijas.

De ahí lo pasearon dos horas, tirado en la batea de la patrulla de la policía municipal, esposado, sin que pudiera hablar. Creía que lo llevarían a la comandancia, pero no. Era un escarmiento, como los gangsters, como Los Zetas, como actúa la gente de Renato porque ellos, dicen, son la ley.¿Son la ley? Ni madres.

 

Son unos pinches abusivos y su patrón igual, que atropella la ley, el estado de derecho, que allana domicilios, que detiene a la gente sin delito alguno, sin orden de aprehensión, sin flagrancia. Y por eso Benito “Veneno” los tiene denunciados, y los tiene bien trabados porque de ese allanamiento no tienen ni cómo zafarse. Y porque además lo amenazaron.

Esa fue una. La otra acaba de ocurrir. Benito García Montejo llegó a la reunión de los comerciantes que rechazan reubicación de la terminal de autobuses rurales Uxpanapa, que Renato quiere tener en su rancho Tronquini, dizque en un pedazo de terreno que donó. ¡La manga del muerto! Quiere ahí la terminal para cobrarle a todos los negocios que se acerquen su derecho de piso, pues estarían en su propiedad.

Benito llegó, descendió de su camioneta, que había quedado bloqueada por una unidad de la Unión de Ejidos 25 de Abril. Recibió insultos de los esbirros de Renato, que lo provocaban para que se armara la grande. Luego los esclavos del ratón vaquero llamaron a Grúas Tou y ordenaron que se llevaran la camioneta del “Veneno”, como si fueran autoridad.

Con lo de la camioneta, Renato se metió en un broncón. La camioneta de Benito García Montejo presenta daños. Tránsito dice que ellos no dieron la orden de remolcarla y así va a quedar asentado en la investigación ministerial. Grúas Tou va a tener que demostrar que una autoridad le dio la orden, porque si no, es despojo y daño en propiedad ajena.

Ya le salieron con que debe acreditar la propiedad, así como les hicieron a los dueños de los predios donde colocaban los espectaculares del ratón Miguelito, otro caso de allanamiento y de abuso de autoridad, usando la energía eléctrica que paga el ayuntamiento, o sea, peculado electoral.

Lo que hacen con Benito García Montejo no debe quedar impune. Lo que le hacen al pueblo de Las Choapas, tampoco.

 

Renato Transa dispone de grupos de choque que no sólo agreden a la sociedad, sino que se enfrentan a la policía estatal, que rompen el estado de derecho, que violan la ley.

“Veneno” tiene razón en andar enchilado. Yo también lo estaría. Dice que se las va a cobrar, pero en los tribunales. Y hace bien.

 

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