Que un alcalde y su cabildo oculten información, es malo. Que un alcalde y su cabildo omitan decir cuánto ganan, es doblemente malo. Pero que un alcalde y su cabildo desconozcan la ley o la conozcan y la violen, es peor.
 
Es el caso de Agua Dulce. El ayuntamiento evade su obligación legal de transparentar la información. No quiere revelar de cuánto es el salario, las prestaciones, los honorarios y todo tipo de ingresos. Y eso tiene tufo a corrupción.
 
Presencia acudió al sistema oficial Infomex en los términos de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública para el Estado de Veracruz, que señala que los salarios no son sujetos de confidencialidad, pero encontró una ilógica negativa.
 
Le dijeron que no, que los salarios no se revelan. Y que ese fue el acuerdo del Comité de Información de Acceso Restringido.
 
Se le solicitó “la información relativa a sueldos, salarios y remuneraciones de los servidores públicos en un tabulador en el que se incluyan compensaciones brutas y netas, prestaciones del personal de base, confianza y por honorarios, con la especificación de vacantes por unidad administrativa”, así como que “la información sea presentada desglosada en puestos, además de los gastos de representación y viáticos que han tenido los servidores públicos en lo que va del año, igualmente los presupuestos asignados para el municipio de Agua Dulce, todo con base en lo que estipula la ley.”
 
La solicitud fue presentada en términos del artículo 8 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública.
 
La respuesta fue que un grupo de notables, los supuestos miembros del Comité de Acceso Restringido, la rechazaron porque para ellos, es “información confidencial”.
 
No sé de cuál fumaron, pero salieron con que el artículo 17.2 de dicha ley establece que esa información está clasificada como confidencial y ofrecieron entregar copia del acuerdo del comité de acceso restringido, cosa que no hicieron.
 
La burrada no puede ser más grande. El artículo 8, fracción IV, incisos a y b dice que los sujetos obligados, en este caso el ayuntamiento, deben publicar “la información relativa a sueldos, salarios y remuneraciones de los servidores públicos”.
 
El mentado Comité de Acceso Restringido también se acoge al artículo 18, que seguramente sus integrantes ni siquiera leyeron, pues es contrario a lo que ellos argumentan. “No podrá considerarse como información de carácter personal y por tanto confidencial, la relativa a los sueldos, salarios, dietas o remuneraciones de cualquier otra naturaleza percibidas con motivo del ejercicio de cargos, empleos o comisiones en el servicio público”, dice.
 
O sea que niegan la información sobre salarios dándole una justificación de confidencialidad, con el mismo artículo de la Ley de Transparencia y Acceso a la información Pública que señala que los salarios no tienen esa característica de confidencialidad.
 
Pero todavía hay más. La excusa es por demás infantil. Dice el gobierno de Agua Dulce que los salarios, prestaciones, honorarios y todo tipo de ingreso de los ediles y funcionarios se reservan para no exponerlos a la delincuencia, habida cuenta de la inseguridad que prevalece en estos días.
 
Pues que se recuerde, el alcalde Daniel Martínez dice que la inseguridad se está abatiendo y a sus policías los ha instruido para que no reporten algunos hechos de delictivos para que no se incrementen las estadísticas de hechos fuera de la ley.
 
La pregunta está en boca de todos: ¿Pues cuánto ganarán estos señores que les preocupa tanto que la inseguridad que padecemos los mortales les pueda afectar al saberse sus abultados salarios?
 
Si Daniel Martínez y sus ediles no lo saben, que lo investiguen: la negativa a proporcionar información pública en términos de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información, conlleva multas, amonestaciones y destitución del cargo.
 
O lo que es lo mismo, que vayan enlistando la información sobre sus salarios, o que se atengan a las consecuencias. Al fin que nadie los va a extrañar si son echados de la presidencia municipal por ocultar cuánto les paga el pueblo.
 
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