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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Gobernar a “berrinchazos”

10/07/2014 09:54 a.m.

Vive Veracruz una crisis, un desmadre político, casi casi un carnaval, mientras la pobreza y la injusticia degradan la calidad de vida de los veracruzanos.
 
De todo hay en la prosperidad duartista, desde un secretario de estado que se observa en cabal salud, coloradito, rozagante, pero que se va y atribuye su renuncia, entre señalamientos de gigantescas deudas que hereda y saqueo al erario, a que anda malito quién sabe de qué, hasta un diputado cuya historia de crímenes y enriquecimiento inexplicable deberían tenerlo en la cárcel y que nos aplica la de José Alfredo, que se va y se va y se va y se va y no se ha ido.
 
Por enjuagues de los que nunca faltan en el gobierno, al mentado diputado le permitieron la graciosa huida quitándole el hueso del cacicazgo en Las Choapas, y hasta amenazó que se iba para siempre, que dejaba el lucrativo negocio de la política, pero ahora regresa a su curul con su habitual desfachatez —que no sorprende a los que lo conocen— para presumir que ahora ya no lo van a extrañar en el Congreso, sino que “hasta se van a aburrir” de tanto verlo.
 
No se va a aburrir de verlo. Se van a asquear de soportarlo. Pero como dice el dicho, la culpa no la tiene el indio sino el que lo hizo compadre.
 
El secretario de estado es Fernando Charleston Hernández. El diputado es Renato Tronco. ¿Y saben qué? De los dos no se hace uno.
 
Charleston es el clásico zonzo con suerte. Lo recuerdo cuando era panista. Trabajaba con Luis Pazos de la Torre en la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros. Era su chamba. Servía a los gobiernos del PAN y era de los burócratas de quinta fila.
 
Pero cuando Javier Duarte recibió la bendición de Fidel Herrera Beltrán para quedarse con el gobierno de Veracruz, Fernando Charleston cambió de camiseta y hasta de calzón. Se convirtió al priismo de la mano del hoy gobernador, pues para algo le habría de servir su amistad de los tiempos en que Javier, Karime y Fernando estudiaban en el DF.
 
Duarte lo colocó en cargos menores. Después lo hizo diputado federal. Más tarde lo convirtió en secretario de Finanzas y Planeación, donde no hizo mucho porque sin recursos poco se puede hacer. Y de lo que hay, pues sólo para los negocios suyos y del patrón. El caso es que dejó a Veracruz con mas deuda que cuando entró.
 
El caso de Renato es peor tantito. El muy prángana no da golpe. Sólo se para por el Congreso para cobrar sus dietas y los apoyos económicos por supuestos trabajos legislativos en su distrito. Y todavía el cínico dice que “hasta se va a aburrir de verlo”.
 
De veras que cuando mientras más conozco a los diputados, más quiero a mi perro.

Renato Tronco es el peor diputado de la historia de Veracruz. Alguien ya lo dijo por ahí. Este es peor que aquel diputado mago que se sacó algunos votos de la manga para aprobarle el nombramiento de procurador a Fidel Herrera. Pero aquel trabajaba, iba a las sesiones, recibía línea, hacía como que era de oposición, tomaba la palabra, recibía mentadas y al final bailaba al son que le tocaban sus amos. Pero iba, güey.
 
Renato Transa no. Es un “aviador”. Cobra pero no trabaja. Dice que hace labor legislativa en su distrito, en el 30, en el Coatzacoalcos II, donde está Las Choapas, pero ni sus luces. Que alguien diga si da golpe el diputado.
 
Renato ya se iba. Muy picudo decía que se retiraba porque a su hermano Miguel Ángel el PRI no le dio la candidatura a la alcaldía en la elección extraordinaria. Se retiró él y agarró a su gente y les puso bozal. También dijo que dejaría la diputación local, que no se le vería más por el Congreso, que ya no había condiciones para seguir en la política. Y luego de reversa, mami.
 
Es lo que yo digo un ranchero de telenovela rosa. Acá muy bronco, muy madres, muy “aquí se hace lo que se me pega mi repinche gana”, y luego el “mejor no”, mejor me regreso a legislar, mejor sigo en la política, mejor sigo cobrando en la Legislatura. Mejor tutis frutis.
 
Ya decía yo que Renato era puro pájaro nalgón. El Congreso le da fuero, lo protege contra denuncias penales, le evita una aprehensión, pues primero lo tendrían que someter a un juicio de procedencia como cuando la Procuraduría lo acusó del crimen del regidor Alfredo Pérez Juárez y Fidel luego lo encubrió para que hacerlo su peón.
 
Con una Legislatura así, vale madres Veracruz. Renato ni se para por el Congreso y ahora dice que “hasta se van a aburrir” de verlo. Pobres diputados. Primero lo ven cobrar sin acudir a las sesiones del Congreso. Y ahora van a tener que aguantarle todas sus marrullerías.

Se gobierna a "berrinchazos".
 
(Comentarios y tips a: [email protected])


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