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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El engaño que se tragó Peña Nieto

15/08/2014 12:24 p.m.
Con show, con helicópteros que vuelan a baja altura, con despliegue policíaco, patrullajes y retenes, la parafernalia de la seguridad, casi CSI o NYDP, o más al estilo de Genaro García Luna y sus montajes. Así recibe Javier Duarte al Presidente Enrique Peña Nieto en sus visitas a Veracruz.
 
Ya se le hizo costumbre al gobernador. Cada vez que viene el Presidente, lo mismo. A dar muestras de que la “polecía siempre en vigilia”, al acecho de los malos, pisándole los talones a la delincuencia, encerrando cabrones que no se sabe si son o no asaltantes o matones, pero los detiene y los exhibe como pillos que deben estar tras las rejas. Y luego están libres.
 
Que si se suelta el rumor de una fuga masiva en el reclusorio Duport Ostión, entonces activa al Mando Único Policial. Las patrullas recorren Coatzacoalcos, los helicópteros sobrevuelan, los policías van de casa en casa preguntando que si ahí han notado algo raro, como si el que esconde a un reo fugado va a decir que sí, que ahí, debajo de su colchón, lo tiene.
 
Y en el sur, los operativos en las ciudades, en Agua Dulce, en Las Choapas, en Nanchital. Y uno se pregunta, como cualquiera con algo de cerebro, pa’ que tanto recorrido en las calles si eso sólo sirve para consumir combustible, quemar la gasolina a lo güey, mientras los asaltantes, los secuestradores y los extorsionadores andan en otra parte, en sitios específicos, dando golpes a la sociedad.
 
Y qué decir del campo, de la zona rural. Ahí el abigeato está en todo su esplendor. Van a los ranchos con sus camiones y se llevan el ganado que quieren, vacas y vaquillas, vacas preñadas, ganado cebú, lo que quieren. Y cuando la autoridá los detiene, resulta que traen facturas de una asociación ganadera o simplemente dicen que son “gente del diputado” y los dejan libres.
 
Ya viene el temible Alfonso Lara Montero. Ya viene, ya viene, ya viene, pero no acaba de llegar. Y por lo pronto, los abigeos lo torean, lo reciben con una oleada de robos, asaltos a ranchos, 40 animales que desaparecen de golpe. Se ve que no lo conocen o hay alguien que se siente muy poderoso hasta el grado de despojar de su patrimonio a los ganaderos y retar a don Foncho.
 
En Minatitlán secuestran y matan al ex líder de la Cámara de Comercio, Humberto Arriaga. Y lo hacen de la peor manera: lo torturan, lo mutilan y le quitan la vida.
 
De él venían exigiendo los líderes empresariales resultados a la Procuraduría de Justicia de Veracruz. Pero nada funcionó. No lo hallaron con vida, no se supo de los plagiarios y estaba desmembrado.
 
El líder de la Canaco de Coatzacoalcos, Esteban Enríquez España, le exige al gobierno de Veracruz que se esclarezcan los asesinatos de Arturo Casados, ex gerente de la Volkswagen, y del pastor Claudio Martínez Morales, líder de la Comunidad de Dios.
 
Enfatizó que mientras las autoridades persisten en exaltar sus logros en materia de justicia, lo cierto es que ya se ha vuelto común que detengan a supuestos sospechosos, los consignen y en el curso del juicio, por errores de procedimiento o errores en la integración de la investigación ministerial, sean liberados por fallas en el debido proceso o violaciones a sus derechos humanos.
 
Para que disminuya el delito es necesario que los delincuentes sean enjuiciados y condenados. Pero en Veracruz ocurre lo contrario. Los responsables de la criminalidad se burlan de la ley y en gran medida es por la complacencia de las autoridades o por su complicidad.
 
Dice el líder de la Canaco que en Coatzacoalcos la gente vive en pánico por la ola de robos a casa-habitación, por robo de vehículos, por asaltos a comercios, por asesinatos, secuestros, extorsiones. Y tiene razón. Esa es la realidad, no la que manejan el gobernador Javier Duarte y el procurador Luis Ángel Bravo Contreras, quienes están empeñados en sostener que el delito va a la baja cuando que los veracruzanos padecen una de las peores rachas de delincuencia.
 
Si la ley no se aplica a quienes han cometido delitos, la delincuencia se incentiva y aumenta, y no frenará a menos que se obligue al gobierno a ejercer su autoridad para investigar y castigar a los infractores.
 
La realidad no se puede ocultar. Lo que hace el gobernador es peliculesco. Cuando viene el Presidente Peña Nieto inventan lo que sea para desarrollar operativos espectaculares, algo que permita ver a la policía en acción, como paladín de la justicia, como el azote de los criminales.
 
Pero todo es falso. A Peña Nieto se le quiere engañar. Veracruz está postrado ante los delincuentes. Una buena parte de la policía es cómplice de ellos. Los otros cómplices están en el gobierno.
 
A mí no me la pegan. Al Presidente hay que darle gato por liebre. El engaño se lo tiene que tragar. Así piensa Duarte. Qué gacho.
(Comentarios y tips a: [email protected])

 

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