Por apáticos o porque les gusta la mala vida, qué se yo, los allendenses decidieron que sea la hija de un aspirante a cacique quien los gobierne desde la agencia municipal.
 
Keren Prot Vázquez no es políticamente una figura. Cualquiera, hasta el cura del pueblo, tiene más imagen y es más querido que la hija de Noriel Prot Álvarez, el regidor que ya siente a Villa Allende, la congregación más importante de Coatzacoalcos, como si fuera de su propiedad.
 
“Somos la nueva generación”, dice la niña Keren para justificar que el poder pase de padre a hija. Refiere que no es que su papi se lo herede, pero de qué otra forma se le puede ver.
 
Y es que Noriel ya fue dos veces agente municipal de Allende y ha sido dos veces regidor municipal, sin mayores resultados, como no sea hacerla de comparsa de Marcelo Montiel durante su primera alcaldía, y aprobarle todas las obras pues llevaba esa comisión y todo le avaló. Su firma valía y se cotizaba en oro.
 
Keren hasta ahora sólo lleva el sello de Noriel, pero Noriel tiene el fierro de Marcelo Montiel y luego el de Roberto Chagra Nacif, el favorito de Fidel Herrera Beltrán, y luego regresó con Marcelo Montiel pues el alcalde de Coatzacoalcos, Joaquín Caballero Rosiñol, procede del marcelismo, aunque no se sacude el estigma de Chagra.
 
O lo que es lo mismo, el padre de la futura agente municipal de Allende es un reconocido trapecista que lo mismo está con Dios que con el diablo. Y por lo que se sabe, la joven Keren sí representa a una “nueva generación” pero de saltimbanquis de la política.
 
Con los Prot, Villa Allende ha vivido sus peores días de inseguridad y violencia. Los allendenses han sufrido robos, asaltos, extorsión y secuestro, además de abandono y falta de desarrollo.
 
Allende es un pueblote pegado a los complejos petroquímicos, el de Pajaritos y el Morelos, que generan una riqueza considerable para México pero nada para su población.
 
Lo peor es que hasta Noriel Prot y su familia han sido señalados de estar involucrados con la gente que siembra el terror. Un hijo del regidor, hermano de la futura agente municipal, se hace llamar “el comandante” y le disputa el sitio de honor a los encargados de la plaza.
 
Un día lo hicieron correr. Lo sorprendió la policía naval en plena faena. Lo correteó. Encontró refugio y luego se peló. Dicen que no tenía miedo que lo hallara la autoridá sino los amigos de los zetas.
 
Persígnense, pues, ahora la “nueva generación” ha llegado y tendrá a su cargo la agencia municipal de Allende. Al rato el “comandante” va a querer ser regidor y hasta presidente municipal.
 
Allende es un nido de violencia y los Prot no son ajenos a ella. Ahí secuestran y matan periodistas, como el caso de Gregorio Jiménez de la Cruz; se llevan a líderes obreros que luego aparecen en fosas clandestinas con huellas de tortura, como Ernesto Ruiz Guillén, “El Cometierra”, y sus playas son un cementerio clandestino donde el crimen organizado lleva a sus víctimas, las tortura y la mutila.
 
La violencia, pues, no es ajena al cacicazgo de Prot.
 
La elección del domingo no fue nada inusual. A Keren Prot no la eligió el pueblo sino el fraude, las prácticas de siempre, la compra del voto, aunque la niña de la “nueva generación” diga que su papá no se metió ni operó en su favor, y que no es una imposición paternal.
 
Noriel Prot se ha convertido en el cacique de Allende y no reparó en recursos y mañas para imponer a su hija como la nueva agente municipal de esa congregación. Eso que ni qué.
 
Si esa es la familia que domina la política de Allende, pobres allendenses. Que paren el camión. Que se bajen.
 
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