Le dije que si bajaba pero me dijo que no... que prefería hacerlo ella. Esperé en el carro mientras la vi atravesar la calle. Menos de cinco minutos y ya regresaba con cara de asombro: “¡El cono está a 72 pesos!” me dijo y me enseñaba una bolsita...

—¿Y lo compraste?
—No, pedí que me dieran medio cono... ¡36 pesos!
Y ya teníamos los huevos hasta arriba cuando otro noticia de plano nos los sacudió, tanto que llegó uno estrellado a la casa: Salía Chava Manzur de Finanzas.

Si bien, a simple vista, pareciera un acto de “huevos” por parte del Gobernador, por otro lado parece que es tardío. Un acto que en su momento debió festejarse, aplaudirse, reconocerse, hoy, entre el priismo local y el duartismo, es seguro que se lamente más que cacarear el huevo.

II
Casi no compramos blanquillos, azúcar y carnes rojas, desde que la dieta que llevaba la mujer se apoderó de mí por razones de salud, por ello nuestro espanto y más cuando pensamos que en gran parte de las familias xalapeñas, veracruzanas y mexicanas, los huevos son fundamentales en su dieta diaria... la suegra nos dio otra sorpresa: La pierna y la pechuga las compra a diez y 38 pesos, respectivamente, la pieza. Vamos, en pocas palabras, tanto huevos como pollo parecen ya artículos de lujo... ¿y qué nos queda por comer a los xalapeños, veracruzanos y mexicanos? le pregunto a mi esposa para responderme de inmediato: ¡puro chile! eso sí, sin cebolla porque de plano, nos ponemos a llorar aunque a como van las cosas con estos incrementos y los gasolinazos, nuestra dieta consistirá en agua y ajo... aguantarse y ajo-derse.

III
Por la tarde llega mi hija con su “momio” Óscar. Les comentamos la situación que vivimos esa mañana con los huevos y agrego a que como van las cosas, habremos de volver a ser productores de nuestros propios alimentos y pienso: ¿Dónde chingaos voy a poner a unas gallinas en el tercer piso del edificio donde vivo? El “momio”, presuntuoso, me dice: “Mi mamá tiene gallinas ponedoras... pero se echaron...”
No entiendo... si eran ponedoras por qué las mataron... ¿hubo fiesta? ¿hicieron mole? empiezo a conjeturar y al ver mi incertidumbre, me precisa: “Se echaron, no ponen huevos por el calor...”

Como sea... sigo pensando en dónde chingaos meto unas gallinas en donde vivo... pero... esperen... si me como tres huevos a la semana ¡es mucho!

IV

Domingo por la mañana. Vamos a hacer despensa a Walmart. Jugo, yogurth, frutas, verduras... las carnes y piza, para mi hija al igual que la coca... una “alegría” y “cocadas” para mí, un poco de pan y otras cositas. Vamos de salida y vemos los huevos... un anuncio sobre el estante de los blanquillos nos llama la atención. Palabras más palabras menos, pide al consumidor que sólo lleve un cono para que se beneficie al mayor número de clientes... el precio del cono es de ¡44.50! Vamos, con casi 28 pesos de diferencia en la tienda de abarrotes donde compramos el medio cono.

Platicamos mi esposa y yo sobre lo caro que se vende en esa tienda de abarrotes... pensé que en primera instancia, sería más barato allí encontrarlo, pero no.

Entre las principales notas del día tanto de El Financiero como El Economista, los huevos estaban presentes. Y si bien, ambos periódicos citaban el “nuevo aumento” del kilogramo (que se había estabilizado en 28 pesos hace unos meses), que hoy oscila en la ciudad de México entre los 34 y 40 pesos, así como el precio del medio cono que estaba a 30 pesos, ninguno alcanzaba la cifra que para mí es estratosférica de 72 pesos el cono.

Hago una prueba con los 15 huevos que tiene el medio cono. Me subo a la báscula sin huevos, bueno: mejor sin blanquillos. ¡70 kilos exactos! Hora de dejar de nuevo la tortilla y el pan... me subo con huevos y veo de nuevo la báscula: 70.800... repito otra vez la operación y no varía la cifra: La tienda de abarrotes a donde fuimos el sábado vende el kilo igual de caro que en el DF...

Sin embargo, he de darle crédito a Walmart, su cono de 30 piezas por 44.50 pesos es más redituable para la economía familiar al sacarle medio kilo más a su cono. Bueno, eso digo yo.

V
Recuerdo que cuando se vino este asunto de la gripe aviar y el incremento al precio de huevos y pollo a mediados y finales del año pasado, el Gobierno estatal y algunos municipios, entre ellos Xalapa y el Puerto, implementaron el Programa de Apoyo a la Economía Familiar Adelante, que consistió en distribuir 10 toneladas de huevo subsidiado. Javier Duarte ponía uno y el alcalde, otro... digo, un peso, no un huevo.

Los blanquillos se pusieron a disposición del público en paquetes de huevo de 18 piezas a un precio de 20 pesos.
¿Cuánto duró el programa? No sé... lo que sí sé es que allí, cacarearon el huevo que daba gusto. Ahora, ante el incremento sorpresivo y hasta el acaparamiento del producto, me pregunto si el Gobierno estatal implementará de nuevo este programa de apoyo a la economía familiar... ¿o se le habrán acabado los huevos al Gobernador ante los últimos acontecimientos? ¡que su voz nos lo diga! Porque la situación nos tiene ¡con los huevos hasta arriba!