Sea sincero: Si usted, como ciudadano común, terrenal, simple mortal, votó por el PRI, ¿a poco no se siente en este momento arrepentido?

Vea a los maestros… no tarda en ver a los petroleros… ahí vienen los enfermeros, los doctores u otros sectores… y ni se diga los empresarios, en este caso, los refresqueros, que a punta de planazos en los principales diarios del altiplano, rechazan el impuesto a sus productos…
De verdad, ¿no está arrepentido por haber votado por Peña Nieto?

II
Ha sido un año cabrón para el presidente Peña Nieto. Si bien se le aplaudió cuando satanizaron a Elba Esther Gordillo, todo lo que ganó se vino abajo con la libertad de Caro Quintero y el “usted perdone” para Raúl Salinas de Gortari… lo más reciente, la animadversión de los maestros y a ello súmele sus propuestas en cuestiones hacendarias y/o recaudatorias… ¿puede haber algo bueno en este principio de sexenio? Aunque no lo crea, yo sí percibo algo bueno para la forma de llevar su inicio de gobierno de Peña Nieto y es precisamente eso… que apenas es el primer año.

La bondad por supuesto, es para él, no para el ciudadano común, terrenal, simple mortal que no goza de los privilegios de vivir del presupuesto.

Y se dice que es lo bueno por una simple razón: tiene hasta tres años en lograr algo que difícilmente en estos momentos, el gran gureso de la población no tiene: la seguridad en el bolsillo.

III
¿La seguridad en el bolsillo? Sí, sólo cheque: Usted va en la calle y pasa un nevero… trae unos mantecados de vainilla y fresa… se le hace agua la boca y entonces, como por instinto, se lleva la mano al bolsillo del pantalón, hurga en su bolso de mano, echa una mirada discreta a la cartera… sí, sí trae dinero, pero si compra ese mantecado se “desacompleta” para el taxi de regreso, para el camión de la noche, para la coca de tres litros… ¡vamos! No se puede dar ni siquiera ese pinche lujo de comerse un mantecado… en pocas palabras: No siente seguridad en su bolsillo.

Es un ejemplo simple, tonto si quiere, pero llevado a grandes escalas, a la realidad, a la vida cotidiana, se vuelve un cuento surrealista…

IV
Ahora, supongamos que se dé de un modo u otro la Reforma Fiscal, Hacendaria o Recaudatoria que pretende el Presidente. A partir de ese momento, el gran reto que tendrá, en un plazo mínimo de tres años o cuatro, es hacer que funcionen en beneficio de la clase media para abajo, todas sus reformas, ¡todas! y ese sector de la sociedad, cuando palpe, perciba por fin esa seguridad en el bolsillo.

¿Por qué tiene que esforzarse en eso el Presidente? No tanto porque quiera sacar de la pobreza extrema y pobreza a millones de mexicanos, ¡no! ¡para nada! simplemente es no permitirse volver a perder la silla presidencial ¡Es más, no es siquiera una pretensión de Enrique Peña Nieto! sino de un sistema político que rodea al llamado Presidente.

V
Bueno… la seguridad en el bolsillo es el ideal que cualquier ciudadano común, terrenal, simple mortal, eso sí, bien nacido, quisiera para sus demás conciudadanos… en el peor de los escenarios, a lo mejor no sirva para la gente tanta pinche reforma en cualquiera de sus aspectos (energética, hacendaria, de salud, etcétera) y simplemente el Sistema siga haciendo más pobres que alimentar con diversos programas asistenciales como las Cruzadas contra el Hambre y las que se le vengan a la mente, en aras de, a su tiempo, cosechar un voto seguro… total, lo que sobran son pobres, corruptos ¡y reformas!