¿Es broma o es cinismo? Pues parece poco serio, o cuando menos no creíble, que Javier Duarte quiera ahora castigar a los servidores públicos implicados en desaparición forzada de personas y que sus cuerpos policíacos sean los que estén involucrados en ese delito.
 
Eso es como darle a un empleado un garrote, saber que levanta ciudadanos, que los desaparece, que los tortura y que los mata, y después aplicarles la ley.
 
Pues eso es lo que pasa en Veracruz. El gobernador Javier Duarte es como un atleta de alto rendimiento en prácticas ilegales.

 

Tiene el récord de más desaparecidos a manos de grupos parapolicíacos y además la policía está involucrada en secuestros y tortura.
 
La policía veracruzana opera descaradamente. Llega a los domicilios, a los negocios o simplemente se lleva a los ciudadanos que encuentra en las calles.

 

 A veces usan las patrullas oficiales, sin temor a que se les sancione o se les enjuicie. Actúan como si fueran miembros de la delincuencia.
 
La conducta de los policías no es propia de servidores públicos. Así se conducen las bandas dedicadas al secuestro, la extorsión o el narcotráfico.
 
¿Recuerdan a Gibrán, el cantante de La Voz México? Fueron por él hasta su domicilio.

 

Llegaron varias patrullas. Los detuvieron por lo menos ocho policías. Uno de los testigos identificó el número de una de las patrullas y los familiares corroboraron que era vehículo oficial.

 

 Después lo encontraron muerto, supuestamente cuando se produjo un enfrentamiento entre los criminales y fuerzas de seguridad, en el municipio de Huatusco.
 
Así hay más de 700 levantones en Veracruz, muchos de ellos perpetrados por policías.

 

El Colectivo por la Paz tiene documentados 55 casos de desaparición forzada. El procurador se hace bolas con las cifras.

 

El gobernador se hace de la vista gorda. Y ahora nos sale con que hay que crear leyes para sancionar a los servidores públicos que estén metidos en ese delito.
 
¿Tú le crees? Yo mucho menos.
 
La propuesta del gobernador Duarte al Congreso de Veracruz suena chipocluda. Sólo suena. Que se sancione hasta con 25 años de prisión a los policías, agentes del MP, funcionarios que participen, ayuden, encubran, sepan y no hagan nada, en casos de desapariciones forzadas.
 
Lo que propone es una armonización con las reformas legales a nivel federal. Eso está bien porque es disponer de marco de derecho para castigar a secuestradores o sus cómplices.
 
Pero lo que no tiene pies ni cabeza es que sea Javier Duarte quien pretenda endurecer las penas cuando que es su gobierno el que ha estado señalado de tener en su seno a una policía torturadora, que desaparece a los veracruzanos y que luego goza de impunidad.
 
Las desapariciones forzadas ocurren todos los días. Siempre las realizan policías o ex policías. Cuando los casos son denunciados, los familiares viven un infierno. Las agencias del Ministerio Público no actúan y en muchísimos casos desde ahí se filtra la información a los secuestradores.

 

La complicidad es cosa de todos los días, a toda hora, entre agentes del MP, peritos, secretarios o hasta notificadores.
 
El dictador tropical ya se puso el parche antes que le salga el grano. Cada vez hay más levantones y en muchos de ellos son señalados los policías judiciales, como ocurre en Las Choapas.

 

Cuando levantaron al periodista Gregorio Jiménez de la Cruz, hubo redada, varios desaparecidos y semanas después fueron hallados algunos de ellos con visibles huellas de tortura y daño psicológico.
 
Las redadas siguen. Esta vez ya hay un muerto que fueron a sepultar clandestinamente por el rumbo de Ixhuatlán del Sureste.

 

Los sobrevivientes dicen que los torturaban para obtener información sobre gente metida en los secuestros y el narcotráfico. Los familiares y testigos dicen que se trasladaban en automóviles con logotipos de la Procuraduría de Veracruz o de Seguridad Pública.
 
Parece que ya estoy oyendo a Javier Duarte cuando comiencen a cuestionarlo: “Veracruz cuenta con las leyes más modernas para combatir el delito… no permitiré que ningún funcionario quebrante la ley… llegaremos hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga”.
 
El problema no es de leyes; es de su aplicación. Y también es de corrupción y complicidad. Ese es el problema.
 
¿Acaso haciendo leyes se terminará con la oleada de terror que están llevando a cabo grupos parapolicíacos que con el pretexto de perseguir a delincuentes están torturando y desapareciendo a hombres y mujeres en el estado?, a los que se llevan en las sombras de la noche, operando con toda impunidad, sin que ninguna corporación policiaca ni militar intervenga, sabido que son de parte de ellos mismos….
 
Duarte quiere engañarnos. En Veracruz gran parte del problema es que la policía es torturadora, desaparece gente y es encubierta por política de estado.
 
Y ahora sale el gobernador que les va a subir las penas, las multas y la acción de la justicia. Esto es broma o es muy cínico.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])