Óyelo y, si eres tonto, créele. Años que llevo en esto y no dejan de asombrarme los desplantes de los gobernantes, su estilo para mentir; su facilidad para llorar; su habilidad para sentir la pena de otros, poner cara de congoja y expresar una solidaridad que no sienten. Es tarea de demagogos y mentirosos, y a ellos les sale bien.
 
Oigo a Enrique Peña Nieto y, ah cabrón, que me enchilo. Dice el sui géneris Presidente de los Estados Unidos Mexicanos que comparte la pena de los familiares de los 36 tabasqueños muertos en el accidente del domingo en Rodríguez Clara. Y que se une a su dolor.
 
Pues qué chido el copetón. Primero se inventa una reforma fiscal, provoca que los impuestos incrementen el costo del transporte de pasajeros, hace que sea imposible viajar en este servicio, que la gente busque otras alternativas, y así van a dar a los camiones rentados que no reúnen las condiciones de seguridad mínimas.
 
O sea, que la reforma del señor Peña Nieto ahorca la economía del pueblo, obligando a éste a usar transporte de dudosa confiabilidad, y cuando se produce el accidente, ya sea porque el conductor se quedó dormido o porque a la unidad algo le falló, lo único que se le ocurre es dar el pésame.
 
Agreguemos a eso el aumento mensual de la gasolina, que obliga a los prestadores del servicio de transporte de pasajeros a subir el precio del boleto. Ellos le suben y el pueblo no tiene para pagar.
 
Pero vamos más allá. Metamos el cuchillo en la mantequilla. El accidente ocurrió en una autopista federal, falta de vigilancia, donde los trailers y pipas se estacionan donde quieren y como quieren, y no hay quien los meta en cintura. El parte oficial dice que la pipa de la empresa Prolac se hallaba mal estacionada.
 
Y yo me pregunto: ¿quién demonios debía vigilar que una situación se evitara? ¿La Policía Federal División Caminos? ¿El propio personal de Caminos y Puentes Federales (CAPUFE)?
 
Del mismo transporte también hay que reclamar y hacerlo fuerte: ¿en qué condiciones se encuentran las unidades de transporte turístico? ¿Existe algún control sobre las condiciones físicas en que se hallan sus conductores? ¿Se les explota como en la mayoría de los líneas que ofrecen ese servicio, sin dejarlos descansar como ordena el reglamento? ¿Por qué las unidades circulan algunos tramos sin luces poniendo en riesgo al pasaje?
 
Lo que hoy sabemos es que hay luto en 36 hogares. Viajaban muchos de ellos para adquirir productos en la ciudad de México. Eran gente de trabajo. Comprarían a bajo precio y lo expenderían en la ciudad de Villahermosa. Eran gente de bien.
 
Hoy sabemos que no llegaron a su destino. Apenas pasada la medianoche del sábado 12, ocurrió el accidente. La parte delantera derecha del autobús chocó por alcance contra una pipa mal estacionada, en su parte trasera izquierda. Tras el accidente, el camión comenzó a quemarse. Las llamas alcanzaron a quienes estaban en los primeros asientos. Después a los demás. Sólo cuatro pasajeros que viajaban atrás pudieron salir. Abrieron la ventana y escaparon aunque heridos.
 
Hoy también escuchamos a Peña Nieto ofrecer su pésame. Qué cinicazo es el Presidente. Primero trepa los impuestos, continúa con los gasolinazos y encarece el transporte, lo que obliga a muchos a viajar en camiones turísticos o rentados por comerciantes, y luego ofrece sus condolencias.
 
¿Usted le cree? Yo tampoco.
 
Es común entre los políticos rasgarse las vestiduras tras haberle hincado el diente a la economía de los mexicanos. Peña Nieto es de esos. Su reforma fiscal es un detonante de la carestía, dispara los precios, obliga a los productores a vender más caro, a los introductores a subirle a todo, al vendedor final a reventar al comprador. Por eso hay quien tiene que viajar usando transporte barato… y mortal. Y todavía escuchamos al Presidente decir que acompaña a los familiares de las víctimas en su dolor.
 
Por eso les digo: óiganlo y, si son tontos, créanle.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])