Pues no. Ni con resucitador la libró el doctor Rafael Castro Matías. Acumuló quejas, denuncias, negligencia, ineficiencia, soberbia, mala leche y finalmente lo echaron del hospital Pedro Coronel Pérez.
 
Fue el del caso de Carmen Curi, la joven —casi una niña— de 16 años que murió y así, sin vida, logró dar a luz. Fue el de las denuncias por dinero perdido. Fue el de la mala atención a los usuarios. Fue el de las pésimas condiciones del nosocomio, un hervidero, sin clima, moscas y áreas que exigen higiene, usadas como espacios para festejos, con cochinita y refrescos. Castro Matías fue el de todo eso.
 
Lo que lo reventó fue su lengua floja y su rebuscado cerebro. Mintió cuando la Comisión Estatal de Derechos Humanos le preguntó qué pex con los migrantes hondureños que fueron atendidos en el hospital Doctor Pedro Coronel Pérez, tras el descarrilamiento en Huimanguillo. Dijo que dos de ellos habían sido enviados al Hospital Regional de Coatzacoalcos, y no era así. Se le murieron en las manos y que se arma un conflicto diplomático de pelos grandes.
 
Fue la gota que derramó el vaso. Por ocultar la verdad, por andarle haciendo al ensarapado, por manipular la información, que presionan la embajada y el consulado de Honduras, y el gobierno de Veracruz que lo pone de patitas en la calle.
 
A mí nunca me cayó. Y a medio Las Choapas menos. Lo de los hondureños fue una tomadura de pelo, pero mortal, porque los indocumentados ahí los tenía, no los remitió a Coatzacoalcos y se le murieron en el Pedro Coronel. Y antes que el gobernador Javier Duarte se viera atrapado en un escándalo internacional, le dieron fondo.
 
Pero el caso que más nos sacudió fue el de Carmen Curi. Yo digo que no se murió. Ahí en el hospital donde Castro Matías era director, le quitaron la vida. Llegó bien. Iba a aliviarse, a tener a su bebé. Era un caso de rutina y salió muerta.
 
Ya sin vida, en un acto divino, pudo salvarse la bebé. Pero reinó la tristeza porque su muerte fue injusta e irracional.
 
Castro Matías, y así lo dijimos en su momento, no fue el que la operó, no fue el que le aplicó la anestesia, no fue el que la atendió, pero sí era el responsable de lo que ocurriera en el hospital Pedro Coronel.
 
Pudo decir la verdad pero no lo hizo. Se enredó en una maraña de mentiras. Lo mismo dijo que al aplicarle la anestesia en la columna para bloquearla, se movió y provocó que le perforaran el riñón, o que Carmen estaba anémica y eso la llevó a la muerte.
 
Visto así, para el doctor Castro Matías, la joven Carmen Curi provocó su desenlace fatal. Eso es de tarados. Carmen murió porque hubo negligencia, porque la atendieron mal. Ella llegó bien al hospital y salió sin vida. Su parto iba a ser un milagro maravilloso, el soplo de Dios, y terminó en una tragedia.
 
Qué bueno que a Castro Matías lo hayan cesado. Hizo muchas. No sólo lo de Carmen Curi, por lo que aún está denunciado penalmente por negligencia, o por lo de los hondureños que negó tener en el hospital y que resultaron muertos, sino por el pésimo de servicio en el hospital y una que otra ratería.
 
Castro Matías se fue con una denuncia por malos manejos, pues lo acusan de clavarse el dinero de las donaciones. También está denunciado por hostigamiento laboral, por traer jodido al personal que no le seguía el juego, y por ese caso fue llevado al Ministerio Público.
 
Se le acabó la cuerda. Lo echaron pero eso no le quita responsabilidad sobre las muertes de pacientes, el mal servicio, las condiciones insalubres en que tenía al hospital Doctor Pedro Coronel Pérez, la corrupción y el conflicto laboral.
 
Lo que no me explico es a qué le tiraba el gobierno de Veracruz aguantando a Castro Matías tanto tiempo, con tantas críticas encima, con tantos agravios a la sociedad. ¿Pesó más el riesgo de que Honduras armara un conflicto diplomático, que la vida truncada de Carmen Curi, a quien hasta ahora no se le ha hecho justicia?
 
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