Rufián y perverso, enfermo y gandalla, hipócrita y malvado. Así es Carlos Alberto Chiñas Narváez, el maestro del COBAEV 04 de Agua Dulce, el de la ética y los valores, exhibido en las redes sociales por el video en que tiene sexo explícito con una alumna y que nos tiene a todos con los pelos de punta y con una mentada a flor de labios.
 
A mí, y a usted, nos dejó helados. La grabó y se grabó en un cuarto de hotel, ella de frente y él sin cubrirse el rostro, dejando a la vista su identidad. Quizá buscaba conservar el video y usarlo luego contra la jovencita. Quizá sería un arma para el chantaje. Quizá sería su seguro para no ser denunciado.
 
Lo que no calculó fue que alguien hallaría el teléfono celular, y en él las imágenes que lo incriminan, lo que deja en evidencia que el maestro Carlos Alberto tiene doble moral, una la que pregona y otra con la que se comporta, totalmente una contrapuesta a la otra.
 
Que un maestro seduzca a una alumna es contra natura. El maestro es un mentor, un guía de los jóvenes, y sobre todo, un ejemplo a seguir en una comunidad.
 
Pero Carlos Alberto Chiñas Narváez es todo lo contrario. Daba clase de ética y su comportamiento es el un enfermo sexual; el de un tipo sin escrúpulos que dispone del cuerpo de sus alumnas; que les habla con procacidad, con lenguaje soez, con bajezas como: “Son una bola de huevonas. Nada más sirven para abrir las piernas”. Y él, con esa insinuación, más que puesto para saciar sus bajos instintos.
 
Lo dieron de baja cuando se difundió el video, pero el caso nos sacude a todos. Ahí, en el COBAEV 04 de Agua Dulce, hay quejas de maestros que venden calificaciones. ¿A cambio de qué? ¿De sexo? ¿De beneficios económicos? ¿Del sometimiento de los alumnos para presionar a la sociedad de padres de familia?
 
El asunto está más cabrón por dentro que por fuera. Lo dieron de baja pero el ético inmoral incurrió en un delito, y quizá en muchos más. La chica dejó el colegio por vergüenza de los padres, pues también tiene su parte de culpa, pero de que hay un delito, lo hay, que debe ser investigado, seguido a fondo, pues un enfermo sexual anda suelto, un tipo que dispone del cuerpo de sus alumnas, que las graba, que tiene la evidente conducta del pederasta y que no se sabe si esos videos servirían para la industria de la pornografía.
 
Algunas voces han tocado el tema, pues se volvió viral en las redes sociales. Directivos de la Universidad Veracruzana, sin justificar a la alumna, dicen que es víctima del maestro. Y tienen razón. El maestro está para educar, para orientar, para formar mejores seres humanos, personas que se realicen y que le sirvan a la sociedad.
 
Lo que hizo el profesor de ética, Carlos Alberto Chiñas Narváez, es contrario a toda razón. Pervirtió a una alumna, quizá a otras más. Grabó a una alumna, quizá a otras más. Usó a una alumna, quizá a otras más. Su concepto de la mujer es que sólo sirven para abrir las piernas y se aprovechó de su ventaja como mentor.
 
Y digo que el asunto está podrido por dentro porque para que haya un rufián, debe tener la complicidad de una mafia.
 
En el COBAEV 04 las cosas no andan bien. La sociedad de padres de familia venía trabajando con pasos firmes. Atendían las carencias. Pero cuando detectaron malos manejos de la directiva escolar, comenzó una campaña de descrédito, sembrando la duda entre los alumnos, hostigando a los hijos de quienes presiden la sociedad de padres, sugiriendo malos manejos con los fondos recaudados.
 
Pero ahora es peor. Ahora han pasado a las amenazas telefónicas y eso es propio de delincuentes. Así se conducen las mafias, el crimen organizado, los enemigos de la sociedad.
 
Cómo no iba a comportarse así el ético sexual Chiñas Narváez si sus compañeros maestros no se miden para amenazar e intimidar. Por eso digo que para que haya un rufián tiene que haber una mafia que lo respalde.
 
Y por eso, en el caso del escándalo del video erótico del maestro Carlos, hay que ir a fondo. Puede haber chantaje, puede haber otras niñas obligadas a tener sexo, pueden usarse los videos con fines pornográficos.
 
Por eso hay que llegar hasta el final.
 
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