Hace cuánto, no sé. Tenía un rato que no se daban locuras como esa de bajar la cortina, cerrar el ayuntamiento e irnos todos a playear. Así, con todo ese valemadrismo que distingue a algunos y con las violaciones a la ley que ya están documentadas.
 
La mano ejecutora ahora es el presidente del concejo municipal, Miguel Ángel Lendechy Ochoa. La mente que todo lo hace para su provecho es Renato Tronco Gómez, el Calígula de nuestro Congreso de Veracruz, igual de loco que el romano, igual de arbitrario.
 
Ya en el pasado se efectuó el evento playero en La Cordobesa, el rancho de Tronco. Allá se llevó al personal del ayuntamiento y los convirtió en edecanes para atender a los turistas. A Protección Civil lo usó para atender posibles accidentes. A los policías les encargó la seguridad. Bueno, eso se suponía.
 
Lo cierto es que a los policías los usaban para la seguridad, para pasear a los turistas en cuatrimotos, para hacerse cargo de los refrescos. O lo que es lo mismo, los convirtió en milusos al servicio de los visitantes.
 
Las patrullas de policía al servicio de un evento particular es, aquí y en China, peculado. Y peor si la orden proviene del más alto nivel, o sea del alcalde. Tronco así lo ordenaba, pasando por encima de la ley, burlándose del Congreso, retando al que fuera, valiéndole madre que usaba recursos públicos para sus negocios personales.
 
Este año fue igual. Fue igual pero corregido y aumentado. Ahora el ejecutor fue Lendechy, que paró la marcha del ayuntamiento y decretó suspensión de actividades municipales hasta el domingo 27, 13 días en la hueva, al servicio del evento playero de La Cordobesa, porque eso sí, los trabajadores municipales no irían al palacio municipal pero sí a hacerla de edecanes turísticos.
 
Que a Renato le vale un pito la ley, eso todos lo sabemos. Pero eso no lo exime de estar cometiendo un delito, un peculado pues los salarios del personal que es comisionado en La Cordobesa los sigue pagando el ayuntamiento. Y las patrullas y vehículos oficiales gastan combustible que se paga con recursos municipales.
 
Esta vez el episodio delictivo estuvo de película. Del 16 al 27 de abril se decretó la suspensión de actividades municipales. El personal fue destinado a servir en el evento playero de La Cordobesa. Fueron 13 días de actuar como delincuentes organizados, organizados para chingarle al asunto, pues Renato Tronco se ahorró lo que habría de pagarle a los empleados que contratara para atender a los turistas.
 
Sin embargo, dos hechos descompusieron el cuadro: la negativa de la directora de Protección Civil, Elba Yadira Espinosa Rodríguez, a estar de tiempo completo, las 24 horas, en funciones que no son suyas, y la crecida del río que obligó a suspender esta mafufada de Renato.
 
Elba Yadira tuvo razón. Su función era atender los llamados de la sociedad, no hacerla de edecán de los turistas. Tuvo dignidad cuando el presidente del concejo municipal, Miguel Ángel Servil Lendechy, pretendió reprenderla de una manera que tendrá nota aparte. Y sacó la casta cuando prefirió renunciar que seguir siendo parte de esta payasada en la que es evidente el peculado, el uso de los recursos públicos para fines privados.
 
Elba Yadira denunció que Lendechy quiso obligarla a descuidar su trabajo. Ella señalaba que su obligación era estar en las albercas y balnearios más concurridos, pero Lendechy Arrastrado decía que la prioridad era La Cordobesa.
 
El otro asunto fue la suspensión del evento playero. La crecida del río inundó áreas donde se hallaban los comerciantes y fue imposible seguir. El lunes el agua llegó. Algunos refrigeradores, sillas y mesas debieron ser sacadas con maquinaria. Era la consecuencia de las lluvias en la zona rural.
 
Fue un fracaso. De por sí la afluencia era mínima. La gente no llegó, sobre todo al saberse que el diputado Tronco se valía de recursos públicos para que su evento playero le saliera gratis, o mejor dicho que el pueblo se lo pagara, que los policías eran usados como guía de turistas, que las patrullas y motos eran distraídas de su función.
 
Hágame el recontrajodido favor. Primero fueron los 13 días de hueva, decretados por Lendechy como suspensión de actividades; después la renuncia de la directora de Protección Civil; luego la poca respuesta de la gente, y por último la suspensión por la crecida del río.
 
Ahora los empleados municipales volvieron al trabajo. Terminó la suspensión de actividades municipales. No fueron vacaciones; los comisionaron para estar al servicio de Renato, pero ante el fracaso, todos a chambear en palacio.
 
Hueva y peculado playero, sólo en Las Choapas.
 
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