La vista se no puede mostrar porque supera el umbral de vista de lista (5000 elementos) aplicado por el administrador.

Para ver los elementos, intente seleccionar otra vista o crear una nueva. Si no cuenta con permisos suficientes para crear vistas para esta lista, solicite al administrador que modifique la vista de modo que cumpla con el umbral de vista de lista.

Más información sobre la creación de vistas para listas grandes.

Juan Ciudadano

Los Gobernados

Ellos hablan y su líder no escucha

16/07/2014 10:45 a.m.

Parece que el momento llegó. Primero fueron unos, luego otros y finalmente hay miles de trabajadores petroleros al borde de un ataque de nervios, agobiados ante la amenaza de perder el empleo, de quedar en la calle, de no tener con qué llevar a casa un poco de pan. Se sienten a punto del despido.
 
Son los obreros del complejo petroquímico Pajaritos, petroleros pero ya en manos de la iniciativa privada, ahora al servicio de Mexichem, la empresa salinista que se asoció con Pemex y que tarde o temprano se hará dueña absoluta de esa área industrial.
 
Han iniciado una revuelta. Se les ve a las puertas del complejo. Van a las oficinas de la Sección 11 del sindicato petrolero. Le piden a su líder, Ramón Hernández Toledo, que les dé la cara. Exigen en los medios de comunicación que alguien les explique cómo está su situación laboral y en qué consiste el convenio sindical 10720/2013.
 
La inquietud surgió desde que se les instó a firmar sus contratos de trabajo con cláusulas en blanco y al saber que la cúpula sindical ya había suscrito un acuerdo con la empresa Mexichem. Se sintieron indefensos y además temerosos de su futuro en la empresa.
 
Dicen que no se oponen a la privatización de la industria petrolera, que se adaptan a los cambios y a los tiempos. Pero quieren evitar ser despedidos, que los echen sin tomar en cuenta su antigüedad, sin considerar lo que le han dado a Pemex.
 
Son pretensiosos en el fondo. Piden que a los más antiguos se les respete su permanencia en la empresa y que los que acumulen más de 20 años de laborar, puedan jubilarse. También quieren que a los de menos de 20 años se les garantice su empleo y que no se vean sorprendidos cuando tengan que renovar su contrato.
 
El temor es evidente. Saben que lo que acuerdan sus líderes sindicales, es obligatorio para todos. Y por eso piden una explicación.
 
Le han enviado oficios al dirigente de la Sección 11, Ramón Hernández Toledo. Se han manifestado a las puertas de la organización sindical. Sólo les falta apostarse a las puertas del líder petrolero. Pero nada les dice, nada les responde.
 
Por eso la incertidumbre es mayor. Cuando los líderes se arreglan con Pemex, los obreros no tienen mas que acatar. Si Ramón Hernández Toledo ya consintió el cierre de áreas de trabajo y el despido de personal, su futuro en la empresa habrá terminado y les esperan días que a nadie se le desean.
 
Su situación en Mexichem es complicada. Por su postura y por su reclamo, han venido sufriendo hostigamiento laboral y muchos suponen que aunque tengan la razón en su demanda de transparentar la relación obrero-patronal, con sólo manifestar su inquietud se vuelven focos rojos.
 
Su temor es justificado. Su temor se incrementa en la medida que Ramón Hernández Toledo guarda silencio, que no responde a sus oficios, que va permitiendo que se genere la idea de que se quebró ante la empresa y que ya consintió que miles de obreros se vayan a la calle.
 
Sin embargo, la lucha de los obreros es tibia. Los petroleros no abandonan su estado de confort, un buen salario y múltiples privilegios que no se le dan a otros trabajadores de la región. Y eso los hace pasivos.
 
Su lucha no se radicaliza. No toman acciones que sí se ven en otros gremios y por eso no sacuden a la empresa y mucho menos a sus líderes sindicales.
 
Fuera de algunas concentraciones cuando se fraguaba la reforma energética, algunas marchas desde los complejos hacia Coatzacoalcos, y algunos recorridos en las calles, declaraciones de varios colores, pero no tajantes para impedir que la privatización se hiciera realidad, nada significativo hicieron.
 
Advirtieron lo que podía venir pero no actuaron. Hoy están al borde de perder su empleo. Y así será. El líder sindical ya pactó. Ramón Hernández Toledo ya los vendió.

Paulatinamente se dará el despido de personal, la reubicación de algunos obreros en otras áreas, que más adelante desaparecerán.
 
Ellos viven con el temor porque ahora sí ven que la privatización significa desempleo. Y peor cuando su líder sindical guarda un deplorable silencio. Es un mal síntoma de los que está por venir.
 
(Comentarios y tips a:[email protected])


¿Te ha parecido interesante la columna?

Comentarios

Comparte
La vista se no puede mostrar porque supera el umbral de vista de lista (5000 elementos) aplicado por el administrador.

Para ver los elementos, intente seleccionar otra vista o crear una nueva. Si no cuenta con permisos suficientes para crear vistas para esta lista, solicite al administrador que modifique la vista de modo que cumpla con el umbral de vista de lista.

Más información sobre la creación de vistas para listas grandes.