La vista se no puede mostrar porque supera el umbral de vista de lista (5000 elementos) aplicado por el administrador.

Para ver los elementos, intente seleccionar otra vista o crear una nueva. Si no cuenta con permisos suficientes para crear vistas para esta lista, solicite al administrador que modifique la vista de modo que cumpla con el umbral de vista de lista.

Más información sobre la creación de vistas para listas grandes.

Juan Ciudadano

Los Gobernados

Todos somos Enriqueta Juárez

05/08/2014 02:04 p.m.
Enriqueta Juárez Zapata no es una. Como ella, muchas mujeres se van, trasponen la frontera, llegan a suelo americano, trabajan, se ganan cada dólar y encuentran una manera digna de vivir.
 
Les digo: Enriqueta no es una. Son muchas y son un ejemplo que todos debemos seguir.
 
Su caso nos impacta a todos. La vemos en las pantallas de televisión. Es víctima de la represión policíaca. La vemos esposada, con sus manos detrás de la espalda, junto al policía gorilesco que la conduce, diminuta pero segura de lo que hace.
 
Y cuando habla, nos sacude: “Estoy dispuesta hacer cualquier cosa no sólo por mi familia, sino por los 11 millones de indocumentados que estamos aquí”.
 
Ah jijos. Lo dice a sabiendas que se enfrenta al gobierno de Estados Unidos, que su esposo, Oscar Alfaro Paz, tiene una orden de deportación. Y aún así va a la protesta, junto con los pastores evangélicos, los de la CASA de Maryland, que se manifestaron frente a la Casa Blanca y terminaron en la cárcel.
 
Dice Enriqueta Juárez que Barack Obama tiene que dejar de deportar. Habla por 11 millones de mexicanos en territorio estadunidense. Habla que no se puede desmembrar familias, que los padres sean repatriados y los hijos se queden allá.
 
A mí me sacude su lucha. A usted, creo que igual. Enriqueta habla por los mexicanos y nos llena de orgullo que sea de aquí, de Las Choapas, y que dé la cara por sus hermanos de sangre, por los desvalidos que llegaron a buscar una mejor forma de vida y que el sueño esté terminando en pesadilla.
 
Protestar aquí puede ser fácil. En México los mexicanos hablan, marchan, se manifiestan y no pasa nada. Pero hacerlo en un país ajeno, con un gobierno que reprime y que poco quiere para deportar, está cañón.
 
Para entenderla hay que ir a sus orígenes. Su madre, doña Evarista Zapata May, nos dice el cómo llegó a ese nivel de conciencia. Nos habla de sus penurias. Nos refiere que hay que luchar con dignidad.
 
Doña Evarista es pastora evangélica. De ahí le viene a Enriqueta su solidez de principios. Aquí conoció a su esposo, Oscar Alfaro Paz. Él, hondureño, fue auxiliado por la familia de Enriqueta, cuando venía de Centroamérica y cayó del tren. Se hicieron novios, se casaron, tuvieron una hija, y por penurias económicas, se fueron “al otro lado”.
 
Allá trabajaron. Reunieron dinero. Enviaron remesas. Pagaron deudas pendientes, entre ellas la del alumbramiento de su hija. Regresaron y probaron fortuna, pero su tuvieron que ir de nuevo, pues México no da para mucho y allá, con sacrificios y todo, es tierra fértil.
 
Ahora su lucha es para evitar que prosigan las deportaciones, que Obama se comprometa con los latinos que le dieron el voto para ser presidente y luego para reelegirse, y que sea congruente hasta que cese su política de expulsión.
 
Doña Evarista Zapata lo expone de una manera clara: “el gobierno de los Estados Unidos no puede decir que protege a los niños cuando se pretende expulsar a sus padres de un país en el que han trabajado honrada y tenazmente”.
 
Los gobiernos latinos, asegura doña Evarista, deben participar en la presión para que el gobierno de Estados Unidos presente una reforma migratoria que evite que la separación de millones de familias devenga en un caos y violencia por la desintegración.
 
Son planteamientos éticos. No se puede resolver el problema migratorio desmembrando familias. No se puede deportar a los padres y dejar a los niños nacidos en territorio norteamericano. No se puede decir que los niños migrantes tendrán estatus de “refugiados” si a los padres los envían de regreso con las manos vacías y sin sus hijos.
 
Esa es la lucha de Enriqueta Juárez Zapata. Y por eso manifiesta frente a la Casa Blanca.
 
Se expresa. Protesta. Se deja aprehender. Y cuando la prensa la aborda y registra sus palabras, se le escucha decir que está dispuesta a hacer lo que sea no sólo por su familia sino por los más de 11 millones de indocumentados que están en Estados Unidos”.
 
Eso es conciencia de clase, conciencia social, compromiso con sus hermanos y eso sacude a unos y conmueve a otros.
Todos somos Enriqueta Juárez y todos debemos despertar la conciencia por los demás.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])

¿Te ha parecido interesante la columna?

Comentarios

Comparte
La vista se no puede mostrar porque supera el umbral de vista de lista (5000 elementos) aplicado por el administrador.

Para ver los elementos, intente seleccionar otra vista o crear una nueva. Si no cuenta con permisos suficientes para crear vistas para esta lista, solicite al administrador que modifique la vista de modo que cumpla con el umbral de vista de lista.

Más información sobre la creación de vistas para listas grandes.