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Juan Ciudadano

Los Gobernados

La mala educación

15/08/2013 05:09 p.m.

Yo no soy Chuayffet, y qué bueno. Yo no requiero ser secretario de Educación para indignarme. A mí y a muchos, a los que nos duele la ignorancia del pueblo, nos irrita saber de los errores en los libros de texto, los que se usan en la primaria para educar a nuestros hijos, que son el futuro de nuestro país.

Tampoco me impresiona Chuayffet, ese gordito y chaparrón que hoy despacha como titular de la SEP, y que antes fue secretario de Gobernación, cuando nos suelta que se detectaron 117 errores en los libros y que es algo imperdonable pero que también sería imperdonable callarse ante tal metida de pata de quienes estuvieron antes, los calderonistas, al frente de la educación nacional.

Me suena a falso. Si grave es que los libros de texto para la primaria contengan errores, también lo es que no se haya subsanado con una reimpresión, costara lo que costara, pues lo que está en juego es la educación de nuestros niños. Me suena a que Peña Nieto y Chuayffet supieron del problema a tiempo y lo dejaron llegar para resaltar la responsabilidad que tuvo el gobierno de Felipe Calderón —que indudablemente la tiene— pero sin avocarse a reparar el daño antes de iniciar clases.

Lo de los libros es una vergüenza. Cada año contienen errores pero ahora se les pasó la mano. Hay errores de dedo, esos en los que el que teclea pone una letra por otra, y que con una simple corrección se hubieran subsanado.

Ahora es peor. Hay errores de tipo gramatical. En vez de “ocasiona” aparece “ocaciona”, así, con “c”, o “contraresta” en vez de “contrarresta”, ignorando la regla que dice que se usa doble “r” cuando el sonido fuerte aparece entre dos vocales; en cambio se usa una “r” y suena fuerte cuando aparece entre consonante y vocal. Ejemplo: Enrique, enredo, enroque.

Quienes redactaron los libros no tienen idea de lo que son los nombres propios. El municipio veracruzano San Rafael es escrito así: san Rafael. China es presentado como china.

Otro error se refiere a la mala ubicación de la coma, usada de manera arbitraria entre sujeto y verbo: “Este enfoque, incorpora como apoyo Tecnologías de la Información y Comunicación (…)”. Carajo, ¿a quién se le ocurrió colocar esa coma después de la palabra enfoque?

Unos más tienen que ver con la geografía. Ubican a Tulum en Yucatán y no en Quintana Roo.

Los libros, digo, son una vergüenza. No sólo no hubo quien los corrigiera sino que hacen evidente que quienes los escribieron están más que jodidos. Quienes los redactaron y quienes tenían a su cargo la corrección ortográfica y la corrección de estilo son ignorantes o les valió madres el contenido y así los mandaron a las prensas para su impresión.

Chuayffet ya dijo que es imperdonable que haya ese número de errores, 117. Chuayffet ya dijo que habría imperdonable callarlo. Prometió que se elaboraría una guía para que los maestros pudieran subsanar los errores en clase y que los alumnos no dieran por buenas esas afirmaciones que sólo contribuyen a su ignorancia.

Lo fregado del caso es que a estas alturas, a semana y media de volver a clases, la mentada guía, prometida por el citado Chuayffet, no llega. Los maestros están en ascuas. El lunes recibirán los libros de texto y tendrán que revisarlos a marchas forzadas para detectar y corregir los errores.

“Cómo quieren que el alumno aprenda si los libros vienen con errores. Lo que provoca esto es que el alumno se confunda…”, dice con sobrada razón el maestro Javier Manrique Domínguez.

Los padres de familia están indignados. Yo igual. Es un insulto que el gobierno de Calderón haya sido tan negligente o deliberadamente negligente, y que el de Peña Nieto haya detectado los errores y no haya ordenado una reimpresión. Gastan más en elecciones y en salarios y prebendas de la alta burocracia, que en la educación. Mínimo debieron llamar a cuentas a quienes cometieron, permitieron o toleraron esos 117 errores en los libros de texto gratuitos.

Lo he dicho: la ignorancia no es espontánea. No llega sola, no es un accidente de la vida. Es una política pública, encubierta pero al fin política pública. Y es que de ella se valen los poderosos para mantener jodido al pueblo, para que no piense porque si piensa, se enchila, y si se enchila, se rebela. Y de ahí a un brote social hay un paso.

Por eso no le dedican dinero a la cultura. Por eso se roban el dinero de las becas universitarias. Por eso no le invierten a nuevas universidades. Por eso el SNTE, con Elba Esther o sin Elba Esther, seguirá produciendo maestros que no son maestros sino recomendados del líder, así paguen los platos rotos nuestros niños que este año lectivo estudiarán en libros plagados de errores.

Esa es la mala educación.

(Comentarios y tips a: [email protected])


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