¿Se acuerdan de aquel secretario de Educación del gobierno de Ernesto Zedillo, que decía tener un doctorado cursado en la Universidad de Harvard y que era más falso que un título de la Plaza de Santo Domingo?

¿Se acuerdan que cuando se supo y se publicitó en los medios, el mentado doctor se fue por donde vino, apenas cuando el gobierno zedillista iba tomando vuelo, cuando apenas llevaba un mes en el cargo?

Pues qué creen. El falso doctor de entonces es Fausto Alzati Araiza, y ahora ya presume que concluyó sus estudios en Harvard, pero lo pedante no se le quita y está metido en otro berenjenal de miedo.

Enrique Peña Nieto lo nombró director de Educación Televisiva, en la Secretaría de Educación Pública, y eso es lo de menos. Lo canijo está en el escandalazo que armó con un acto de censura en un evento cultural, la prepotencia con que actuó y su cese fulminante.

Se las cuento con detalle.

Fausto Alzati, mejor conocido como el doctor Falzati, acudió a la presentación de la muestra pictórica de la muralista Aurora Reyes, que se inauguró el viernes 13 en la sede de la Dirección General de Televisión Educativa (DGTE). Ahí se leía el poema “Hombre de México”, escrito en 1948 por la pintora Aurora Reyes, y eso desató la furia del cuestionado doctor.

Alzati Araiza interrumpió de manera seca, soez, cortante. “¡No voy a permitir que a una institución del gobierno se venga a hablar en contra del gobierno!”, dijo.

Luego les soltó:

“¡Aquí no vengan perredistas con sus cosas de AMLO! ¡Y me quitan esta exposición! ¡A la chingada!”.

Comenzó entonces a arengar a los presentes que gritaran: “¡Arriba Peña Nieto! ¡Arriba Peña Nieto!”. Y se fue.

Falzati andaba ebrio. Su reacción fue desproporcionada. Creyó que el mentado poema lo había escrito Aurora Reyes un día antes y que se lo dedicaba al Presidente Peña.

Quizá Falzati no sabía que el poema lo escribió Aurora Reyes en 1948 y que fue para Lázaro Cárdenas del Río, entonces en la presidencia.

Pero como lo encontró ofensivo, que se engalla, que se pone loco y que manda a los de la exposición a chiflar a su máuser.

Claro, el escándalo no tardó en estallar. Falzati se defiende diciendo que nunca censuró a nadie, que no andaba borracho, que inauguró la exposición y que se marchó.

Pero este lunes la Secretaría de Educación anunció su separación del cargo. Lo echó. Un video que dio a conocer el portal sinembargo.mx demuestra que sí se excedió, que le gritaba madre y media a los organizadores y pretendió censurarlos.

Se ve que en 20 años Fausto Alzati no ha cambiado. Aquella vez, cuando iniciaba el gobierno de Zedillo, lo corrieron porque puso en su currículum que tenía un doctorado por Harvard cuando ni siquiera era había concluido la licenciatura. Tiempo después reanudó su carrera, se tituló y obtuvo el doctorado.

Pero su calidad humana y su condición política sigue siendo la misma, o anda peor.

Muchos políticos sucumben a la tentación de la mordaza. Quieren evitar que la sociedad hable, que los líderes de opinión se expresen, que las manifestaciones culturales no inquieten a quienes están en los cargos públicos.

México ha cambiado. La censura no cabe. El pueblo se expresa. Usa los medios de comunicación libres, que son muy pocos, para hablar, para protestar, para denunciar. Y cuando los medios se cierran a la voz popular, o simplemente desaparecen, la sociedad recurre a las redes sociales. Y ahí se multiplican las expresiones.

Bien, que Falzati se haya ido a donde quiso enviar a los organizadores de la muestra pictórica: ¡a la chingada!

Bien que haya habido alguien en el gobierno de Peña Nieto que no dejó pasar semejante abuso y haya enviado al desprestigiado censor a censurar a su madre... si es que ella se deja.

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