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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Otra mentirita para el dengue

07/08/2014 10:51 a.m.

Que son 303 en Coatzacoalcos. Que en Las Choapas hay 104. Que en Minatitlán son 66. Y así las cifras, las más optimistas incluso, van diciendo que el dengue en unos lugares se va controlando y en otros sigue sin control.

Son cifras oficiales, o sea, dignas de toda duda.
Son las que nos proporciona el Sistema de Acceso a la Información, las que pasan por la censura de los altos mandos del sector salud y que le dan con cuentagotas a la sociedad.
Son el número de infectados por el dengue, los que sufren los estragos del quebrantahuesos, los que padecen la fiebre altísima.

Y a todo esto, ¿por qué dudo?
Pues porque hay en las cifras sobre el dengue algo de verdad, algo de mentira y algo de preocupación.
La información oficial nos dice que en 2014, son 32.5 por ciento menos casos que en 2013 en el primer semestre del año. Antes fueron 2 mil 813 contagiados de dengue clásico; ahora mil 897.
¿Nos ponemos un cuete para celebrarlo? No. Ora les digo por qué.

En 2013, Coatzacoalcos tuvo 277 casos. Ahora, 303. Se les salió de control en el puerto, pese a las campañas de descacharrización, abatización y demás menjurges que suelen aplicar las autoridades. Se incrementó.
La de Las Choapas es mejor estadística. En 2013 fueron 211 casos; ahora 104.
¿Celebramos? No.

Las cifras dicen que de los mil 813 casos registrados en toda la entidad veracruzana, en cuatro municipios del sur —Coatzacoalcos, Minatitlán, Agua Dulce y Las Choapas— se concentra la tercera parte de los enfermos de dengue. Como para celebrar ese primerísimo lugar.

El problema no está en lo que se nos diga sino en lo que es. Las cifras oficiales vienen maquilladas. Veracruz se distingue desde los tiempos de Fidel Herrera por mentir y ocultar la terrible realidad. Con Javier Duarte es igual.

El sistema de información nos dice una parte de verdad y otra parte de mentira. Recordemos cuando Renato Tronco se fue de la lengua y reveló que por órdenes de arriba se ocultaban las cifras reales del dengue, que había mucho más infectados de lo que se decía.

El Ratón Vaquero puede ser todo, pero es un tonto sincero. Eso que ni qué. Cuando se va de la lengua, suelta la sopa. Y esa vez así fue: la línea fue ocultar las cifras reales del dengue.

Con Fidel Herrera y con el gordo Duarte la instrucción es que a un enfermo de dengue se le diagnostique otra enfermedad. Si tiene fiebre es gripa; si le duele el cuerpo es que se malpasó en una juerga. Lo que sea pero no lo realidad. Y el dengue es dengue aunque la autoridá diga lo contrario.

Pero vamos más allá. El sistema de información consultado dice que disminuyó un 32.5 por ciento el número de casos de dengue. No le creo. Y usted igual.

Se lo digo porque hay una fuente que también sabe mentir: el secretario de Salud de Veracruz, Juan Antonio Nemi Dib.

Dice el turco gordo que en lo que va de 2014 el número de enfermos de dengue se abatió un 75 por ciento. ¡Ajúa! Casi casi, el dengue va desapareciendo por decreto. Así, que Nemi hable del cáncer, de la diabetes, del ébola. Los disminuye con sólo una declaración.

El juego de las cifras es muy propio de los políticos. Ellos las hacen y ellos se las creen. El analfabetismo disminuyó en Veracruz por decreto, aunque la realidad es que más del 10 por ciento de la población no sabe leer ni escribir, lo que es una vergüenza. La pobreza está igual. Con sólo unas palas y unas cubetas, unos pisos fieles, unos programas de abasto de leche, no se abate la pobreza. Son paliativos, pero no son soluciones. Y maquillar la realidad no engaña a nadie.

El dengue no ha disminuido un 32.5 por ciento como dice el sistema de Transparencia y Acceso a la Información. Tampoco un 75 por ciento como dice Nemi Dib. La realidad es diferente. La sabemos los choapenses, los coatzacoalquenses, los minatitlecos, los que vemos a la gente enfermar, los que vemos las nubes de mosco transmisor, los que vemos los criaderos por todas partes.

Sigue el dengue como siempre: fuera de control, no reconocido el número de enfermos, diagnosticados con otra enfermedad, maquilladas las cifras oficiales y desbordado el optimismo de las autoridades.

Pero qué chingón es vivir en la estadística, en la irrealidad.
 
(Comentarios y tips a: [email protected]


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