Toda contienda electoral tiene payasitos, bufones y distractores. No buscan el voto sino que el pueblo no sepa qué hacer con su voto. Están para provocar, para divertir y hasta para alarmar, pero no para competir y mucho menos para ganar.

Aquí son Miguel Ángel Gómez Díaz y Tomasa Campusano Rodríguez, candidatos del Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, que no tiene nada que ofrecer pero cómo enchinchan a quien les preste atención.

Miguel Ángel es tronquista; Tomasa también. Miguel Ángel le alzó la mano a Renato Tronco; Tomasa le dice a todos que es fan de Renato. Miguel Ángel está identificado con el Ratón Vaquero; Tomasa también.

O sea que de cuatro candidatos a la alcaldía de Las Choapas, dos están en la contienda para que nada cambie, para que el cacicazgo siga su curso, para que los atropellos vuelvan a ser la historia de todos los días, para que Tronco, sus hermanos y sus amigos se sigan enriqueciendo, y para que no haya poder humano que los lleve ante la justicia.

Miguel Ángel, el del PT, es concuño de Marco Antonio Estrada Montiel, el candidato el PRD. Se llevan como perro y gato, aunque no sé quién es el perro y quién es el gato. Se ven y se rehúyen. Se tiran sus habladas y en privado hasta sueltan mentadas.

Y diga usted si no. En la campaña de 2013, en la contienda ordinaria por la alcaldía, Miguel Ángel tapizó su casa con propaganda de Miguel Ángel Tronco Gómez, quien entonces era candidato del PRI-Verde a la presidencia municipal. Era un alarde de tronquismo. Y lo peor es que Gómez Díaz y Marco Estrada son vecinos. Y políticamente son enemigos.

Ahora hace desfiguro y medio para restarle votos a Marco Estrada. Dice que él sí tiene proyecto, que va a hacer lo que el otro —o sea el perredista— no ha considerado para Las Choapas. Eso es lo que dice, pero allá el pendejo que se lo crea.

La última es de morirse de risa. Marco Estrada fue invitado por los petroleros jubilados de la Sección a presentar su propuesta. Acudió y ahí encontró a su concuño incómodo, quien reclamaba que él, siendo jubilado de Pemex, fue desairado; pidió que se le recibiera y los antiguos no lo hicieron.

Marco comenzó a hablar y una seguidora de Miguel Ángel lo increpó. Los petroleros jubilados y la porra de Marco Estrada la hicieron callar. Y la tipa se fue. Pero el candidato del PT se quedó. Y fue como tener una chinche en el calzón, porque no dejaba de burlarse de Marco y de cuestionar su proyecto.

Entonces Miguel Ángel pidió hablar. Se lo permitieron. Y entonces dijo lo que haría como alcalde y de pasó le tiró sus habladas a Marco, hasta que éste se retiró.

Esa fue la gota que derramó el vaso. Ya todos sabían que Miguel Ángel es un esquirol de Renato Transa, que lo envió para ensuciar la elección, para restarle votos al perredista, quien de por sí ya perdió muchos con la inclusión en su planilla de “Pipo” Basáñez, el operador de Tronco.

Miguel Ángel cometió una descortesía. Ir a un evento al que no fue invitado y hostigar a quien sí acudió con invitación, es de majaderos, es falta de educación y, sobre todo, es falta de civilidad política. Imagínenselo de alcalde. Uta, estaría peor que Renato, como un chivo loco en cristalería.

El caso de Tomasa Campuzano es semejante. No tiene qué ofrecer y de hecho los electores ni la pelan. Pero en su campaña andan varios tronquistas, de los que le lamían las botas al Ratón Vaquero.

Llama la atención hasta la propaganda de Tomasa, con una T supergrande, choncha, como mandándole el mensaje a los tronquistas, como queriendo cacharles el voto y así sumar para lograr una regiduría y enviar a alguien al cabildo para hacerla de chinche y estar jodiendo en el próximo ayuntamiento.

Miguel Ángel y Tomasa no tienen nada qué ofrecerles a los choapenses. Su oferta política es demagogia. Son los payasos de la campaña que divierten y hacen reír pero no van a sumar votos. Y quienes apuesten por ellos van desperdiciar su voto.

Lo que buscan es que el pueblo no sepa qué hacer a la hora de votar. Que los perredistas y los panistas, donde está el antitronquismo, dejen de ser una opción y que la votación se reparta y cuelen algún regidor. Para eso son los bufones y los payasos: para distraer. Y Miguel Ángel y Tomasa son los payasitos de esta campaña.

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