Tengo un sueño —y eso que no soy Luther King—. Tengo un sueño y sueño que el PAN se ha librado de los Roldán. Sueño que el PAN deja de ser su franquicia. Sueño que los panistas se sacuden su tutela. Sueño que los panistas son libres para elegir.

 

Tengo un sueño y puedo sentir que se respeta la voluntad de las mayorías y que los dueños del partido se someten a la decisión de los que exigen un cambio y se termina con el capricho de una familia que ve por sus negocios pero no ve por los demás.

Tengo un sueño y me veo en el centro de la libertad y ahí, en Las Choapas donde se moviliza el pueblo contra el fraude y la manipulación, y donde se les ha derrotado en la mesa judicial, se nos da un espacio para la democracia.

 

Sueño yo y sueñan muchos más, panistas y quienes no lo son, pero que ven en la próxima elección extraordinaria una oportunidad para acabar con un incipiente cacicazgo que da sus primeras señales con la concentración de poder, la herencia de los cargos públicos, el enriquecimiento descarado, el uso de las instituciones para beneficio propio, la represión como forma de sometimiento de quienes protestan, la creación de ganaderas independientes para enfrentar a las establecidas, los negocios oscuros, los migrantes, el silencio de la policía.

 

Sueño, como muchos, que eso puede acabar. Lo sueño porque esa capacidad para decir no al fraude ya se dio y fuimos escuchados, y tuvimos los choapenses el privilegio de ser uno de los tres únicos lugares de Veracruz en que se pudo ver anulada una elección manchada con la suciedad de los antidemócratas, de los indignos que se roban la voluntad de un pueblo.

 

Soñamos todos que pudiera revertirse el atraco y el sueño se cumplió. Y hoy el sueño es que Las Choapas se libere del tronquismo que sólo ve para Renato y su conducta de abusos y el uso de los cargos públicos para él y su familia, pues ni remotamente sus amigos tendrán una presidencia municipal o una diputación; su familia y nada más.

 

Si hoy estamos aquí, con una elección extraordinaria, es porque los Roldán la fregaron en la elección de 2013, porque se casaron con la idea de que podían arrastrar votos y definir el rumbo de Las Choapas. Y que si el candidato no era un miembro de la familia, no había una oposición real.

 

Tuvieron su oportunidad. Fueron factor en otras elecciones. Sumaron para enfrentarse al PRI. Financiaron campañas y con la suma de todos, el PRI fue derrotado. Pero no evolucionaron ni tuvieron la humildad par darle paso a otros ni la capacidad para fortalecer su liderazgo.

Son un cacicazgo más: si no son ellos, no puede ser nadie más.

Los Roldán son como los argentinos —con perdón de los buenos argentinos—: se venden en lo que dicen que valen pero no en lo que realmente valen.

Y por eso en la elección de 2013 frustraron la alianza que pudo haber consolidado el triunfo aplastante sobre los sueños de Renato Tronco de ser el eterno elector.

 

La elección la ganó Marco Estrada, pero el consejo electoral de Erika del Carmen Reyes Escobar, La Mapacha, se la robó. Permitió las urnas embarazadas, una campaña en la que abiertamente se compraba el voto y el uso de porros para amedrentar a la oposición.

 

Legalmente, Estrada quedó en primero; Miguel Tronco en segundo, con todo y sus votos robados, y Serafín Roldán en tercero por terquedad de la familia y por falta de visión, humildad y sensibilidad de él.

 

Si se hubiera dado la alianza PAN-PRD, de facto, con espacios para los panistas en la planilla del PRD, con cargos en el siguiente ayuntamiento, el triunfo habría sido total y hoy serían gobierno.

 

Pero los Roldán jugaron a restar. Los votos del PAN y del PRD hubieran aplastado al PRI, pero se dividieron porque un sector de los panistas creyó que Serafín tenía con qué ganar la elección. Tarde se dieron cuenta que en un pleito de tres, quedar en tercero es una vergüenza.

Hoy están como ayer. Vuelven los Roldán a pedir las perlas de la virgen para integrarse al movimiento Todos Somos Las Choapas.

Recordemos el pasado para aprender de él.

El 6 de mayo de 2013, Marco Estrada pidió a Serafín Roldán que declinara, que se sumara a su candidatura, que negociaran posiciones y que salieran fortalecidos en una alianza de facto, pues la alianza legal la había frustrado el gobierno de Veracruz mediante tretas en los tribunales.

Previamente, Estrada había aparecido en una encuesta en primer lugar, ligeramente arriba del panista Serafín Roldán, pero despuntando y consolidándose.

 

La respuesta de Serafín fue que le podría dar cualquier posición, menos la candidatura a la alcaldía. Dijo que a la postre lograría tener el doble de intención de voto. Expresó que la sociedad ya se había cansado de los políticos, en alusión a Marco Estrada. Pero la realidad, el día de la elección, fue que Serafín Roldán se desplomó al tercer lugar.

 

Algunas voces, ex candidatos a la presidencia municipal de Las Choapas, advirtieron que sólo con unidad se puede derrotar al PRI. En 2000, Raúl Andaya, del PAN; Guadalupe Meneses, del Partido del Trabajo, y Juana Delia Sainz, del PRD, contendieron contra el priista Juan Diego Ayala. Teniendo condiciones para derrotarlo, fracasaron por haber dispersado su fuerza y dividido sus votos.

 

El mismo Juan Diego Ayala, quien es un serio crítico del tronquismo, asegura que si la oposición se hubiera unido no le habría dado la cuerda para ganar la elección de 2000.

Carolina López Aguirre, quien contendiera contra Renato Tronco en 2010, asegura que se hubiera evitado la derrota si la oposición hubiera unido fuerzas, pero optó por salir a la contienda dividida.

Fernando Moure Manzo, en un análisis realizado en diciembre de 2013, cuando ya había sido anulada la elección municipal, lanzó una feroz crítica a quienes detentan el control de la franquicia panista:

 

 “El PAN se encuentra en este momento tomado por una sola familia que son los hermanos Roldán Rivas. El PAN, lejos de crecer como en su momento llegó a ser en este municipio dos veces gobierno municipal y que tuvo representatividad en el Congreso del Estado, (que la persona que la ganó se haya ido a probar con otros partidos, es otra cosa), pero el PAN fue quien lo llevó a ganar”.

 

Reiteró que el PAN en la próxima elección del 1 de junio, no cuenta con ninguna posibilidad de triunfo; que las bases panistas deben respaldar un proyecto ganador, en este caso el de Marco Estrada.

 

Francisco Segura Barradas, también panista, sostiene que los militantes del PAN deben fortalecer al Marco Estrada para ganar la elección y olvidarse de la posición que asuman los Roldán:
 “Definitivo, el PAN de hoy con el candidato que apoyó, es repudiado; los electores lo dijeron.

 

 Tuvo menos del 50 por ciento de las preferencias históricas, y el sentir popular es unidad para el progreso de Las Choapas y seguro que con Marco Estrada hay apertura para lograr unidad con los panistas como ahora lo hemos venido haciendo”.

 

Sueño, pues, que los panistas se sacudan y dejen a los Roldán hacer con su franquicia lo que quieran. Sueño que entregan cuentas a la dirigencia nacional del PAN por el fracaso que se les avecina. Sueño que los panistas son libres para elegir y sumarse al proyecto que quieran.

 

Sueño que si son sensatos, los Roldán podrán saber que mucho ayuda el que no estorba. O que si hay madurez, negocien lo justo y se integren a un proyecto ganador.

 

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