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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El hampa, dueña de sindicatos

10/10/2013 09:32 a.m.
Así de fácil es: a los obreros les roban los que les dan trabajo y los que les dan trabajo ahora tienen que pagarle derecho de piso a los delincuentes que los extorsionan.

Se dice rápido pero es para preocuparse. El inocente en manos del transa y el transa en manos del criminal. Como si el pez hambriento se come al chico y otro más grande se come al pez hambriento.

Es una analogía. Me viene a la mente por el caso de Lendechi y sus cómplices. Hay orden de aprehensión en su contra por la agresión a los obreros de la Federación Auténtica de Trabajadores del Estado de Veracruz (FATEV), a quienes les impedían trabajar en la perforación de un pozo petrolero en el área rural de Las Choapas.
Les pedían dinero. Les cobraban derecho de piso. Y un día, cuando los de la FATEV iban a la faena, los agredieron porque no entregaron los 20 mil pesos de la extorsión.

Los delincuentes, porque no se les puede llamar de otra forma, son Esteban Lendechi Córdova, Gustavo Jorge López, Bernardo Ramos Ruiz y otros malvivientes, que ese día actuaron como los gangsters. Yo digo que hasta Los Zetas les han de tener envidia porque estos tipos ya les ganaron el negocio.

Ahora la justicia los busca por la golpiza que le propinaron al líder de la FATEV, Filadelfo Espinosa Hernández, así como a Benigno Cruz Aguirre y Arturo Carrillo Arias, que resultaron los más averiados cuando el 13 de julio se dirigían con una cuadrilla a realizar los trabajos en el pozo Los Soldados 497. La FATEV tiene un contrato firmado con la empresa Consorcio Paz, que a su vez le trabaja a Petróleos Mexicanos.

Ese día, acompañado de 20 tipejos como él o peores que el, Lendechi los interceptó. Exigió los 20 mil pesos y como le dijeron que ni mais, los tundió. Benigno Cruz terminó inconsciente y con la mandíbula rota, mientras que el delegado sindical, Arturo Carrillo, presentaba el pulmón perforado con un punzón.

El ataque fue de vándalos. Usaron machetes, palos, piedras y armas de fuego. Terminaron lanzando amenazas de muerte y reiterando que si querían trabajar tendrían que pagar los 20 mil pesos. Obvio, Pemex, la empresa contratista y los trabajadores presentaron la denuncia.

Aquello fue de delincuentes. Se acreditó la agresión. Se identificó a los agresores. Se justificó la denuncia y hoy Lendechi, Gustavo Jorge López y Bernardo Ramos, así como los otros malvivientes, están siendo buscados por la justicia.

De Lendechi no extraña. Ya antes había ido a buscar al hijo del líder Filadelfo y lo amenazó de muerte. Le puso una pistola en la cabeza, jaló el gatillo y simuló que lo ejecutaba. O no tenía balas el arma o se le encasquilló. Pero fue un intento de asesinato.

El asunto va quedando claro. Lendechi dice que tiene un sindicato y que si quieren trabajo, o sea si lo desplazan, le tienen que pagar su cuota. Ese sindicato es fantasma y lo usa sólo para cobrar el derecho de piso. Al Capone ya lo hubiera reclutado a riesgo de que Esteban pudiera desplazarlo y quedarse como el rey de la mafia de Chicago.

Los obreros viven indefensos. Necesitan el trabajo pero están a expensas de estos delincuentes. Puede que Esteban Lendechi los deje en paz un tiempo, pero el otro problema son los líderes sindicales que los sangran a diario. Ellos también piden dinero por dar un turno o un contrato.

Filadelfo tampoco es una blanca paloma. Por una paga de entre mil 300 y mil 500 pesos semanales, los obreros deben darle al líder 200 pesos. Si manejan cien agremiados, los ingresos mensuales rondan los 80 mil pesos. Negocio sucio.

Entre líderes hay conflictos por los territorios, por los contratos con Pemex, por el control de los trabajadores. Se amenazan y se agreden. En Agua Dulce, el nuevo terror es Marjorie Oropeza, dirigente de la Alianza Sindical de Trabajadores. Se enfrenta a los líderes de la CTM, a la gente de Filadelfo, a Roque Villegas, a quien sea.

A su vez, Roque Villegas la denuncia a ella, a Filadelfo, a Arturo Espinoza, a Arturo Carrillo, a Adelfo Espinoza, Jaime Espinosa, José Manuel Cadenas Pérez, Felipe Ruiz Hernández, Lázaro Maldonado Rodríguez, Francisco Javier Méndez Hernández, Samuel Calderón Córdova “El Pelón”, Vicente Torres Montiel, Eduardo Torres Montiel, Neftalí Torres Ramos, de una agresión contra sus afiliados. Todo por el territorio, como si fueran bandas del narco, Zetas, Golfos, Templarios.

El hampa se adueñó de los sindicatos y los obreros tienen que sobrevivir entre dos tormentos: sus líderes que los explotan y los delincuentes, como Lendechi, que exigen derecho de piso o los malmata. Que vida de perro.
 
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