Llegó la hora. Los choapenses pedimos democracia y la tenemos. Pedimos que el fraude fracasara y se logró. Le cerramos el paso al cacicazgo de Renato Tronco y se fue al carajo. Las Choapas se convirtió en un ejemplo estatal de insurgencia ciudadana, una revuelta social. Y eso no cualquiera puede presumirlo.
 
Ahora nos toca ir a votar. Por quien sea, pero hay que ir a votar. Que si Marco Estrada está muy feo, no importa. Que si Caro es muy llorona, igual. Que si Miguel Ángel y Tomasa son unos paleros, pues allá los que les quieran dar su voto y desperdiciarlo. El chiste es que la democracia no se pregona; se vive, se ejerce, se defiende y se respeta.
 
A ver, les cuento. El Ratón Vaquero estaba perdido desde la primera elección municipal. No la pudo ganar. Él operó y su hermano Miguel Ángel, nuestro querido Ratón Miguelito, se quedó corto con el voto de los choapenses. Compraron a muchos hasta con un kilo de verduras y dos litros de leche. Y a otros los presionaron con el cuento de que Renato va al Congreso y si no apoyan a Miguel, no habrán carreteras ni puentes.
 
Pero estaba perdido. Por eso no ganó la alcaldía Miguel Ángel. Ni con fraude lo pudieron hacer. Y el tribunal los obligó a ir a la elección extraordinaria.
 
El gobernador Javier Duarte se dio cuenta que Renato perdió el control. Y ahora le negó la candidatura al hermano ratón. Les mostraron las encuestas. No iba a ganar. Y lo mejor fue retirarse con el cuento de que “no hay condiciones”, como dice a todos Renato para justificarse. De eso se agarró, de que “no hay condiciones”, pero lo hizo para evitar la derrota. Y el gobernador no lo dejó avanzar.
 
Ahora nos queda ir por dos opciones: Marco Estrada y Carolina López. Era  un solo equipo en la elección de 2013 y entre los dos lograron sumar los votos que sirvieron para apretar la elección, impedir la imposición del hermano ratón e irse a la elección extraordinaria.
 
Eran uno pero el diablo los convirtió en dos. Marco Estrada dejó contaminar su planilla con gente de Tronco y ahí la cajeteó. Permitió que le impusiera el PRD rojo, o sea Sergio Rodríguez, el líder estatal que está más que vendido con los priistas y con el mismo gobernador Javier Duarte, a Javier “Pipo” Basáñez y a Juan Manuel Landero López, como síndico y regidor séptimo, respectivamente, y  provocó una estampida de seguidores, sobre todo los que se dicen antitronquistas.
 
Carolina López Aguirre tampoco es la virtuosa envuelta en pétalos de rosa. Caro fue de las que en su momento también apoyaron con los ojos cerrados a Tronco, hasta que chocaron. Entonces se volvió su enemiga, junto con su marido, el ex alcalde Toño Pouchoulén. Hoy son antitronquistas y muchos de los que vieron las marranadas que hace el PRD estatal, decidieron irse con Caro al PAN.
 
Esta elección es de dos. Marco tiene lo suyo y Caro también. Los dos traen proyecto y si quieren el voto de los choapenses, que se alejen de todo lo que huela a Renato. Nadie quiere más de lo mismo.
 
Ahora toca ir a las urnas. El domingo es crucial. Por si alguien no lo ha notado, es el inicio de otra historia. Y quienes voten serán parte de esa historia. Con el voto, se sepultará un cacicazgo. Con el voto, le daremos una oportunidad a la democracia. Con el voto, se construirá el futuro de las generaciones que vienen detrás de nosotros, nuestros chamacos, nuestros jóvenes, nosotros mismos, los que todavía tenemos una vida por delante, y nuestros antiguos, que dieron todo para hacer de Las Choapas un lugar único.
 
Quienes no acudan a votar no tendrán derecho a reclamar nada. Los del partido del abstencionismo no caben en este movimiento. Los del partido del abstencionismo no ayudan a la democracia. Los del partido del abstencionismo, de una u otra forma, le hacen el juego al tronquismo.
 
Las Choapas vive un momento único. No todos los municipios se sacuden un cacicazgo. Las Choapas representa la elección más importante de las tres que están en juego este domingo en Veracruz. Las Choapas tiene un gran potencial ganadero. Es vecino de dos estados: Chiapas y Tabasco. Es zona petrolera y el movimiento magisterial ha sacudido a la entidad. Por aquí pasan los migrantes. Por aquí los extorsiona el crimen organizado, los presiona, los tortura y los mata. Por aquí pasan los narcos, reclaman su territorio y someten a los alcaldes. Por eso Las Choapas no es un municipio cualquiera.
 
Hay que salir a votar. Quienes lo hagan serán forjadores de esta nueva historia en Las Choapas. Quienes no, vivirán con el “hubiera ido a votar”. Y el hubiera no existe. Es el consuelo de los mediocres, de los que no quisieron sumarse a este gran paso democrático y, sobre todo, a este rescate de la dignidad social.
 
Y por eso yo, Juan Ciudadano, les digo, chin chin el que no vote.
 
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