¿Saben qué? Huele a ratón correteado. A ratón sometido a la acción de la justicia.
 
La Auditoría Superior de la Federación escogió a Las Choapas para la revisión de la cuenta pública 2013. Pudo hacerlo con otros ayuntamientos, pero seleccionó a Las Choapas, junto con otros 26 municipios, aquí donde los recursos han sido mal empleados y hay súper sospechas de que un güey se fue bien rayado con el dinero del pueblo.
 
El asunto le pega a Renato Tronco, que fue quien inició ese período, y a su ilustrísima Cristina Yazmín Cano García, la alcaldesa sustituta que concluyó la gestión del cacique, hoy en desgracia política.
 
Leía en mi Diario Presencia, por la pluma del maestro Hernán Villarreal, que la auditoría ordenada por la ASF será de carácter financiero con enfoque de desempeño, que en cristiano significa que van a llegar los auditores, revisarán la documentación, irán a los lugares de las obras, constatarán la calidad y que cada peso pagado corresponda a lo que estaba etiquetado.
 
Van sobre los 170 millones que le autorizó el Congreso a Las Choapas y que ejercieron Renato Transa y la sapientísima Yazmín, su suplente que terminó el período constitucional cuando el Ratón Vaquero decidió irse a la diputación local.
 
Los recursos son de dos partidas: el FISM y el FAFM, lo que quiere decir Fondo de Infraestructura Social Municipal y Fondo de Aportación para el Fortalecimiento Municipal.
 
Yo, que no sé de obras, me di cuenta que las obras de Renato fueron una porquería, que no reunían la calidad que la ley exige y que los proyectos se los sacaban de manga para beneficiar a los cuates y a los prestanombres.
 
Entonces qué será cuando lleguen los auditores y comiencen a revisar una por una de las obras del ayuntamiento tronquista —la parte de Renato y la parte de su ilustrísima Yazmín— y vean que en unos contratos hubo mala fe y en los otros también; que en unas obras la calidad es deficiente y en las otras también; que en unas obras no se atendió el beneficio social y en las otras también.
 
Entre esas obras está el puente del arroyo El Control, hoy convertido en un desastre, inservible en algunas partes, intransitable y que además la estructura anterior fue a parar al río provocando un daño ambiental.
 
Otra es un camino que conectaría con la colonia Agraria, desde el puente de la avenida 20 de Noviembre, que actualmente está cubierto de maleza.
 
También el parque infantil de la misma colonia Agraria, que está inservible, que nadie lo usa.
 
Las auditorías son así. Se las aplican a quienes ya creían que su porquería estaba bien cubierta. Ahí sale de todo. Les sacan las marrullerías a la hora de asignar los contratos, la mala calidad, la falta de supervisión, la falta de documentación. Y todo es delito. Si la Auditoría Superior de la Federación se lo propone, les finca el delito.
 
Renato Tronco está metido en una bronca. Si las auditorías fueran del ORFIS o del Congreso de Veracruz, se reiría porque ahí se les tapan las porquerías a los alcaldes, siempre y cuando estén bien con el gobernador. Pero como la ASF es federal, entonces no hay cómo ponerse a mano.
 
Las irregularidades están a la vista de todos. Ahora sólo falta que la ASF diga que hay delito. Y así voy a ver al ratoncito más famoso de Las Choapas pegar la carrera como si lo estuvieran fumigando, porque no va a tener otra mas que devolver el dinero mal aplicado o ir a la cárcel a pagar su deuda con la sociedad por daño patrimonial.
 
Renato era de los que se regodeaban cuando a Antonio Pouchoulén lo entancaron por aplicar erróneamente una partida presupuestal. Toño no tomó el dinero. Lo invirtió en una obra que era prioritaria pero que no era para ese fin. Se lo ejecutaron hasta que demostró su inocencia.
 
Ahora le toca a Tronco. El Ratón Vaquero pasa a la báscula. Le revisan cómo invirtió los recursos federales que tuvo en sus manos. Y si lo hizo mal, a tragar camote.
 
No soy Madame Zazú, pero también tengo mis premoniciones. Ya estoy viendo a Renato salvando el pellejo, echándole la culpa de todo a su ilustrísima Yazmín y que la audaz mujer sea quien enfrente a la justicia. Los caciques así son. Hacen sus transas y que sean sus peones los que paguen las consecuencias.
 
Por lo pronto, aquí huele a ratón correteado.
 
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