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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Sólo el pueblo puede salvar al pueblo

18/09/2013 09:55 a.m.
Yo soy de los que creen en la sociedad, en las fuerzas vivas, en el ánimo popular, en los que toman al toro por los cuernos, en el coraje de los pueblos y en los que no se rajan.

Vi a la sociedad activa, hombro con hombro, en Las Choapas, en la lucha de los maestros, en la marcha de protesta por la reforma educativa y que, como quedó más que visto este 16 de septiembre, superó con mucho al desfile oficial, el que organizaron los tronquistas y que fue peor que el de otros años.

El tema de los maestros da para mucho. Hay quien los sataniza por la suspensión de clases y les reprochan que algunos de ellos son más grillos que mentores, pero sobre todo por los líderes charros, como Juan Nicolás Callejas Arroyo y Manuel Arellano Méndez, y sus dirigentes regionales a quienes sólo les interesa hacer política.

Pero hay quienes se van más a fondo, que reconocen a los buenos maestros y distinguen que los maestros de abajo, los de las aulas, los que quieren a los niños, a sus alumnos, son los que rebasaron a sus líderes charros y han retado al gobierno porque la reforma educativa es más nociva que benéfica.

Lo que esa parte de la sociedad ya entendió es que mientras los maestros están defendiendo su situación laboral y que el sistema de evaluación entraña una trampa para purgar las filas del sindicato magisterial, a los padres de familia la reforma educativa les carga el gasto de los planteles escolares con el argumento de la autonomía y la capacidad de gestión de las escuelas, que le servirá al gobierno para deslindarse de algunos de los servicios que ha venido sufragando.

Los padres de familia se lanzaron a respaldar a los maestros disidentes. Marchaban sin miedo. Portaban cartulinas con leyendas sobre el Día de la Independencia. Y reclamaban: “¿Qué podemos festejar, el abuso del gobierno, la traición a la patria?”, “México es tiempo de hacer historia”; “Sólo el pueblo puede salvar al pueblo”. En unas palabras se bailaban a Peña Nieto, al gobernador Duarte y al tronquismo.

La reforma educativa es una reforma laboral. Sobre la educación lo único que nos dice es que los planes de estudio los hará el gobierno federal junto con los gobiernos estatales. Valiente fórmula. Todos sabemos que ni a los del gobierno federal ni a los gobiernos estatales les importa un comino que el pueblo se eduque. Lo quiere ignorante, que no piense, para que no reflexione, para que no proteste.

Lo que hay en el fondo es laboral. El gobierno de Peña Nieto necesita desmantelar al sindicato de maestros, el SNTE. Cuando a través de la evaluación sean congelados los maestros críticos, cuando se vayan por un tubo los líderes charros, cuando se acaben las prebendas de los dirigentes que manejan las plazas de trabajo, entonces se irá privatizando paulatinamente la educación y sólo podrán tener acceso quienes puedan pagar por ella. Ese es el modelo neoliberal que se aplica en los países en desarrollo y que desde hace años han intentado introducirlo en México.

En la marcha de este 16 de septiembre, los padres de familia le refrendaron su apoyo a los maestros que rechazan la reforma educativa. Dieron su Grito. No el oficial, ni invocaron a los héroes que nos dieron patria. Dieron su Grito a su modo. Le dijeron al gobierno que nada hay que festejar. Le dijeron que el gobierno ha traicionado al pueblo y ha abusado de su poder.

Y hubo una frase que a mí me marcó: “Sólo el pueblo puede salvar al pueblo”. Y eso así es. Lo que el pueblo no haga por sí mismo, nadie lo hará por él.

Puede Peña Nieto maicear a los diputados y senadores, tener agarrados de donde les duele a los líderes de los partidos, pero lo que no puede hacer es contener a la sociedad. El pueblo habla, se manifiesta, rechaza, condena, repudia, y aunque se le reprima, vuelve a protestar.

Hoy vemos a los padres de familia marchar junto a los maestros. Si en el gobierno tienen sensibilidad, pueden palpar que el pueblo se pone al lado del pueblo. Puede observar que si la sociedad rechaza las reformas de Peña Nieto, el Presidente difícilmente las podrá aplicar.

Fue un desfile distinto. El evento oficial valió madres. El desfile de los maestros y padres de familia, fue el verdadero aniversario de la Independencia. Y eso es para reflexionar.
 
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