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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El que está enfermo es el sistema de salud

24/06/2014 08:39 a.m.
¿Que a quién le tiro la pedrada? Pues al subdelegado del IMSS en Coatzacoalcos, Jorge Tubilla Velasco, que de asuntos de salud sabe menos que yo, que con trabajo receto una aspirina, y que de administrar sabe nada porque ya pasó por la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de aquel puerto y la entregó con un pasivo de más de 100 millones de pesos.
Los hospitales no son el problema.
 
Tampoco los presupuestos. Lo que funciona mal, pésimo, desastroso, es el sistema de salud, ahí donde los hombres meten la mano, donde deciden, donde echan todo a perder.
 
Ir al IMSS es un suplicio. Lo mismo al ISSSTE o al Secretaría de Salud, o a los hospitales del estado. Hay que tener paciencia, soportar todo con estoicismo, como héroes, como resignados o, de plano, como masoquistas.
 
Las carencias ahí están pero no son por falta de recursos. El IMSS esquilma a medio México.
 
A las empresas privadas les exprime hasta el último centavo; que por cada trabajador, que la cuota para guardería, que si el entero provisional, que si el pago del bimestre.
 
Y a la hora del servicio, sopórtales todo: caras largas de las trabajadoras sociales, respuestas pedantes de los médicos, instalaciones insalubres, falta de camas, que si llegas a urgencias y te programan para dentro de tres meses.
 
Quebrarse un brazo o una pierna es de muerte. A veces no hay manera de sacarle al enfermo una placa de rayos X, o enviarlo a practicarle unos análisis clínicos.
 
 Ni qué decir de los enfermos que deben viajar a otras ciudades a continuar un tratamiento. No hay viáticos para el familiar que los debe acompañar.
 
Y qué ocurre en las zonas apartadas, en las congregaciones, donde no hay una clínica.
 
 Deben viajar los enfermos, así sea los que están en un grito de dolor, a las cabeceras municipales o incluso a Veracruz, Orizaba, Puebla o el DF.
 
Y luego les dicen, olímpicamente, que no hay viáticos, que le pongan de su bolsillo y que después se emparejan, cosa que nunca sucede.
 
Si algo distingue al Seguro Social es su eficiencia. Sí, su eficiencia para cobrarle las cuotas a los patrones. Y al que no paga a tiempo lo embargan.
 
 Y a pagar multas, recargos, actualizaciones. Y si no cumple el patrón, a remate los bienes de su empresa. Pero si se trata de buen servicio, nomás no hay.
 
El IMSS vive de a gratis. El IMSS no produce un centavo del dinero que lo sostiene.
 
Vive de las cuotas obrero-patronales. Tienen que aportar los dueños de las empresas y los trabajadores. Les cobran hasta por servicios que no les son prestados.
 
Por ejemplo, la cuota de guardería la pagan empresas cuyas trabajadoras no tienen hijos. Es injustificada pero la tienen que pagar.
 
El problema es de corrupción, de voracidad de quienes están en la administración del IMSS y que nada saben de la adecuada —y menos honrada— manera de manejar los servicios de salud.
 
Y eso ocurre porque muchos de ellos tienen los cargos que ostentan por méritos políticos o familiares.
 
¿Que a quién le tiro la pedrada? Pues al subdelegado del IMSS en Coatzacoalcos, Jorge Tubilla Velasco, que de asuntos de salud sabe menos que yo, que con trabajo receto una aspirina, y que de administrar sabe nada porque ya pasó por la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de aquel puerto y la entregó con un pasivo de más de 100 millones de pesos.
 
Tubilla no está ahí porque sepa cómo sacar adelante al IMSS, o como brindar mejores servicios, o cómo tratar a sus sufridos enfermos. Está ahí por su relación casi familiar con el director del Seguro Social, José Antonio González Anaya, su cuate de la infancia.
 
Si no fuera González Anaya el titular del IMSS, Tubilla no estaría ahí. De administración no sabe y ya lo demostró en CMAS. Está ahí por amiguismo, mientras al Seguro Social se lo sigue llevando el diablo.
 
El Hospital Regional Valentín Gómez Farías es otro caso de abandono. Falta todo. Los servicios son deficientes, la gente es tratada como mexicanos de segunda y hay quienes llegan enfermos y salen muertos. Hacen falta especialistas, entre ellos ginecólogos, pediatras y oncólogos infantiles. Pero no hay forma de que se autoricen esas plazas.
 
Este fin de semana los médicos salieron a protestar. Un centenar caminó en solidaridad con sus compañeros de Jalisco. Se trata de 16 especialistas acusados de negligencia. Ellos dicen que son médicos, no criminales, y que si los pacientes mueren es por las carencias que hay en los hospitales oficiales y eso es por culpa del gobierno o de los políticos que son habilitados como administradores y que el dinero que les ponen en las manos lo malversan.
 
El sistema está gravemente enfermo de corruptitis. Para eso no hay vacuna. Es una enfermedad terminal que va carcomiendo el cuerpo del sistema de salud, le va minando sus defensas y lo tiene condenado a morir.
 
La única manera de salvarlo es aplicarles cirugía mayor, y de ahí, sesiones de quimioterapia para que el mal que produce la enfermedad, sea aniquilado.
 
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