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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Reforma energética para principiantes

03/09/2013 10:09 a.m.

Los oigo a diario. Me taladran el oído unos y otros. Que si la reforma energética de Peña Nieto es la salvación de México o que si es la ruina de Pemex que está en vías de ser privatizada.

Esto es como la Torre de Babel. Hablan todos y no se hacen entender. El pinche comercial del gobierno ya lo sueño. “El petróleo es nuestro”. Sí, cómo no. El petróleo es de quien se lo agandalla, de los contratistas, de los funcionarios de Pemex, de los políticos de nuestro país y que hasta le sirven de prestanombres a los empresarios extranjeros.

Es un mar de palabras y pocas ideas. Es Babel. Los impulsores de la entrada de capital privado, o sea los priistas, panistas y sus aliados, rémoras y cómplices, dicen que ya chole con el nacionalismo, que el mundo ha cambiado y que sólo México desperdicia su petróleo. Nos comparan con Cuba y con Brasil, de izquierda pero que sí permiten que su empresa petrolera de Estado se asocie con los inversionistas privados.

En la otra esquina están los izquierdosos, Cuauhtémoc Cárdenas, El Peje López Obrador y todos sus fans, y hasta el PRD, que viene realizando consultas ciudadanas para generar una corriente de opinión contra la privatización disfrazada de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, o sea el sector energético.

La consulta ciudadana nos dice que hay un rechazo. Pero también deja en claro que hay ignorancia sobre el tema. La mayoría no saben ni qué dice la reforma energética de Peña Nieto. Pero si se hiciera una consulta a favor de la reforma peñista, seguro que tampoco habría un conocimiento a fondo de lo que tiene en sus manos el Congreso para abrirle a las puertas al capital privado.

El problema es de ignorancia. Y es como para sentir vergüenza. Para juzgar la reforma energética, para apoyarla o rechazarla, primero hay que conocerla, mínimo informarse.

Peña Nieto dice que la reforma energética servirá para modernizar a Pemex; que los capitales privados se utilizarán para la perforación en aguas profundas, en el Golfo de México, donde se requiere tecnología especializada, que la paraestatal aún no desarrolla, y que las refinerías se podrán construir para así dejar de importar combustibles.

También nos dice que con un nuevo esquema legal, esos inversionistas compartirán los riesgos de que se encuentre petróleo en el subsuelo, ya sea en tierra o en el mar, y que si no es viable perforar, pierde el contratista, no Pemex.

El esquema del gobierno es que si se encuentra petróleo o gas, el beneficio es compartido. Para eso son los contratos de utilidad compartida. Se extrae el petróleo o el gas, se traslada a las instalaciones de Pemex, se envía al extranjero y se comparte la utilidad con la empresa privada que lo halló y que lo extrajo.

Para eso, Peña Nieto envió su iniciativa al Congreso. Incluye modificaciones a la Constitución, a los artículos 27 y 28, que en concreto señalan que los recursos que se hallan en el subsuelo son propiedad exclusiva de la nación.

El estribillo de Peña Nieto es que la iniciativa no es privatizadora, que el Estado mexicano seguirá siendo el rector en materia energética, que se respeta el criterio del ex presidente Lázaro Cárdenas cuando expropió la industria petrolera al señalar que se debía acudir al capital privado para fortalecer a Pemex, y que su gobierno garantiza que la iniciativa garantiza utilidades para las empresas privadas que se asocien con Pemex, pero no tendrán el control del energético.

Ahí está el punto del debate. Los detractores de la reforma energética, las izquierdas, los intelectuales, la prensa crítica, los técnicos petroleros no cooptados por el gobierno, alertan que la reforma energética es privatizadora. Y dicen que hay trampa en la iniciativa presidencial.

Para ellos, y para muchos mexicanos, Peña Nieto miente y lo que trae entre manos es privatizar paulatinamente los energéticos. Hoy les abre una puerta pequeña y mañana el portón. Más tarde se quedan como los dueños de la casa.

Si el petróleo va a seguir siendo nuestro, ¿por qué modificar la Constitución? Si hay que combatir la corrupción en Pemex y en CFE, ¿por qué cambiar la Constitución?

La reforma energética no es muy complicada. Sólo hay que informarse para entenderla.

(Comentarios y tips a: [email protected])


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