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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Ser alcalde en medio del infierno

01/07/2014 09:12 a.m.
Lo mejor que le puede pasar a un político es enfrentar el caos. Ahí muestra si el acero es templado o si la espada se blande; si está hecho para los grandes desafíos o si es un personaje de ocasión; si estará o no del lado del pueblo.
 
Así le ocurre a Marco Antonio Estrada Montiel. Asume la presidencia municipal de Las Choapas en condiciones extremadamente difíciles, sin recursos, con deudas, sin brindar servicios públicos y saliendo de un cacicazgo que provocó la división de la sociedad y el abuso de autoridad.
 
También es presa de sus errores políticos, de su falta de palabra, de su tibieza para adoptar decisiones, de momentos en que sucumbió a la traición.
 
Marco Estrada juró ayer cumplir y hacer cumplir la ley. Rindió su protesta de ley. Hoy es ya el nuevo alcalde de Las Choapas y, para algunos, con él cambia la historia y termina el tronquismo; para otros, es el regreso del PRI nomás que disfrazado de PRD.
 
El reto es grande. Marco Estrada viene de una doble campaña por la presidencia municipal. Primero la ordinaria en 2013, que fue anulada por fraude, y después la extraordinaria, en cuya elección, hace un mes, ganó de calle, sin tener como contrincante a Miguel Ángel Tronco Gómez porque su hermano, el diputado Renato Tronco, ya le cayó en la punta de paciencia al gobernador Javier Duarte por chantajista y abusivo, que varias veces lo amenazó con dislocar el sur de Veracruz.
 
Marco iba bien hasta que permitió que elementos tronquistas le fueran infiltrados en su planilla. Javier “Pipo” Basáñez Silván se coló como síndico en una negociación que permitió ver que Estrada estaba dispuesto a embarrarse en todo con tal de llegar a la alcaldía.
 
Enfrentó el reclamo de su gente, de los perredistas y panistas, porque desvirtuaba el fin de su movimiento, el repudio al tronquismo, al cacicazgo que sólo sirvió para que el Ratón Vaquero se enriqueciera con el dinero del erario. A Marco no le inquietó y siguió a costa de lo que fuera, aún de su rompimiento con el PAN, donde tenían claro que el objetivo era impedir que Tronco y su gente siguieran en el gobierno. Con “Pipo” Basáñez ahí, en la sindicatura, continuarán en el poder.
 
Marco no recibe un ayuntamiento; recibe un desastre. El tronquismo de Renato, el de Yazmín Cano y el de Miguel Ángel Lendechy, le hereda una alcaldía llena de problemas. Los servicios públicos están en punto cero. La recolección de basura no se realiza; las calles están destruidas; las obras públicas carecen de calidad; hay deudas por pleitos laborales perdidos y por no pagarle al personal que está laborando actualmente, llámense policías o empleados administrativos.
 
Deliberadamente, Lendechy le dejó una bomba de tiempo. Aprobó un aumento salarial de 20 por ciento, algo que no ocurrió en ninguna parte de Veracruz. Ninguno de los otros 211 municipios incurrieron en una locura semejante. ¿En qué parte del presupuesto de este año señala que hay recursos suficientes para pagar semejante disparo a la nómina? Lendechy actuó de mala fe pero podría enfrentar acciones por su responsabilidad en la alteración del presupuesto municipal.
 
Las Choapas encara una crisis de obras públicas. No sólo son escasas sino que carecen de calidad. Algunas no pasan la prueba del Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz y en otras se usó photoshop para hacerlas pasar por concluidas cuando estaban a medio realizar.
 
El reto de Marco Estrada es inmenso. No sólo hay que corregir el caos que le hereda el tronquismo sino que hay que responder a las expectativas creadas. En política, un alcalde no sólo debe ser sino también parecer. Debe tener palabra y hacerla cumplir.
 
Marco Estrada decía que su proyecto era acabar con la arbitrariedad que distinguió al tronquismo, pero permitió que “Pipo” Basáñez se convirtiera en síndico.
 
Marco Estrada dice que va a gobernador para todos, sin distingo de partidos, pero quiero verlo cuando el gobernador Javier Duarte imponga proyectos, compañías para realizarlos; cuando el pueblo le reclame que encabece sus protestas y que se oponga a los centralazos desde Xalapa.
 
Ya es alcalde y lo será por tres años y medio. Recibe el ayuntamiento en deplorables condiciones. Es como ir a una fiesta en el infierno y salir de ahí sin quemarse.
 
Promete que con él será distinta la política. Le han instado a limpiar Las Choapas de tronquismo. Que limpie la casa le pide el ex senador perredista Carlos Navarrete. ¿Con “Pipo” ahí? ¿Con la sindicatura fiscalizando cada paso que dé, filtrando información a Renato?
 
Marco tiene el infierno al que quería llegar. Ahora sólo tiene que administrarlo.
 
Si lo logra, mis respetos; si no, será más de lo mismo.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])

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